De repente, se oye el gran sonido de una explosión y, acto seguido, se ve caer el hielo en el lago para resurgir a la superficie, haciendo un ruido por igual estruendoso debido a que el hielo rebota con fuerza, formando grandes olas para luego reposar en pedazos sobre la superficie del lago

Al glaciar Perito Moreno se llega con emoción anticipada porque las fotos expuestas en el aeropuerto de El Calafate son espectaculares; desde El Calafate, hay una carretera muy bien cuidada que lleva en un trayecto de dos horas hacia el parque nacional donde se asienta este increíble glaciar.

Aproximadamente unos tres kilómetros antes de llegar a la entrada al parque, se puede observar ya desde la carretera el glaciar a lo lejos, reposando en apariencia sereno sobre el helado Lago Argentino. Incluso a esa distancia, resalta ya su color azulado con matices claros. Este característico color se observa gracias a que la densidad del hielo es tal que, pese a que hay otros elementos mezclados dentro de esa densidad -por ejemplo, fragmentos de roca-, absorben cualquier matiz presente, excepto el azul, de forma que éste es el color que se nos revela.

Al Parque Nacional Los Glaciares, hogar del Perito Moreno, no se puede ni acceder sin guía. En su conocimiento ya profundo sobre este increíble fenómeno natural, la guía que lleva a nuestro grupo nos cuenta sobre el extraño proceso que ha dado nacimiento a la formación de glaciares en el mundo. Todo comienza cuando cae nieve de manera tan abundante que la primera capa de nieve no tiene la oportunidad de derretirse y, en lugar de decrecer, aumenta en densidad debido al peso de las capas que siguen cayendo por encima para, en un momento dado, congelarse gracias a la temperatura extrema que, para entonces, ya ha formado hielo sólido.

Una vez se llega a la entrada al parque, podemos ya ir sin guía y recorrer libremente el largo sendero construido sobre el terreno ubicado al pie del Lago Argentino. Por motivos de seguridad, dicho sendero de metal se encuentra a una distancia que oscila entre 400 y hasta 600 metros lejos de la pared frontal del glaciar; de hecho, un deshielo grande puede arrojar peligrosos fragmentos de hielo puntiagudos que, debido a la fuerza con que son arrojados a esa distancia, tienen la fuerza de balas que bien pueden -y ya lo han hecho- matar o al menos malherir a turistas necios que deciden pasarse la valla de seguridad de la estructura metálica.

Ahora bien, incluso cuando se visita el glaciar en invierno, el deshielo es inevitable debido a la presión constante que existe al interior de esta imponderable masa de hielo denso. Esa presión, ayudada por el sol que se deja ver aun cuando es invierno, hace que se derritan distintas partes del glaciar y la gente que visita esta maravilla pueda admirar la gran fuerza natural que implica un deshielo; cierre sus ojos e imagine que escucha el sonido parecido al de vigas inmensas moviéndose con un rumor similar al que suele acompañar a los truenos. Luego, de repente, usted oye el gran sonido de una explosión y, acto seguido, puede ver caer el hielo en el lago para resurgir a la superficie, haciendo un ruido por igual estruendoso debido a que el hielo rebota con fuerza, formando grandes olas para luego reposar en pedazos sobre la superficie del lago.

Este espectáculo no cansa y uno puede quedarse horas esperando a que ocurra un nuevo deshielo. Sin embargo, la espera en sí jamás resulta aburrida porque el solo sonido del glaciar rompiéndose poco a poco es ya de tal fuerza que uno puede sentir en el aire el temor que la naturaleza puede infundirnos. No es cosa rara que las civilizaciones antiguas hayan visto en las fuerzas de la naturaleza a dioses poderosos con cualidades harto respetables dado el potencial destructivo para el insignificante ser humano.

En cuanto a datos, éstos son tan impresionantes como el espectáculo natural que ofrece el glaciar: 30 kilómetros de largo y 257 km2 de superficie, de forma que ocupa hasta parte del territorio que es Chile. La altura frontal sobre el lago Argentino es de 50 a 70 metros con un ancho de 4 kilómetros. Lo más interesante sin embargo es que en los últimos veinte años, si bien hay oscilaciones que lo hacen disminuir en longitud, en general el glaciar sigue extendiéndose; esto, a diferencia de otros glaciares en el mundo, que están reduciéndose bajo efectos del cambio climático y la subida de la temperatura promedio incluso en zonas frías del planeta. Esta es una buena noticia considerando que los glaciares son fenómenos extremadamente impresionantes y sería, por decir lo menos, una lástima ver que esta maravilla natural está en peligro de perderse.

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