Por Eugenio Lloret Orellana

 

Eugenio Lloret

El riesgo consiste en que el efecto sea el mismo que se logra cuando se pretende combatir una bacteria con una dosis insuficiente de antibiótico: por la vieja ley de selección natural, los sobrevivientes más resistentes terminan por multiplicarse


Cuando han transcurrido nueve años del tercer milenio y 123 de perpetuar la memoria de los mártires de Chicago, nos siguen sobrando razones para reivindicar el sentido histórico del Sin perjuicio de su etimología, el término burocracia se refiere hoy, preferentemente, al grupo social de empleados administrativos, de empresas privadas u organismos públicos que ejercen el poder burocrático, y dentro de ellos, de manera especial los que realizan funciones públicas. Estas aproximaciones que, sin duda, expresan la esencia de la burocracia, comportan dos fundamentales aspectos: la primera, el tratarse de un poder no propio y directo, sino delegado y ejecutivo; y, segunda, el referirse a una actividad en mayor o menor grado intelectual, de modo particular mediante la escritura, como lo muestra gráficamente la palabra " bureau " o escritorio.
El empleo, por primera vez, de la palabra burocracia se atribuye a V. de Gaurmay, fisiócrata francés, en 1745. Sin embargo, la realidad expresada por el término es mucho más antigua.
Los historiadores saben que la humanidad ha sufrido más de la peste burocrática que de la peste bubónica, desde los sumerios hasta el genial Franz Kafka pasando por la burocracia de los grandes imperios antiguos de China y Egipto pasando por la burocracia del imperio romano, síntoma o causa de su decadencia final. La maquinaria del imperio español, por ejemplo, nunca pudo sacarse la armadura de la burocracia hasta que se hundió en un mar de papeles, leyes y controles inútiles.
En Ecuador, a raíz de la era petrolera el burocratismo y la burocracia alcanzaron el máximo de esplendor. A partir de entonces, la burocracia presenta un ritmo ininterrumpido y acelerado de desarrollo en medio del acomodo político y la improvisación. Es cierto que hay talentosos y mediocres, esforzados y perezosos, que terminan en el burocratismo llenando papeles y salvando su responsabilidad para defenderse de la irresponsabilidad de otros. También el burocratismo es capaz de aplastar cualquier talento y esfuerzo creador.

 

En varios países, incluido el nuestro se ha generado una necesaria crítica a la burocracia. Diferentes actores sociales, sumados varios políticos en los gobiernos de turno, han levantado su voz contra este mal crónico. El riesgo consiste en que el efecto sea el mismo que se logra cuando se pretende combatir una bacteria con una dosis insuficiente de antibiótico: por la vieja ley de selección natural, los sobrevivientes más resistentes terminan por multiplicarse, haciendo menos probable el efecto inicial del antibiótico. Sí continuamos esta metáfora, podemos reconocer que el remedio administrado consiste en reformas drásticas o la desesperanza y la resignación terminarán por fortalecerse y multiplicarse agravando la inmovilidad y la pereza física e intelectual en donde las horas muertas matan.
Muchos de los defectos que se achacan a la burocracia pública ( rigidez, favoritismo, lentitud, espíritu de cuerpo o comportamiento de grupo, corrupción ) se prestan, sin duda, de manera muy acusada en Ecuador.
Dentro de la decantada reducción del tamaño del Estado, tarea principal propuesta por los sociólogos y politólogos a los gobernantes para salvarnos del naufragio, se halla   como " sine qua non " la exterminación de los pipones, esa gloria burocrática, la obra maestra de la   imprevisión que tiene como única característica multiplicarse a sí misma. Inventar tareas, subdividiendo las existentes, dándoles una apariencia de complejidad que en la realidad no existe creando dificultades para brindar facilidades. Se multiplica así el número de empleados destinados a realizarlos. El ejército de pipones, así , está listo, ágil, para hacer otras cosas, ninguna útil a la sociedad, todas útiles al grupo político que se ha apoderado de la institución.
El pipón es la flor dorada de la burocracia, y hasta ahora tal maravilla no logra ser tocada en nuestro país.

 

 

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