La revista fue antecedida por 108 ediciones del semanario del mismo nombre que apareció el 14 de mayo de 1978. Los hermanos Marco y Rolando Tello; Eliécer Cárdenas Espinoza, Segundo Abad Verdugo, Román Carpio Vintimilla iniciaron el semanario, al que se incorporó Julio Carpio Vintimilla en octubre de 1978 y continúa en la revista, con los hermanos Tello y Eliécer Cárdenas, a los que se sumaron luego personajes de la cultura, el periodismo, la educación, como el arzobispo Alberto Luna, Elson Rezende de Mello, Jorge Calvache, Antonio Borrero Vintimilla, Jorge Durán, en años iniciales, más Eugenio Lloret Orellana, Alba Luz Mora, Edgar Coello García, Yolanda Reinoso Barzallo, Leonardo Berrezueta, a partir de 2000. Algunos ya no viven.

 Fundadores del Semanario en 1978: Rolando Tello, Eliécer Cárdenas, Román Carpio, Marco Tello y Xavier Abad.

AVANCE es una de las revistas de mayor permanencia en la historia del periodismo ecuatoriano. Su recorrido va desde cuando en las impresiones predominaba una tecnología precaria, apenas más avanzada de la que usó Fray Vicente Solano en 1828, hasta el vertiginoso desarrollo de la industria gráfica. La informática y nuevas tecnologías de comunicación revolucionaron los sistemas editoriales y el ejercicio periodístico al que se ha ido incorporando AVANCE, presente también en el mundo en versiones digitales.

La revista muestra los cambios que han ocurrido en este lapso en la vida y en el destino de los pueblos y de la humanidad. La conmemoración propicia evocar algunos hechos en estas décadas de permanencia lograda con el apoyo de los lectores, de entidades públicas y privadas, de anunciantes y amigos que alientan el esfuerzo. También, para agradecer a los redactores leales y constantes, sin los cuales no se habría podido transitar tan largo y buen camino.

 

PAUTE Y LA ELECTRIFICACIÓN NACIONAL

El 20 de mayo de 1983 el Presidente Osvaldo Hurtado Larrea puso a operar la primera de cinco turbinas de la casa de máquinas de la Central Molino, en las entrañas de una montaña en Guarumales, a 125 kilómetros de Cuenca. En la imponente caverna de 100 metros de largo, 40 de ancho y 45 de altura, cabría una construcción tan grande como una catedral.

 En febrero de 1983, llenado del embalse de la presa de Amaluza, que no se ha vaciado hasta hoy.

La obra la concibió en 1962 el ingeniero Daniel Palacios Izquierdo, nativo de Guachapala, entonces parroquia del cantón Paute, cuya genial idea se creyó irrealizable, pese a que su primitivo proyecto tenía proporciones menores a las que, con técnicas modernas, se logró acrecentarla. En el sitio San Pablo, el río Paute forma una curva de trece kilómetros en los que desciende mil metros. Una presa de hormigón de 170 metros de altura por 420 de coronación, en Amaluza, acumula 120 millones de metros cúbicos de agua, para a través de un túnel de más de seis kilómetros conducirlas hasta la casa de máquinas y precipitarlas por una tubería inclinada de 800 metros sobre cinco turbinas pelton capaces de generar 100 kilowatios de electricidad cada una. Para construir la presa el río Paute fue desviado cuatro años por un túnel de 580 metros para secar el sitio de cimentación de la estructura de ocho millones de quintales de cemento y miles de toneladas de hierro.

La obra la iniciaron en 1976 las dictaduras militares, dejándola en un 40%, correspondiendo el 60% al período de Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado. La ejecución fue un espectáculo de la técnica y la mano de obra de trabajadores nacionales y extranjeros con hasta cuatro mil obreros en jornadas ininterrumpidas de día y noche. El costo de esta fase del Proyecto Paute llegó a 18 mil millones de sucres, la inversión más grande en una obra en la historia del Ecuador. Entonces la Refinería de Esmeraldas, valorada en tres mil millones de sucres, se consideraba la mayor inversión del país.

