En 1979 el binomio Roldos-Hurtado asumió el primer período presidencial tras una década de dictaduras. Los mandatarios electos visitaron Cuenca el 22 de mayo siguiente para conocer las necesidad azuayas. El Semanario AVANCE –antecesor de la presente revista- el 29 de mayo de ese año publicó el Editorial que reproducimos, para mostrar que las aspiraciones de entonces subsisten. ¿Se repetirá la historia…? Las autoridades recién electas tienen la palabra
La ciudadanía de Cuenca y del Azuay ha tenido la oportunidad sin precedentes de plantear –a través de sus autoridades e instituciones representativas- las necesidades y aspiraciones de la provincia ante los futuros mandatarios del Ecuador. En gesto sintomáticamente halagüeño de su gestión, los doctores Roldós y Hurtado iniciaron su gira de reconocimiento de la realidad nacional por la región más preterida del país y, por ello, sometida al injusto tratamiento por los regímenes de turno, en especial por las dictaduras que se han sucedido en la presente década.
En el caso concreto del Azuay, entre las situaciones que exigen atención gubernamental, sobresale nuestra incipiente vialidad, que nos ha reducido a una tácita incomunicación con el resto del país |
Dos días de intensa actividad, de contacto con los problemas del Azuay, han servido para que el Presidente y Vicepresidente electos constaten el estado de verdadera postración en el que nos debatimos, situación ocasionada en gran parte por ese centralismo absorbente que ha operado como obstáculo del progreso comarcano y, en consecuencia, del desarrollo armónico del país.
Entendemos que la casi totalidad de los planteamientos y los puntos de vista presentados por las diversas organizaciones e institucionales oficiales convergen hacia la imperiosa necesidad de llevar a la práctica mediante una planificación responsable y eficaz la tan esperada descentralización administrativa. No es posible que el Azuay y las demás provincias australes continúen soportando las consecuencias del tortuguismo burocrático implementado como norma de acción administrativa; sus apremiantes problemas requieren de la atención inmediata que sólo pueden prestar sus propias instituciones, debidamente capacitadas por medio de un aparato legal y económico que les confiera mayores atribuciones resolutivas en bien de la administración seccional.
En el caso concreto del Azuay, entre las situaciones que exigen atención gubernamental, sobresale nuestra incipiente vialidad, que nos ha reducido a una tácita incomunicación con el resto del país. Apartede la falta de vías que faciliten el tránsito interprovincial en condiciones aceptables, las carreteras que unen los diversos pueblos de la provincia se mantienen en estado lamentable, impidiendo el normal desenvolvimiento de las actividades económicas. Urge, asimismo, la terminación de importantes vías de acceso a otras regiones del país. Entre estas últimas, la carretera Sígsig-Gualaquiza posee una prioridad insoslayable si en verdad reina en el ánimo del nuevo gobierno integrar y vertebrar convenientemente la zonas de producción que deben operar como polos del progreso nacional.
En otros rubros, las necesidades de Cuenca y del Azuay son también apremiantes. Abrigamos la confianza de que el nuevo gobierno –que ha empezado por conocer personalmente la realidad de cada provincia- elaborará planes de acción eficaces para contrarrestar este estado de postración en el que se nos ha reducido en forma secular, dando con ello un paso decisivo y fundamental para el progreso del Ecuador.