Hasta que menstrúan, lucen como cualquier niña occidental: vestidos de corte largo y alto, faldas de todo tipo, minis, jeans, camisetas, tops sin mangas. Esta ropa inclusive tiene símbolos de la cultura popular occidental para dar a la niñez su tinte de fantasía con personajes de cuentos de hadas y heroínas de moda gracias a películas y vídeos recientes
La respuesta a la interrogante que podemos hacernos por pura curiosidad sobre una cultura diferente, no es tan simple como parece. La práctica del Islam en cuanto a la posición de la mujer en la sociedad varía dependiendo de cada país, y dentro de cada país en cada ciudad, y por fin, dentro de cada ciudad hasta dentro de cada familia; esto se debe a que la interpretación del Corán que quiera darle cada grupo difiere y esa interpretación puede ser más o menos conservadora.
Ahora bien, existe una práctica universal en el Islam que tiene que ver con el hecho de que las mujeres cubren su cabello y llevan una vestimenta orientada a esconder las curvas femeninas. Siendo el cabello una parte del aspecto de la belleza, entonces es cubierto por una sola pieza que puede llamarse diferente dependiendo de su forma y del país en que habite la mujer de que se trate.
En Irán, por ejemplo, el tradicional chador es una pieza grande de tela que, puesta adecuadamente, cubre no solamente el cabello sino el cuerpo entero, de forma que la mujer no necesita de varias piezas de vestido para cumplir con las reglas sociales islamitas. En Afganistán, el tradicional burka cubre la cabeza, el rostro, y el resto del cuerpo. Está la llamada pieza ‘’niqab’’, que se usa en varios países musulmanes y cubre la cabeza y el rostro, dejando ver solamente los ojos. Estos son solamente ejemplos de la variedad de opciones en cuanto a vestimenta femenina islamita. Emiratos Árabes, al ser el que considero un segundo hogar, me permite el mayor grado de familiaridad con las tradiciones. En cada ciudad, lo tradicional puede variar desde el burka hasta el simple she’ila, de tela negra que cubre solamente el cabello y el contorno del rostro.
Con esta base, ahora podemos concentrarnos en cómo es ser niña en un país musulmán y creo que el contraste más interesante en el paso de la niñez a la adultez se observa en los países musulmanes con una alta influencia occidental. Mientras las niñas no menstrúan, los padres las visten exactamente como se vestiría cualquier niña del mundo occidental. Es decir, se usan vestidos de corte largo y alto, faldas de todo tipo, incluidas las minis para niñas, jeans, camisetas, tops sin mangas. Esta ropa inclusive tiene los símbolos que la cultura popular occidental abraza para darle a la niñez su tinte de fantasía con personajes de cuentos de hadas y super heroínas de las que están de moda gracias a las películas y juegos de vídeo más recientes. No es raro pues ver a una princesa de Disney estampada en la camiseta de cualquier niña árabe musulmana (aclaremos que no todos los árabes son musulmanes). Ahora bien, en cuanto las niñas tienen su primera menstruación, ése es el día en que comienzan a usar de por vida la tradicional vestimenta islamita que su país y familia consideran como la más apropiada.
Durante mis primeros años en Emiratos Árabes, trabajaba en una escuela británica y recuerdo los comentarios cuando una de las estudiantes árabes que bordeaba entre 12 y 14 años de edad, llegaba de repente al establecimiento escolar con el traje negro de pies a cabeza; era obvio que la primera menstruación había llegado y, por lo tanto, ese paso de la niñez a la adultez ya no permitía que esa niña pueda seguirse vistiendo a la usanza occidental.
A menudo asociamos esta práctica con una imposición que tiene una carga de discriminación relativa al género femenino; sin embargo, así como no se puede generalizar la vestimenta, tampoco se puede generalizar el sentir. Es cierto que lo ideal sería que las niñas pudiesen escoger si llevan o no dicha vestimenta, aunque esa posibilidad está distante. Sin embargo, también existe el componente de que muchas de esas niñas no solamente lo aceptan como parte normal de sus tradiciones sino que muchas hasta esperan con ansia el día en que por fin van a vestirse al estilo musulmán al dejar atrás la etapa de la niñez.
Es verdad que la influencia occidental sobre países como Emiratos Árabes ha hecho que muchas jóvenes y mujeres musulmanas desarrollen tedio por su vestimenta tradicional. Para resumir, el tema continúa ligado a la tradición religiosa musulmana que, vale recordar, también impone un traje preciso al hombre. En todo caso, las prácticas de algunos grupos extremistas musulmanes que llevan a cabo un abuso sistematizado del género femenino van más allá de la vestimenta.