La Central Molino permitió llevar energía eléctrica a todo el territorio, a través del sistema nacional interconectado, para duplicar del 32 al 64% la generación hidroeléctrica. En la excavación de las montañas para obras subterráneas, movimientos de tierra y accidentes laborales, perecieron más de sesenta técnicos y obreros. Obra referente en el desarrollo del Ecuador, es un monumento al trabajador ecuatoriano, con historias de episodios que nadie los ha recopilado y se olvidarán cuando sus protagonistas hayan cumplido su tránsito por la vida.

Luego vinieron las etapas del proyecto integral Paute, Mazar, Molino, Sopladora, pero en ninguna hubo similar lucha del hombre con las fuerzas milenarias de la naturaleza, pues los carreteros, las experiencias, las nuevas tecnologías, volvieron rutinarios los trabajos. La presa de Mazar, aguas arriba de la de Amaluza, embalsa 400 millones de metros cúbicos de agua y forma el lago más grande del Ecuador, pues su cola llega a 25 kilómetros, al pie de Guachapala, pueblecito donde nació Daniel Palacios Izquierdo, cuya genial locura se hizo realidad. Él murió en un accidente en la zona del proyecto.La presa de Amaluza lleva su nombre.

 

TRAGEDIA AÉREA A SEGUNDOS DEL AEROPUERTO

Entre los 70 y 80 del siglo pasado reiterados accidentes aéreos enlutaron a Cuenca. El 13 de julio de 1983 fue el más catastrófico, cuando un Boeing de TAME se impactó en una colina, a segundos de tomar pista en el aeropuerto cuencano.

 Los restos del avión en la colina de Bashún, con la ciudad de Cuenca y el aeropuerto al fondo.

Ese mes AVANCE publicó un amplio reportaje, tema doloroso en la historia de la aeronavegación ecuatoriana. Se resumía así el percance: “El 11 de julio el más moderno avión comercial del Ecuador –un Boeing 737-200 de TAME- cumplía un vuelo regular entre Quito y Cuenca con 113 pasajeros a bordo y 6 tripulantes. Era un día despejado en todo el trayecto. Transcurridos los 44,5 de los 45 minutos del viaje el piloto, general Jorge Peña Terán –que desde hacía unos diez minutos volaba sin instrumentos- se aprestaba al aterrizaje en el aeropuerto Mariscal Lamar de Cuenca, cuando de pronto entró el aparato en una zona brumosa que ocultó la visibilidad del aeropuerto. Retacó la máquina para cobrar altura, pero la cola se golpeó contra una colina comparable en altura a un edificio de cuatro o cinco plantas. Por la fuerza del golpe la nave en proceso de elevación estalló en el aire, para caer en pedazos en un área de cuatrocientos metros. No quedó un solo sobreviviente. La pequeña lomita de Bashún se convirtió en fracciones de segundo, en un gran cementerio con los cadáveres a flor de tierra y algunos de ellos, como los fierros retorcidos del aparato, humantes. En los árboles del bosque a la falda occidental de la colina se veía, horas y días después, prendas de vestir de los pasajeros que, como sus extremidades y partes del cuerpo, se habían desgarrado. Quizá –y no deja de ser un consuelo humano- ni siquiera tuvieron tiempo para advertir el fulminante cambio de la vida a la muerte. Demoraron en morir lo que tarda en apagarse un foco cuando accionamos un interruptor”.

Las investigaciones concluyeron que el accidente obedeció a una falla humana. El viejo piloto que comandaba el más nuevo avión de TAME, dos veces anteriores había fallado en el aterrizaje y desvió a otros aeropuertos del país.

 

EL PAPA JUAN PABLO II EN CUENCA

Del 31 de enero al 2 de febrero de 1985 visitó Ecuador el Papa. En Cuenca estuvo entre las 11H00 y las 18H00 del 31de enero. Gobernaba el Ecuador León Febres Cordero y la presencia del máximo líder católico no dejó de recibir opiniones de carácter político, cuando se le vio al mandatario comulgando de manos del Pontífice.

1985: Juan Pablo II con el arzobispo Alberto Luna, en la visita a Cuenca.

La corta visita concentró a cientos de miles de personas en las calles por las que recorrió desde el aeropuerto hasta el campo eucarístico en una explanada al norte de la ciudad, al pie de una colina con un gran rótulo que decía TÚ ERES PEDRO, nombre con el que se conoce hoy al paraje con un parque de recreación y deportes en el barrio Miraflores.

