La avenida Loja muestra las precarias condiciones urbanas que tenía hace cuatro décadas y un viejo bus aparece en sentid o contrario a la dirección actual. Era y es la importante vía de acceso a Cuenca desde el sur.
Derecha: La nueva fisonomía de esta avenida, con la calzada bien pavimentada y con espacio para uso exclusivo de los ciclistas. El antiguo local educativo de una comunidad religiosa se mantiene intacto.

Al cumplirse cuatro décadas desde que la revista AVANCE salió por primera vez en septiembre de 1981, muchos se han sorprendido. Hasta para los responsables de la publicación ha sido una sorpresa: el tiempo ha pasado volando.

Algunos, nacidos por la época –que ya son cuarentones- han expresado su admiración porque la revista haya seguido paso a paso el desarrollo de Cuenca y del país, en un lapso de grandes cambios en la forma de vivir, de trabajar, de romper barreras opresoras, de comunicarse con el país y el mundo.

En efecto, hace cuatro décadas Cuenca empezaba a superar su secular aislamiento, con carreteras peores que las actuales de conexión con el país. La telefonía de “larga distancia” era rudimentaria, con dificultades para conectarse internamente y peor con el exterior.

La revista vivió la rapidez de los cambios: desde la impresión en talleres rudimentarios, acoplándose a las transformaciones informáticas; desde las fotos reveladas en cámaras oscuras, los clisés de plomo, hasta la magia de los teléfonos celulares para la conexión instantánea de la gente con cualquier parte del mundo, mirándose las caras. Esta globalización es reciente.

Cuánto cambió Cuenca en este lapso muestran unas imágenes de las primeras ediciones de este medio, con tomas de los mismos sitios en estos días. La vida es renovación, cambio, progreso, desarrollo, pero admira que todo haya ocurrido a tal velocidad, sólo en renovación física, pues igual ha pasado en lo cultural, social, político, humano, religioso: cada vez la gente piensa, siente y vive con los pies más firmes sobre el mundo, persiguiendo los mejores sueños. Nunca estará del todo contenta, pero según estas fotos hoy se vive mejor que hace tan corto tiempo. Ojalá también pensáramos mejor que entonces…

 En la parte occidental de la avenida Gran Colombia prácticamente empezaba el área rural de Cuenca, con una vía de tierra bordeada de árboles de eucalipto.  Hoy la ciudad se ha extendido en esta dirección con grandes edificios de imponente arquitectura. El tranvía es un elemento que imprime modernidad al sector.

 

 El hotel La Laguna, en construcción, era una de las edificaciones más notables de Cuenca a comienzos de los años 80: un desafío de profesionales cuencanos con una nueva visión arquitectónica.  El antiguo Hotel La Laguna hoy se llama Oro Verde: ha desaparecido el lago que le singularizaba y es un establecimiento que forma parte de una cadena de lujosos hoteles en el Ecuador.

 

 La esquina de la Gobernación, calles Bolívar y Luis Cordero, sitio de convergencia de las marchas populares, especialmente estudiantiles, por los infaltables reclamos y las protestas. El humo tóxico de los neumáticos en llamas era parte de estas manifestaciones.  La Gobernación sigue siendo epicentro de las protestas públicas. Pero en octubre de 2020, brigadas militares y policiales, con equipamientos motorizados o con acémilas, impidieron que las marchas llegaran al sitio.

 

 El barrio de El Vado, con el puente del mismo nombre sobre el Tomebamba, en cuyas orillas se mira la ropa de las lavanderas que imprimían un sello pintoresco de identidad al sector, en cuyas calles paraban buses de servicio rural.  Remodelado, el barrio de El Vado luce hoy una fisonomía moderna y atractiva, que le convierte en sector preferido para los recorridos de turistas nacionales y del mundo.

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