Los cuencanos soñaban con el avión antes de que el piloto italiano Elia Liut aterrizara el 4 de noviembre de 1920 con el Telégrafo I, en el sitio Jericó, entonces alejado de la ciudad, hoy dentro de ella

En 1915 Cuenca celebró, por primera vez, la fiesta de independencia, evocando la gesta de noviembre de 1820 que la había olvidado. Sobre un carro alegórico se exhibía un aeroplano que conquistó grandes aplausos, cinco años antes de la inmortal hazaña de Liut con un avión de verdad que piloteó desde Guayaquil, sobre los Andes.

Recorte de El Telégrafo, alusivo al raid aéreo de noviembre de 1920.

El espectáculo del avión, que reunió a multitudes delirantes de júbilo, fue el acto inolvidable del primer centenario de independencia. En 2020, del segundo centenario, sigue siendo admirable e inolvidable y aunque se repliquen vuelos conmemorativos, no causan la emoción primera: los grandes acontecimientos ocurren una vez y para siempre.

Elia Liut, italiano nacido en 1895, era un intrépido piloto con honores de su país por su participación en la primera Guerra Mundial. El dueño de diario El Telégrafo, de Guayaquil, había adquirido el biplano Macchi-Henri-Ho con motor de 80 caballos de fuerza y fuselaje recubierto de lona, que sería sensación en Guayaquil, Cuenca y otras ciudades ecuatorianas, pero en ninguna en forma más espectacular que en Cuenca. Liut se convirtió en un héroe, aquel 4 de noviembre, pese a que la víspera fracasó en el intento de llegar con su máquina por el día de la independencia, pues a los pocos minutos de despegar de Guayaquil, retornó imposibilitado por el mal tiempo.

“Cuenca me recibió con los brazos abiertos –dijo días después- y en esta noble ciudad recibí atenciones y agasajos que no pueden ser descritos. Desde lo más granado de la sociedad hasta las clases populares me convirtieron en una especie de ídolo suyo. Oficialmente fui proclamado allí Cóndor de los andes, el más grande título, aún así de honorífico, que haya podido tener en mi vida”.

La Fuerza Aérea Ecuatoriana, fundada a partir de la presencia de Liut en el Ecuador, cumplió cien años el 27 de octubre. Uno de los números festivos más destacados fue la exhibición del aparato que volvió a recibir aplausos de autoridades nacionales y del público asistente a la ceremonia conmemorativa.

Mucho se ha escrito y divulgado sobre Elia Liut y su histórico viaje sobre los Andes en 1920. Quizá la mejor manera de evocar la hazaña, es repasando los ojos sobre fotografías que han perennizado los episodios relativos al Telégrafo I.

Presea que la Comuna de Fiume Veneto, ciudad nativa de Liut, ofreció a sus familiares domiciliados en Quito, evocando al personaje histórico.

 

El Telégrafo en un vuelo sobre el Jockey Club, de Guayaquil, centro de operaciones del proyecto aeronáutico ecuatoriano en 1920.

 

Carro alegórico con un aeroplano, en el desfile del 3 de noviembre de 1915, por el aniversario 95 de independencia. Sube por la calle Benigno Malo (actual Sucre), frente a la catedral antigua.

 

 

Inauguración de un busto en homenaje a Liut, levantado en 1934 en el sitio donde aterrizó el Telégrafo I, al sur de Cuenca.

 

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