El arzobispo Alberto Luna acompañó a Juan Pablo II en los actos en Cuenca. El Alcalde Xavier Muñoz le entregó las llaves de la ciudad. Al medio día presidió una misa ante la más grande concentración humana producida en la historia de la ciudad. En la tarde, el Pontífice acudió a la Catedral de la Inmaculada, donde recibió a religiosas de claustro, padres de sacerdotes y reclusos de las penitenciarías. El Papa vino a Cuenca procedente de Quito y después se trasladó a Guayaquil, de donde partió el 2 de febrero al Perú. En enero y febrero de 1985, AVANCE publicó aparte de información de la visita papal, reportajes, entrevistas y comentarios que son testimonios históricos.

 

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

El 1 de diciembre de 1999 fue inolvidable e histórico para los cuencanos: el Comité Mundial de la UNESCO reunido en Marakech, al norte de África, proclamó por unanimidad el ingreso de Cuenca del Ecuador a la nómina de ciudades patrimoniales de cultura del mundo.

 Juan Cueva Jaramillo, diplomático ecuatoriano que apoyó la declaratoria de la UNESCO, con Fernando Cordero, Alcalde que logró el reconocimiento patrimonial, luego de colocar la placa alusiva, en el parque central de Cuenca.

La noticia despertó temprano a la ciudad que se vistió de fiesta. El Alcalde Fernando Cordero, presente en la cita de la UNESCO, llamó a los medios de comunicación de Cuenca para dar la primicia. Los templos redoblaron sus campanarios, las emisoras repetían la canción de la Chola Cuencana, himno popular de la ciudad, alternando con declaraciones de autoridades entusiasmadas por la conquista lograda luego de un largo proceso que vendría desde los años 80 del siglo pasado. El premio logrado se sustentaba en la preservación arquitectónica en armonía con el paisaje de la ciudad bañada por cuatro ríos. La zona de El Barranco, lo más pintoresco que divide a la ciudad antigua de la moderna, con el río Tomebamba en medio, era uno de los testimonios emblemáticos de singularidad que hacían de Cuenca una joya de belleza, de tradición, de cultura.

Días después, el 7 de diciembre, el Alcalde Cordero retornó a su ciudad que le recibió como a héroe, con una caravana de vehículos que demoró más de una hora para recorrer los tres kilómetros que separan el aeropuerto del centro de la urbe.

La declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad elevó el ánimo de los cuencanos, pues proyectaba una nueva dimensión en el futuro de la ciudad, que empezaba a prever con optimismo el anuncio de un nuevo siglo en la historia. No obstante, con los años, autoridades y ciudadanos acostumbrados a la nominación mundial, parecerían no sentir aquel honor con el ferviente entusiasmo inicial. El interés lucrativo se impone sobre los valores del pasado dignos de preservación en el presente y en el futuro.

LA TRAGEDIA DE LA JOSEFINA

El fenómeno hidrogeológico de La Josefina es uno de los hechos noticiosos más destacados del Ecuador en el siglo XX. La noche del 29 de marzo de 1993 el cerro Tamuga, aproximadamente 20 kilómetros al oriente de Cuenca, se derrumbó sobre los ríos Jadán y Cuenca taponándolos con 50 millones de metros cúbicos de tierra que formaron un dique de 120 metros de alto y 800 de coronación.

 1 de mayo de 1993: desfogue violento del lago de La Josefina.

Durante 33 días los ríos provenientes de Cuenca y de Azogues, más decenas de quebradas crecidas por un riguroso invierno, formaron un lago de mil hectáreas entre los encañonados de El Tahual, hasta desfogarse con furia el 1 de mayo causando destrozos viales, de obras públicas, sembríos, plantas productivas. La súbita inundación en la noche sorprendió a los vecinos del sector llamado La Josefina, muchos de los cuales perecieron sepultados o arrastrados por las aguas.

Aguas arriba del dique crecía el lago cuyo centro era el puente de El Descanso, sumergido cuarenta metros, mientras aguas abajo la población dejó las viviendas por el riesgo de un desfogue violento, para instalarse en refugios en las colinas.

