Ellos tienen instrumentos y conexiones con el mundo para expandir sus iniciativas sin las limitaciones del pasado. La primera generación de cuencanos del siglo XXI empieza a surgir con su propia identidad. La Cooperativa de Ahorro y Crédito Alfonso Jaramillo León promovió el concurso “Encaja tu Proyecto”, para estimular la creatividad productiva. Hubo más de 250 participantes y se premió a cuatro. AVANCE publica reseñas de los proyectos premiados, a partir de esta entrega, que empieza con Ecompake, que obtuvo una Mención
Tomás Rodas, de 22 años, es gerente de Ecompake, empresa que él y dos jóvenes crearon en octubre de 2018, para desafiar a los plásticos que invaden hogares, mercados, tiendas, iglesias, boticas y restaurantes del Ecuador y del planeta.
Quienes vinieron al mundo junto con la informática y las redes de comunicación global, se asustan –entre otras cosas-, por la forma como sus mayores han contaminado el agua, el aire y la tierra, arriesgando el futuro de la humanidad y de todos los seres vivos.
Ecompake aspira a disminuir paulatinamente el uso de productos de material plástico, contaminante, por piezas fabricadas con residuos vegetales tratados técnicamente y pueden descomponerse pocos días después de ser utilizados |
Nada hay nuevo bajo el sol. Tomás, estudiante de Administración de Empresas, y su padre, Hernán Rodas Espinoza, vieron en un reportaje de televisión alemana los desastres que causan a la naturaleza los basurales de plástico de uso diario en todas partes del mundo. Se mostraba, en contraparte, la posibilidad de reciclar desechos vegetales biodegradables y elaborar con ellos vajillas, sorbetes y más objetos de uso cotidiano.
El tema fue inquietándole hasta tornarse en proyecto: montar la empresa dedicada a fabricar los utensilios con hojas desprendidas de los árboles de palma en la zona tropical de Milagro y Santo Domingo de los Colorados. La iniciativa tuvo apoyo de su padre y a ella se asociaron los amigos Juan Marcelo Vidal y Lucas Almeida, estudiantes de Derecho y Economía en la Universidad del Azuay, ambos de 23 años.
Con la celeridad que impone el entusiasmo por llegar a la meta, surgieron enlaces para contratar camionadas de hojas de palma y la fabricación de matrices y prensas diseñadas por ellos mismos para emprender la obra. Los ensayos iniciales resultaron exitosos y pasaron las pruebas caseras, paso previo para ir al mercado.
El 27 de diciembre de 2018 estaban a la venta los platos, pozuelos y bandejas fabricadas por primera vez en el Ecuador con material que se descompone en noventa días, con la ventaja de reutilizarse hasta por más de cinco veces, frente a los más de 200 años que necesitan esos enseres de plástico, que sirven una vez.
Tomas Rodas, gerente de la empresa juvenil, exhibe su producto. |
“Las primeras piezas las vendimos en las calles, en los domicilios, promocionándolas por las redes sociales: en una semana obtuvimos 800 dólares”, dice Tomás, seguro de la prosperidad de su iniciativa. El kit se completa con cuchara, cuchillo y tenedor de madera. En proyecto están nuevos modelos para diversos usos.
La producción ha ido en incremento en lo que va corrido 2019. En enero las ventas sumaron 1700 dólares; 2500 en febrero y antes de terminar abril ya pasaron de 3.200 dólares. Y las perspectivas son cada vez más halagüeñas: la cadena de supermercados Supermaxi vende desde este mes el “invento” de los jóvenes emprendedores cuencanos a nivel nacional. El primer pedido, de 30 mil paquetes, está en los locales del gran emporio comercial por todo el país.
Las piezas se las vende en un envoltorio de cartulina de caña de azúcar, donde constan detalles técnicos del producto y la vocación de cuidado ambiental: “Estamos inspirados en la protección del planeta y en la búsqueda de formas más sustentables de desarrollo. Utilizando nuestros productos ayudas a proteger a nuestro ecosistema de grandes escombros de basura, a nuestros océanos de toneladas de plástico y a mantener a nuestras familias alejadas de peligros tóxicos contaminantes”, se apunta.
La iniciativa de Tomás, apoyada por su padre y los amigos que se hicieron socios, es una empresa que promete prosperidad y, sobre todo, aporte a la protección ambiental, pues más pronto que tarde los objetos de material plástico serán descartados con normativas legales y ordenanzas municipales, otros temas en los que ellos andan interesados.
Detalle de la prensa que se utiliza para la fabricación, máquina diseñada por lo propios jóvenes emprendedores del proyecto