Así solitaria se presentó Cuenca hace dos años, cuando el confinamiento obligó a sus habitantes a permanecer recluidos en sus domicilios para evitar el contagio.

La pandemia trajo desesperación y muerte pero las vacunas han salvado a la población que ya respira con alivio la vuelta a la normalidad sanitaria. La crisis también generó ingeniosos emprendimientos

La salud de los habitantes del mundo está dos años en vilo por la pandemia del COVID-19 y sus variantes. Un virus aparecido en China a fines de 2019, de origen discutido, ha puesto a prueba a la ciencia y ha desafiado a la humanidad del siglo XXI.

La pandemia tomó por sorpresa a los gobiernos, a la Organización Mundial de la Salud y a los científicos. Ningún país estuvo preparado para afrontarla y las vacunas llegaron a paliar la crisis sanitaria a un año de los primeros casos, cuando millones de personas se contagiaron y también millones murieron.

En marzo de 2020 el presidente Lenín Moreno implantó el confinamiento de la población ecuatoriana y una realidad espantosa cundió por el país: las calles desoladas, sin tránsito motorizado ni humano, horarios restringidos para aprovisionarse de alimentos con alcohol a la mano y la mascarilla al rostro, como en todo el mundo.

A comienzos de junio de 2020 las estadísticas eran escalofriantes: 6.5 millones de contagios a nivel global, con 390 mil personas fallecidas. En el Ecuador pasaban de 41 mil los casos y los muertos superaban los 3.500. Estados Unidos tenía dos millones de contagios y 110 mil fallecidos; Inglaterra 31 mil muertos; Italia más de 35 mil y Brasil más de 32.000.

Guayaquil fue un infierno con cadáveres en calles y sitios públicos, abandonados de los familiares por miedo al contagio o por no tener dinero para pagar en los crematorios y los cementerios. En medio de la desesperación la corrupción negoció con sobreprecios fundas para los cadáveres, pruebas médicas e insumos. El 3 de junio de 2020 fue allanado el domicilio del ex presidente Abdalá Bucaram y se decomisó un cargamento de medicinas contra el Covid que debían estar al uso de instituciones públicas de salud. Asociaciones ilícitas para negociar medicinas fueron descubiertas pero los implicados ganaron las demandas o las demoran, pese a las pruebas en contra y hasta el asesinato de involucrados que podían delatarlos.

En la retina de los ecuatorianos quedó marcada la vergonzosa imagen de aquel destituido ex gobernante que alzando las manos gritó con cinismo “Viva la Patria” al entrar en un recinto policial, donde se enfermaría para acceder a prisión domiciliaria y lograr luego la impunidad.

  No faltaron medios de comunicación que usaron el tema trágico con una delectación morbosa merecedora de censura pública.

 Imagen desolada de la calle Presidente Córdova, por la que no transita ni un alma

 

Al empezar la segunda mitad de febrero de 2022 el registro mundial de contagios se aproximaba a 420 millones: 160.5 millones en Europa; 144 millones en América; 93 millones en Asia; 11 millones en África; y 2.8 millones en Oceanía.

Los muertos se aproximaban a seis millones en el mundo: en América 2.5 millones; en Europa 1.8 millones; en Asia 1.2 millones; en África 244 mil; y en Oceanía 7.400.

En el Ecuador los contagios llegaban a 480.720; habían muerto por Covid 21.446 personas y casos probables adicionales serían 9.351. En la provincia del Azuay, serían 26.413 contagiados, 1.095 muertos por Covid y 205 probables. En todos los casos, las cifras serían mayores, por confusión y errores de registro, especialmente en los primeros meses de la pandemia.

En los dos años se han producido variantes de contagios, con rebrotes por exceso de confianza del público para no respetar las medidas sanitarias en festividades populares, conmemoraciones cívicas y tradicionales con promociones comerciales o deportivas. El gobierno, para incentivar la producción y el turismo, fue complaciente. Se teme que el reciente carnaval traiga una nueva ola de contagios que se detectaría a mediados de marzo.

