…Ortega… se dejaba embelesar por los artificios más triviales de la literatura…
Jorge Luis Borges
Había aparecido una clase media educada y enriquecida. Unos grupos dirigían a unos sectores sociales bastante grandes y también educados y enriquecidos. La tendencia estuvo vigente entre las dos guerras mundiales y en la Guerra Fría. Y ha llegado a su máximo con la globalización; la tecnología contemporánea, la educación y el enriquecimiento generales
A REBELIÓN DE LAS MASAS, EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO, LO QUE NIEGA LA VIDA… (Ortega, Ciro Alegría Bazán, Luis Moscoso Vega, respectivamente.) Bonitos títulos. Es difícil lograrlos. Y, en buena hora, si ello sucede. Bien, bien… Pero, al respecto, hay bastante más. El título de un libro, por ejemplo, es una especie de promesa. Y un buen título suele prometer mucho, quizá demasiado. Y – ya se sabe – cuanto mayor es la promesa, más costará su cumplimiento. Pues, siendo así, el autor deberá exigirse y esforzarse: encontrar un contenido rico; una forma adecuada; interés, variedad, elegancia… Grande empresa… Y algo de todo esto puede fallar o faltar. Y lo último le puede ocurrir, incluso, a una notabilidad intelectual como Don José Ortega y Gasset. Mejor, pues, -- prudente y seguro -- ofrecer poco y dar con cierta generosidad; como hace Vargas Llosa, con sus títulos regulares. A propósito de lo dicho, examinemos el caso de LA REBELIÓN…
¿De qué hablaba el maestro madrileño? Bueno, estaba explicando dos asuntos claves: el liderazgo y el comportamiento social. Y – para empezar – establecía una especie de modelo; bastante idealizado y muy esquemático, por cierto. Éste: Una élite, competente y responsable, guía a las masas; y las tales, dóciles y laboriosas, la siguen. ¿Habrá que decir que semejante cosa, en su plenitud, casi nunca ocurrió? No. Se lo deduce fácilmente. Hubo, quizás, sólo unas aproximaciones; dadas en la Edad Media europea, con su nobleza y su gente llana. Y en las mejores monarquías, de cualquier parte. Pero, las naciones de la segunda etapa de la Revolución Industrial, – la del automóvil – estuvieron lejos de ser unas de éstas. En consecuencia, no pudo haber ni una rebelión de las masas, ni una anómala deriva de la historia, ni una renuncia de las élites, ni una irrupción de los demagogos y los advenedizos… (La plaga de los mediocres; a la que se refiere Francisco Álvarez González – un alumno de Ortega – en su libro EL RETO DE LA MEDIOCRIDAD.)
Entonces, ¿qué pasaba? Pues, algo totalmente nuevo: Había aparecido, en los pocos países avanzados, una clase media educada y enriquecida. Dentro de ella, unos grupos – mucho más amplios y competentes que las viejas élites – dirigían a unos sectores sociales bastante grandes; y, a su vez, también, educados y enriquecidos. (Y, claro, igualmente, a unas masas pobres; las cuáles, todavía, no se incorporaban al proceso modernizador y no recibían sus beneficios.) La tendencia estuvo vigente, de largo, entre las dos guerras mundiales y durante la Guerra Fría. Y ha llegado a su máximo—en el Primer Mundo – con la globalización; la tecnología contemporánea, abundante y muy cambiante; y la educación y el enriquecimiento generales.
¿Y qué está pasando hoy en día? Pues, que muchas clases medias están actuando, en muchos países del mundo. Dentro de ellas, unos pequeños equipos, especializados, guían, a la gente, en unas muy varias actividades. E.g.: el diseño, el ballet, el tenis, la moda… Estamos hablando, entonces, de unas sociedades modernas y complejas; con unas dirigencias sofisticadas. Otra época, otro mundo…
¿Erró el tiro, Don José? Muy probablemente… ¿O es – todavía más, o menos -- que la diana de la rebelión de las masas era ilusoria? ¿Pólvora perdida? Puede ser… Hay material suficiente, para discurrir y analizar. A propósito, vale la pena leerle a Patricio Canto, EL CASO ORTEGA Y GASSET; un ensayo acertado y adelantado. Pero, antes de seguir, hagámosle, aquí, la justicia debida, al pensador español; que, con frecuencia, es menospreciado o atacado (demodée, retórico, teatral; nada más que un periodista…). A ver. Él vaticinó la Unión Europea. Se dio cuenta del gran valor de la educación y el pensamiento, en la nueva sociedad internacional del saber y la información. Y supo decirles, a los latinoamericanos, que debieran aprender a pensar bien y a trabajar con ganas. Argentinos, a las cosas… ¿Se acuerdan? ¿El aporte de un grande?