El debate sobre el matrimonio igualitario poco toma en cuenta la situación de las personas que, por su orientación sexual diversa, sufren discrímenes familiares, educativos, en los espacios públicos y hasta en lo religioso. “No somos pecadores, ni necesitamos terapias”, dicen.
Luis y Manuel. Manuel y Luis. Ninguno es primero, ambos son iguales. En diciembre cumplirán diez años de ser pareja y esperan permanecer uno al lado del otro toda la vida, aunque no pudieran “legalizar” con papeles el amor que les une.