 

LA OPINIÓN DE UN MÉDICO

Bernardo Vega Crespo, médico, docente titular de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca, comentando sobre los dos años de Covid en el Ecuador, señaló:

“La pandemia reveló la importancia de un sistema público de salud que garantice este derecho en las esferas de la prevención, promoción, tratamiento y recuperación de la salud.

Es necesario reforzar este sistema público de salud, pues, en los momentos más álgidos de la pandemia llegó a saturarse, no dando abasto para la atención de los pacientes con covid 19 y limitando la atención de otras enfermedades.

El número de camas hospitalarias en el sector público, así como el número de personal de salud no ha crecido en la misma proporción que la población, lo que condujo a que el sistema ya se encuentre con sobredemanda antes de la pandemia.

Existe una deuda pendiente del estado con el fortalecimiento y la descentralización del ministerio de salud y el IESS, pues redunda en una limitación en la atención de una población cada vez más necesitada de salud integral”.

 

LOS QUE SACARON PROVECHO

El COVID 19 ha asestado el golpe más severo contra la humanidad en más de un siglo. No obstante, frente al dolor y la desesperación por la pérdida de vidas, retrocesos económicos, quiebras industriales y comerciales y sus secuelas sicológicas, hay “beneficios” de la tragedia.

El número de farmacias ha crecido en forma sorprendente. Según la ARCSA, región 6, el año 2020 se cerró con 1023 boticas con 751 en Azuay (576 en Cuenca), 179 en Cañar y 93 en Morona Santiago. El 2021 se cerró con 1.192 boticas: 860 en Azuay (656 en Cuenca), 213 en Cañar (72 en Azogues) y 119 en Morona (42 en Macas). En las tres provincias se incrementaron 159 boticas, de ellas 109 en Azuay; 34 en Cañar y 16 en Morona. En Cuenca aumentaron 95 boticas.

La misma Agencia Sanitaria tiene registradas 96 funerarias y 66 cementerios en las tres provincias, los cuales tuvieron una intensa ocupación por el exceso de muertes debido al Covid, lo que significaría ingresos económicos fuera de los previstos en tiempos normales, por la venta de servicios y de los féretros.

El sector turístico sufrió un colapso el primer año de la pandemia y muchos hoteles y restaurantes cerraron, pero surgieron negocios de comidas a domicilio, con profusión de motociclistas que encontraron una fuente inesperada de ingresos, pero un riesgo en la transportación, con accidentes diarios considerables. Fabricantes o vendedores de motos tuvieron ganancias inesperadas.
Los hospitales, clínicas particulares y laboratorios obtuvieron beneficios económicos por la cantidad de pacientes que no daban abasto a sus instalaciones. El lucro ha sido consecuencia de la epidemia, con poca vigilancia estatal para controlar sobreprecios. Una prueba PCR de Covid empezó costando hasta más de 120 dólares, pero rebajó a una tercera parte cuando la competencia entre laboratorios produjo reducción de costos.

Los medios de comunicación impresos sufrieron golpes por la pandemia, por la rebaja en la circulación, pero sobre todo porque se expandió el uso de la internet y las redes sociales para la propagación informativa, adelantándose en muchos años el uso generalizado de estos sistemas de comunicación. También cerraron sus audiciones numerosas radiodifusoras.

La crisis humana y económica generada por la pandemia ha generado emprendimientos que empiezan a presentarse como consecuencia de las experiencias, a través de las cuales gente con iniciativas, especialmente jóvenes, encontrarán fuentes productivas que no se habrían dado, sin la alarmante situación advenida en todos los órdenes de la vida, por el Covid 19 y sus variantes.

La gestión gubernamental frente a la crisis sanitaria tiene dos vertientes: una primera, de inoperancia y corrupción, en el último año del gobierno de Lenín Moreno y, una ágil y oportuna dedicación a encarar con las vacunas a la población ecuatoriana, que constituye lo más rescatable de los primeros meses del gobierno del presidente Guillermo Lazo. Es posible que antes de medio año, el Ecuador pueda volver a la normalidad de vida y de salud, si las consecuencias biosanitarias de las libertades colectivas en el reciente carnaval son favorables.

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