Por: Rolando Tello Espinoza
La cantera de sus más enérgicas expresiones poéticas fue Galápagos. Murió el 8 de abril y sus cenizas serán arrulladas al son del resuello de leones del mar o de bosques que se derrumban de súbito en la arena, en Floreana. Intentamos aquí un somero perfil humano del personaje que vivió, amó y trabajó intensamente por la razón de ser de su existencia: la poesía, campo libre al disfrute de los lectores, cuyo estudio corresponde a críticos y especialistas.
Los alumnos por graduarse de bachilleres en la sección de sociales del colegio Benigno Malo no olvidan la clase de Efraín Jara Idrovo, profesor de literatura, el 2 de mayo de 1967, sobre un poeta cuencano, apenas entonces conocido, que se suicidó ese día en Caracas, cortándose la yugular con una hoja de afeitar: César Dávila Andrade.