Madeleine Albrigth ha expresado la necesidad de empoderar a la población femenina del mundo, un tema de plena actualidad. Ella ha dicho: ‘Me tomó mucho tiempo desarrollar una voz y, ahora que la tengo, no voy a estar en silencio’
Una de las exhibiciones más interesantes que viaja ya por varios museos de Estados Unidos, es la colección de prendedores, propiedad de Madeleine Albrigth, quien fue Secretaria de Estado durante la presidencia de Bill Clinton. Hace ya un buen tiempo atrás que esta exhibición fue acogida por el Museo de Arte de la ciudad de Denver (Estado de Colorado), donde tuve la suerte de apreciarla.
Una lectura psicológica de tal tipo de exhibición se centraría probablemente en el hábito de ejercer la colección como actividad; la investigación en psicología ha encontrado que el punto en común de los coleccionistas es un deseo de satisfacer la sensación de placer que, en este caso, viene dada del hecho de aumentar piezas nuevas a la colección. Desde una lectura puramente material, se podría ver la exhibición como una muestra de vanidad de la ex Secretaria de Estado, pues varios prendedores tienen incrustadas piedras preciosas de gran valor.
Madeleine Albrigth |
Ahora bien, hagamos una lectura guiados por el propósito de quienes curaron la muestra para el Museo de Arte de Denver. Luego de haber conversado con su dueña, ésta les reveló a los curadores que, aparte del gusto personal por los broches, la idea era enviar un mensaje a través del prendedor escogido para tal o cual situación. Por eso, la exhibición viaja por Estados Unidos bajo el lema ‘Lea mis prendedores’. Este lema nace del libro que la misma ex Secretaria publicó en el 2009 con el título ‘‘Lea mis prendedores: historias de la caja de joyas de una diplómatica’.
Veamos la colección: ésta clasifica los prendedores de acuerdo al tema que inspiran. Por ejemplo, se juntan los que tienen motivos relacionados con el universo, sea real o ficticio. Dentro de este tema, hay prendedores en forma de sol, de estrella, de cometa, de media luna y hasta un ovni. Está la colección de flores que incluye un girasol, una dalia con el detalle de una abeja posada sobre la misma, una margarita y hasta una delicada rosa de cristal. Una de las más vistosas es la de animales de África, que Albright recibió en uno de sus viajes al continente africano en representación de Estados Unidos: la cebra, el león, el leopardo, el elefante, están fabricados con un gusto muy fino sobre metal esmaltado para imprimirles el color propio que le corresponde a cada animal. Como es de esperarse, hay también una colección de broches con motivos relativos a la patria estadounidense: una bandera flameante con sus barras y estrellas, el sombrero del Tío Sam, el águila.
La exhibición incluye una selección de más de doscientos prendedores, así que sería imposible enumerarlos todos con el detalle que se merecen. Veamos entonces la colección desde el punto de vista de los mensajes que Albright quiso enviar en momentos clave de su carrera diplomática. Hay una colección de insectos, que es la que Albright llevó a todas las reuniones que mantuvo en Rusia con el Ministro de Relaciones Exteriores de ese país. Cuando se descubrió que el servicio secreto ruso había tratado de infiltrarse en el sistema del Departamento de Estado a través de un dispositivo electrónico, a Albright le pareció apropiado llevar esa colección dado que, en inglés, la palabra ‘bug’ (insecto) se utiliza para referirse a los intentos de infiltrar un sistema.
También, cuando Saddam Hussein la calificó de ser una ‘serpiente’, Albright se reunió con oficiales iraquíes llevando un prendedor que tiene una serpiente y una manzana. Al anunciar su viaje para mediar por la paz entre Israel y Palestina, llevó como insignia un prendedor dorado en forma de paloma.
Lo interesante es que no faltaron los reporteros que repararon en los distintos prendedores escogidos para variadas ocasiones. Pronto, los medios de comunicación hicieron notas al respecto y hubo quienes le preguntaron, confirmando que, efectivamente, la idea era mandar un mensaje.
Posterior a su carrera diplomática, Albright continúa llevando prendedores a su cátedra universitaria. Si, por ejemplo, va a enseñar sobre la relación comercial con India, lleva un elefante. Lo más reciente que ha expresado a través de sus prendedores, es la necesidad de empoderar a la población femenina del mundo, un tema de plena actualidad. Ella misma ha dicho recientemente: ‘Me tomó mucho tiempo desarrollar una voz y, ahora que la tengo, no voy a estar en silencio’.