La noche del 5 al 6 de junio de 1944 lanzamientos en paracaídas precedieron a una flota de cerca de 5000 embarcaciones aliadas a las costas normandas y al desembarco de 130 000 soldados americanos, británicos y canadienses, para la histórica batalla de Normandía. El Museo recrea el desembarco aliado, con una obra maestra de ingeniería que evoca el fin de la II Guerra Mundial

El “Día D” es sin duda uno de esos datos históricos que no se nos borran de la memoria una vez que lo aprendemos. Este día se representa muy bien en el Museo del Desembarque ubicado justo frente a las costas de Normandía donde ocurrieron los hechos mismos ese 6 de junio de 1944.

El museo cuenta con cuadernos llenos de instrucciones para las diferentes brigadas que desembarcarían armas, uniformes e incluso cajetillas de cigarrillos y envolturas de otros productos que los soldados cargaron consigo. Sin embargo, la serie de objetos que se despliegan como parte de la colección permanente del museo sirven de complemento al escenario natural que puede apreciarse desde adentro. Esto, gracias a que el museo cuenta con un gran ventanal junto al cual se ha construido una maqueta explicativa de las zonas en las que el desembarque tomó lugar. La maqueta incluye marcas topográficas; el objetivo de dichas marcas es explicar concretamente los sitios desde donde avanzaron las más de 160.000 tropas a fin de iniciar la derrota de las fuerzas alemanas que ocupaban Europa.

La “D”, en la operación ‘Overlord’ (nombre en clave que tuvo la invasión), significa “día”, vocablo escogido para ejecutar el desembarque sin correr peligro de que el enemigo se enterara de los planes. El general Dwight D. Eisenhower fue quien estuvo al mando de la misma, y ello tiene sentido puesto que más de la mitad de las tropas eran estadounidenses.

 La autora del artículo en compañía de su esposo, Kevin

Las marcas topográficas hacen claro el panorama de cómo las tropas lograron avanzar de forma que, a pesar de que murieron aproximadamente 10.000 soldados, las fuerzas alemanas no tuvieron más opción que retirarse. Por un lado, el contingente mecánico con el que se ingresó era extraordinario, pues se contó con un total de casi 13.000 aviones y más de 5.000 barcos. Desde los aviones se lanzaron miles de soldados en paracaídas mientras que, desde los barcos, descendieron otros cuantos miles. Mas la estrategia sorprendente radica en el hecho de que los soldados fueron instruidos para ingresar en grupos por dispersas zonas de la costa y, a la vez, cubrirla sin que fuera fácil hacerlos blanco del contraataque que, por supuesto, era inminente.

Las cinco playas a lo largo de cuya costa se desplegaron las tropas invasoras incluyen Omaha, Juno, Utah (donde está ubicado el museo), Gold y Sword. La entrada silenciosa de embarcaciones y aviones se hace a partir de la medianoche y a las 6:30 de la mañana, cuando ya la luz del día cubre la costa entera, las brigadas ingresan con toda la fuerza y el respaldo de vehículos y armamento.

Las brigadas estadounidenses desembarcaron precisamente en la playa Utah, motivo por el cual la municipalidad de la zona abrió este museo en 1962, como forma de conmemorar este día clave. El museo cuenta con una película titulada ‘La Playa de la Victoria’, recurso que aclara aún más el motivo por el cual la ejecución del plan se considera como la operación anfibia más fabulosa de la historia militar.

Aparte del despliegue estratégico, parte de la victoria se debe a que los alemanes, habiendo escuchado rumores de una posible invasión, se ubicaron en conglomerado en la costa más estrecha del Canal de la Mancha, convencidos de que la entrada se haría solamente por la parte angosta puesto que ello era lo lógico. Ese mal cálculo ayudó a que la estrategia brillantemente comandada por Eisenhower fuera un éxito; las bajas fueron en su mayoría estadounidenses y hasta hoy se les recuerda con profundo agradecimiento mediante carteles de lona puestos por el Municipio y con la presencia de la bandera estadounidense en varios puntos de Normandía.

Luego de la visita al museo, un paseo por la playa trae más a la vida el desembarque increíble que logró la posterior liberación de Europa. Allí, se han mantenido sobre la arena algunos restos de artefactos de guerra. Su presencia le da un aspecto militar a la playa y, dado el contexto histórico del cual la zona nunca podrá deslindarse, los habitantes de Normandía apoyaron masivamente el mantener dichos artefactos sobre la arena. Sin esos artefactos, el sabor a guerra que se siente en los pueblos aledaños no sería tan impactante porque, a la final, el desembarque es la clave de los hechos posteriores durante la II Guerra Mundial y es un día que los habitantes de Normandía no permitirán que se olvide jamás.

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