Fue un espectáculo pavoroso, cuyo origen sería la explotación irracional de áridos en la zona plagada de fallas geológicas. Equipos privados y públicos intentaron abrir un canal en lo alto del dique para un desfogue controlado, pero el trabajo de semanas se fue al agua cuando súbitamente cedieron los materiales a la presión de 200 millones de metros cúbicos de agua del lago que buscaba escaparse. El 1 de mayo, en tres horas, se vació la mayor parte de las aguas taponadas, quedando un lago residual que demoró más de una década para vaciarse por completo. El día del desfogue, los vecinos miraron, desde los refugios en las lomas y en colinas próximas a la ciudad de Paute, cómo la corriente de hasta nueve mil metros cúbicos por segundo destruía sus propiedades y viviendas.

Veinte y ocho años después del episodio, los mayores –que entonces eran jóvenes- cuentan a sus hijos y nietos la catástrofe de La Josefina, como una de las leyendas increíbles de las que fueron testigos. Una casa de madera en las cercanías de El Descanso, a la que su dueño hizo flotar sobre tanques llenos de aire, fue a parar en terreno ajeno cuando bajaron las aguas y aún permanece, al comenzar el desvío de la Panamericana hacia San Cristóbal, como testimonio del fenómeno, dividiendo en un antes y un después la vida de centenares de familias y marcando, asimismo, un referente histórico en el destino de la región.

 

UN ENCUENTRO CON ALFARO VIVE CARAJO

El gobierno de León Febres Cordero persiguió a muerte al grupo guerrillero Alfaro Vive Carajo, acusado de narcotraficante, violador, asaltante de bancos y muchos crímenes. La noche del domingo 2 de febrero de 1986 el Director de AVANCE, Rolando Tello, con los periodistas Jorge Piedra Ledesma y Alberto Machuca, fueron secuestrados por militantes de la agrupación y conducidos a una rueda de prensa clandestina con el máximo dirigente de la organización, Arturo Jarrín, por quien, vivo o muerto, se ofrecía una recompensa de seis millones de sucres.

 Reportaje de la rueda de prensa clandestina, en febrero de 1986. Los periodistas Jorge Piedra, Rolando Tello y Alberto Machuca, con las gafas con las que fueron conducidos.

Eran tiempos de terror, por las acciones del grupo extremista de izquierda y la reacción brutal del gobierno: alfarista que aparecía era acribillado. Poco antes, el secuestrado banquero Naún Isaías y varios combatientes de AVC perecieron en un operativo violento de rescate. “En 1986 derrocaremos a la oligarquía o moriremos”, dijo Jarrín a los periodistas secuestrados, durante el diálogo en un sitio al que los llevaron vendados luego de recorrer más de una hora por zonas periféricas de Cuenca para despistarlos. En la conversación participó también Rosa Mireya Cárdenas, por quien también se ofrecía una recompensa. Ella desempeñó un alto cargo en el gobierno de Rafael Correa.

Arturo Jarrín cayó muerto pocos meses después, en una supuesta emboscada en Quito, pero nunca se esclareció si hubo tal emboscada o fue traído desde Panamá, donde al parecer le localizaron y asesinaron para traerlo muerto al país en un montaje para aparentar un enfrentamiento armado.

AVANCE de ese mes publico un amplio reportaje con las declaraciones de Arturo Jarrín, en aquella rueda de prensa clandestina y las circunstancias que la rodearon, con gente armada que custodiaba al dirigente máximo de AVC. Es una de las destacadas experiencias periodísticas en los cuarenta años de AVANCE. Rolando Tello ubicó con exactitud el sitio donde se encontraba Jarrín, pero cuando policías y militares le pidieron información, aseguró no tener idea. Ahora, más de 36 años después, dice que fue una casa en una calle adyacente a la avenida Don Bosco, cerca al actual Colegio Técnico Salesiano. “Me perdí los seis millones de sucres, que entonces eran mucha plata, pero tengo mi conciencia tranquila”, comenta de experiencia periodística inolvidable de la que conserva la grabación del diálogo con Arturo Jarrín y documentos y publicaciones que él puso en sus manos.

EL DÓLAR LE MATÓ AL SUCRE

El remplazo del sucre por el dólar marcaría en el año 2000 un cambio en la vida de los ecuatorianos. También la caída del Presidente Jamil Mahuad. En las últimas tres décadas del siglo XX habían proliferado los bancos, más de treinta, de los cuales al finalizar 1999 fueron eliminados 19 que operaban con perjuicios al Estado y a los clientes. La debacle del sistema financiero y la devaluación del sucre fueron frenados con la dolarización. En el último cuarto del siglo XX el sucre experimentó grandes devaluaciones: en 1975 se cotizaba a 25 sucres por dólar y en el gobierno de Mahuad pasó de cinco mil sucres en agosto de 1997 a 25 mil en enero de 2000.

