La colección del artista incluye objetos de todo tamaño, pero resaltan los que son fruto de sus estudios del movimiento del vidrio caliente y cuyo fruto consiste en piezas de gran belleza ornamental, que tienen forma de flor abierta y fueron terminadas con el uso de tintes de colores

Dale Chihuly es uno de los escultores más sobresalientes de Estados Unidos; su trabajo ha sido exhibido en museos tan prestigiosos como el Louvre fuera de su país natal y el Metropolitan Museum of Art dentro de su país. Lo impresionante de este escultor radica en dos aspectos: el tamaño de sus esculturas y las formas inesperadas que cada instalación tiene, dependiendo de cuál sea el efecto que el escultor quiere inducir en el espectador.

Aunque el trabajo de Chihuly puede admirarse en distintos sitios de Estados Unidos, el Centro de Artes Morean, ubicado en St. Petersburg, Florida, ha hecho una gran contribución a la obra de este artista al convertir su galería en la sede permanente para exhibir las genuinas esculturas de vidrio que Chihuly crea. La visita a esta colección permanente puede complementarse con otra al taller de vidrio soplado, donde el visitante puede experimentar en persona lo que implica trabajar con vidrio caliente para formar diversas figuras.

La colección se abre a la entrada con una escultura que alcanza los 20 pies de altura y está conformada por una serie de cristales teñidos de rojo cereza. Esta escultura de por sí es una obra de arte única. Adentro, la colección del artista incluye objetos de todo tamaño, pero hay que recalcar las que son fruto de sus estudios del movimiento del vidrio caliente, y cuyo fruto consiste en varias piezas de vidrio de gran belleza ornamental, puesto que tienen forma de flor abierta y fueron terminadas con el uso de tintes de varios colores; el efecto logrado se adquiere de forma estratégica ya que el escultor experimenta con las reacciones del vidrio al soplo en diferentes intensidades y tiempos prolongados.

Inspirado en los arrecifes marinos propios de Florida, el escultor creó también una instalación completa en vidrio que hace pensar en anémonas entre corales que se elevan con distintas formas; unos tienen el claro aspecto de planta marina, mientras que otros son más estilizados en su forma, de manera que ese aire natural se mezcla con el trabajo de la mano del escultor.

Para darle al visitante un ambiente completamente referido al escultor, son exclusivas de esta colección las lámparas colgantes que se suspenden del cielo raso a gran altura. Hay una azul que da la impresión de estar a punto de derretirse, y una roja rubí que cambia de tonalidades dependiendo del ángulo en que se sitúe el espectador, pues el vidrio refleja los diferentes tonos posibles en una galería donde la luz artificial está posicionada de manera estratégica, justamente para permitir que la versatilidad del color sobre vidrio pueda desplegarse en una amplia gama de colores.

Los objetos más pequeños de la colección incluyen esferas de varios colores y tamaños, y una colección completa de esferas está posicionada en una canoa ubicada sobre un piso de vidrio ahumado y en un ambiente a media luz, de forma que la canoa pareciese estar posada sobre agua mientras que cada esfera se refleja igualmente sobre la superficie del piso. El visitante pues tiene la impresión de hallarse inmerso en un paisaje surrealista.

El escultor estudió artes y se graduó especializado en diseño gráfico, pero su interés por trabajar con vidrio lo tuvo desde muy joven cuando cursaba sus estudios universitarios en los primeros años. Tuvo la oportunidad de observar lo que un artista puede lograr al trabajar con vidrio, y de inmediato aprendió a soplarlo como aprendiz en un taller, para luego dedicarse el resto de su vida artística a trabajar solamente con vidrio y perfeccionar su técnica.

Las esculturas de Chihuly son en realidad un trabajo sin igual que puede observarse incluso en varios jardines botánicos de Estados Unidos, dado que curadores de arte a nivel nacional se dieron cuenta de cuánto de las formas naturales empata con sus esculturas y, por lo tanto, encontraron en su trabajo la manera perfecta de complementar jardines y parques.

En la actualidad, Chihuly continúa experimentando con vidrio y el costo de la gran mayoría de sus esculturas es exorbitante; sin embargo, trabaja en su taller a fin de desarrollar proyectos que tienen el objetivo de crear esculturas que puedan venderse a precios más al alcance del público en general pero con un objetivo social. En resumen, Chihuly crea porque ama su línea artística pero también con un sentido de comunidad.

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