Pierre y Marie Curie en su gabinete.
La radioactividad salva la vida de millones de pacientes del cáncer. Madame Curie se negó a usar el descubrimiento para el lucro personal, pero hoy el producto se lo utiliza en hospitales del mundo, con altos réditos en la práctica de la salud pública y privada
Los esposos Pierre y Marie Curie descubrieron el radio, a fines del siglo XIX. Desde poco después, este elemento empezó a utilizarse en la medicina, entre otras aplicaciones, para tratar las afecciones del cáncer con radiaciones.
Pierre, nacido en1859 en París, científico de la Sorbona, casó en 1895 con Marie Salomea Sklodowska, polaca (1867) que estudió en Francia, pues su país no daba oportunidad universitaria a las mujeres. Desde su matrimonio sería Madame Marie Curie, nombre emblemático en la ciencia universal, por sus aportes científicos al bien de la humanidad.
Marie se licenció en Física y en Matemáticas en la Facultad de Ciencias Naturales de la Sorbona y luego se doctoró con una tesis sobre Henri Becquerel y Wilhelm Rontgen, descubridores de unos rayos desconocidos del uranio, hasta hoy llamados Rayos X. Con su esposo, estudiarían el mineral pechblenda, de radiaciones más fuertes que las del uranio, llegando en 1898 a descubrir dos nuevos elementos químicos: al uno llamaron Polonio en homenaje al país natal de Marie y, al otro, Radio.
En 1903 la Academia Sueca adjudicó el Premio Nobel de Física a los Curie y al científico Henri Becquerel, por sus investigaciones sobre las radiaciones. El Comité de premiación discutió sobre entregarlo por primera vez a una mujer, provocando que Pierre anunciara que no lo aceptaría si se lo negaba a su esposa, con lo cual acabó el debate.
En 1906 un carruaje tirado por caballos atropelló a Pierre y Marie, viuda, continuó sus investigaciones científicas y fue llamada a dictar la cátedra que el esposo dejó vacante en la Sorbona. Fue la primera mujer en ejercer la docencia en la afamada universidad europea. Cinco años después, en 1911, la Academia Sueca, le confiere otro Premio Nobel, el de Química, para reconocer su descubrimiento del Polonio y el Radio. La adjudicación esta vez fué debatida poque Marie tenia relaciones amorosas con un antiguo discipulo de su esposo.
Madame Curie con sus hijas Eva e Irene. Esta última recibiría también un Premio Nobel, en Química, en 1935.
Cuando en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, Madame Curie apoya al ejército francés con equipos portátiles de Rayos X instalados en pequeños automóviles, popularizados como Petit Curie, acompañando a los soldados como directora del Servicio de Radiología de la Cruz Roja, que se creó adscrito al cuerpo militar.
Fiel a los principios éticos que compartió con el esposo, Marie no hizo réditos económicos con sus aportes científicos. Ni siquiera patentó el descubrimiento del radio, que lo consideraba un elemento de la humanidad que no debería enriquecer a nadie. Siempre fue austera. La periodista estadounidense Marie Meloney, que consigue entrevistarla, se sorprende de su vida modesta y promueve una colecta para donarla un gramo de radio para que hiciera más investigaciones. El Presidente de EE.UU., Warren Harding (1921-1923), lo entregó en una ceremonia suntuosa en la que ella intervino con encantadora sencillez, luego de firmar un documento que decía: “En caso de que fallezca, dejo al Institut du Radium de París, para uso exclusivo del Laboratoire Curie, el gramo de radio que me fuera entregado hoy por el Comité de Mujeres del Fondo del Radio Marie Curie, según documento de fecha 19 de mayo de 1921”. Fácil es de suponer el enorme valor monetario de esa pequeña porción del elemento químico.
Este desprendimiento personal recuerda que años antes, cuando tomó partido por apoyar al Ejército francés en la Guerra Mundial, ella compró bonos de guerra e intentó donar al gobierno las dos medallas de oro recibidas con los Premios Nobel, regalo que no fue aceptado.
En 1920 Madame Curie sufrió una grave infección que lentamente le fue consumiendo, hasta morir el 4 de julio de 1934. En un documento de la certificación mortuoria quedó escrito: “Si aquella afección se debía enteramente o en parte a las radiaciones a que había estado expuesta es algo que no se sabrá jamás”.
Su cuerpo fue sepultado en un cementerio al sur de París, junto a la tumba de su esposo, en un ataúd de plomo en prevención de las contaminaciones radioactivas, pero en 1995 los restos de ambos fueron trasladados al Panteón, sitio emblemático patrimonial de la cultura y la historia de Europa y del mundo, por ser la primera Doctora en Ciencias, la primera mujer profesora en La Sorbona y la única persona en recibir dos premios Nobel, por ciencias diferentes.
En la Biblioteca Nacional de Francia, en París, se conservan objetos personales de Madame Curie –ropa, muebles, apuntes, libros, etc-, resguardados en cajas forradas de plomo, pues 86 años después de su muerte mantienen la contaminación de la radioactividad impregnada en cada uno de ellos.
Pierre y Marie tuvieron dos hijas: Irene (1897) y Eva (1904). La primera de ellas continuó las investigaciones científicas de sus padres y descubrió la radioactividad artificial, por lo cual en 1935 recibió el Premio Nobel de Química, compartido con Frederic Joliot, científico que fue su marido. Una familia entera a la que la Academia Sueca le adjudicó cinco premios Nobel.