Billete de 50 mil sucres, poco antes de la dolarización.

Creado en marzo de 1884 por decreto del gobierno de Plácido Caamaño en homenaje al prócer independentista Antonio José de Sucre, estuvo antecedido por unas monedas sin forma acuñadas en Quito en el siglo XVII y a las que sucedieron las macuquinas, o monedas circulares: en 1821 circulaban monedas de ocho reales con las letras MDQ, que significaban Monedas de Quito. En 1831 el primer Presidente, Juan José Flores, decretó la producción de monedas que circulaban simultáneamente con las foráneas, españolas, con la inscripción El Ecuador en Colombia, cambiada en 1835 por el Presidente Rocafuerte con la inscripción República del Ecuador. En Cuenca, Manuel Sangurima, hijo de Gaspar Sangurima, tenía autorización para acuñar monedas, entre ellas el Calé, equivalente a 2.5 centavos de sucre, con el que se podían comprar cosas indispensables del día en familia.

Lo que no ha cambiado, con el sucre y con el dólar, es la corrupción, que ha alcanzado niveles incalculables en las últimas cuatro décadas. Una nota periodística de Avance de abril de 2000, sobre la desaparición del sucre, apuntaba: “Su extinción implica a más de mutilación de la identidad nacional, la desaparición de un testimonio material vinculado a la economía de los ecuatorianos de todas las condiciones sociales y económicas: las transacciones cotidianas, las limosnas, los negocios y negociados, las fortunas, la prosperidad honesta, la corrupción, compra de conciencias y hasta la prostitución han tenido en el sucre un símbolo común”.La mayor parte de los ecuatorianos nacidos a partir del año 2000 ignora que el Ecuador tuvo una moneda distinta al dólar solamente hace dos décadas.

 

EL CAJAS, VIRGINAL PARAJE DE MILAGROS

Un fenómeno de connotaciones religiosas y paganas reunió a multitudes en la zona de El Cajas, a media hora de Cuenca, para escuchar mensajes que daba supuestamente la Virgen María a través de Patricia Tálbot, joven de 17 años que hacía de médium.

 La joven Patricia Talbot, al centro, preside un oficio en 1989 en Cajas. En primer plano, a la derecha, en oración, de rodillas, Gastón Ramírez, dirigente del movimiento religioso.

Entre agosto y septiembre de 1989 fueron las mayores concentraciones en el sitio escogido por la Virgen para manifestarse a los humanos. Pero desde un año antes personas que lideraron la devoción merodearon la zona buscando el lugar apropiado para reunir multitudes. Lizardo Guevara, campesino de predios aledaños había recibido la propuesta de negociar sus terrenos para algo “grandioso”, según dijo en una entrevista con AVANCE. Él se había negado a desprenderse de sus propiedades y esto motivó que las peregrinaciones cambiaran la ubicación inicial. El arzobispo Luna Tobar nunca dio crédito a las apariciones, pero recibió a la medium y a los promotores que el 12 de septiembre de 1989 suscribieron un voto de silencio que incluía la suspensión de las peregrinaciones, lo que no llegó a cumplirse.

La zona de El Cajas, con paisajes montañosos y fuentes de agua provenientes de más de 200 lagunas, es un campo de belleza telúrica, donde el clima varía en las horas del día, con lluvias, neblina o soles caniculares. Mucha gente llegó por primera vez al sitio, atraída por la devoción o la esperanza de recibir milagros. Era un espectáculo extraordinario ver personas arrodilladas, en éxtasis, contemplando deslizarse el sol vertiginosamente, fenómeno explicable por la fuerza del viento empujando a las nubes.

Más de tres décadas después de las “Apariciones de El Cajas”, persisten las peregrinaciones y los fines de semana sacerdotes que van a celebrar oficios que forman parte de un turismo religioso que ha acabado por implantarse.

El arzobispo Luna dio una entrevista con profundas reflexiones respaldadas en conceptos teológicos, para concluir que las apariciones no fueron manifestaciones de fe y religiosidad. En archivos la revista guarda la grabación de ese testimonio del acontecimiento que es parte de la historia de Cuenca..

 

 

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