El agua emerge de la fuente al son de una pieza musical y continúa danzando al son de la música durante el tiempo que la pieza dure y en perfecta armonía con las notas musicales. Es decir, mientras más alta la nota musical, más altura alcanza el agua
Una de las mayores atracciones de la ciudad de Las Vegas en el Estado de Nevada es sin duda la fuente que se encuentra situada frente a la fachada principal del Hotel Bellagio; este bello hotel fue construido en el año 1998 y, si bien es cierto que su atractivo interior es de por sí uno de los más emblemáticos en la mencionada ciudad, la fuente como tal es su icono más admirado debido a que es una atracción única, a más de ser completamente gratuita.
El atractivo consiste en que el agua emerge de la fuente al son de una pieza musical concreta; el agua continúa danzando al son de la música durante el tiempo que la pieza dure y en perfecta armonía con las notas musicales. Es decir, mientras más alta la nota musical, más altura alcanza el agua. Las piezas musicales que se utilizan suelen ser conocidas y el género varía. Se puede escuchar música clásica, una pieza de pop por Michael Jackson y hasta una pieza contemporánea interpretada por Andrea Bocelli. En realidad, hay para todos los gustos.
El show musical que puede admirarse al visitar esta fuente reinicia cada quince o treinta minutos, dependiendo del día de la semana y congrega a miles de personas todos los días. La idea original de Steve Wynn, dueño del hotel, fue proveer al público de una atracción gratuita pero, sobre todo, romántica. Este último objetivo fue logrado sin mayor esfuerzo, pues muchas bodas se celebran frente a la fuente y hay quienes viajan a Las Vegas con el objetivo principal de poder admirar el show musical que las fuentes despliegan.
Una compañía californiana llamada WET Design fue quien diseñó y construyó la fuente con cierto temor; esto se debía a que la tecnología creada para hacer funcionar la fuente era completamente nueva, por lo que no otorgaban una garantía de que la idea fuese a funcionar. Sin embargo, la idea fue exitosa hasta tal punto que hoy existe otra fuente similar al pie de la torre Burj Khalifa en Dubai, construida por la misma empresa ya que, por supuesto, es ella quien tiene el derecho de autor sobre esta idea hasta el día de hoy.
Anterior a la fuente del Bellagio, existía un lago natural que servía para irrigar los campos de golf que se situaban donde hoy se asienta el hotel con sus casinos y restaurantes. Así pues, WET Design hizo uso de dicho lago para tomar de allí el agua que serviría para canalizar hacia la construcción de un total de 1.200 fuentes individuales que, en conjunto, permiten al hotel desplegar el show musical y de luces que esta fuente ofrece. Los aspersores de agua están construidos para que el líquido salga disparado hacia arriba ya sea verticalmente o en forma de espiral. La altura que alcanzan estos puede ser de mínimo 73 metros hasta 140 metros, acompañados de un sonido similar al de una explosión controlada que suele escucharse por encima del alto sonido de la música que acompaña al agua que danza acorde con las notas musicales.
A este complejo sistema de aspersores y canales le complementa un total de 5.000 juegos de luces que se encienden una vez que cae la tarde y el ambiente nocturno permite apreciar no solamente el agua y la música sino los diversos colores de dichas luces. Para que el agua pueda ‘’danzar’’ al son de una pieza musical específica, se lleva a cabo una programación mediante un sistema informático que opera la fuente; el diseño puede tomar meses. Aparte, la fuente requiere de la presencia constante de 30 ingenieros especializados en diferentes ramas para hacer el mantenimiento, a más de expertos en buceo cuya labor es asistir en la limpieza profunda de la fuente. El mayor problema de limpieza proviene de la necesidad de remover las monedas que la gente echa a la fuente a la vez que pide un deseo.
La única razón por la cual se podría llegar a cancelar el show radica en las fuerzas de la naturaleza; en caso de que el viento alcance una velocidad mayor a 25 millas por hora, el agua saldría disparada hacia todas las direcciones, sin contar con el hecho de que podría perderse hasta 22 galones de agua si el viento alcanza esa velocidad o una mayor.
La descripción narrada que pueda hacerse de esta fuente no iguala la belleza que se admira; personalmente, tuve la suerte de visitar esa fuente hace muchos años pero, sobre todo, la de Dubai -ciudad que es mi segundo hogar- es un atractivo que he visto cientos de veces ya que al residir allí no resulta raro visitar la fuente cada fin de semana.