El 24 de mayo de 2017 Rafael Correa dejó la Presidencia a su coideario sucesor, Lenín Moreno Garcés, en la Asamblea Nacional, cuyo Presidente, José Serrano, presencia el saludo y despedida de los mandatarios saliente y entrante. Los tiempos, relaciones y estilos, han cambiado.

El Vicepresidente de la República fue a prisión; el Presidente de la legislatura fue removido; el Fiscal General fue separado del cargo; el Presidente del Consejo de la Judicatura está bajo sospecha; el Superintendente de Comunicación fue censurado y destituido, pero el ex Presidente Correa, aunque lejos, se resiste a caer en desgracia

Al empezar el segundo de los cuatro años del gobierno del Presidente Lenín Moreno, la sombra del correísmo no se ha disipado del escenario político administrativo del Ecuador: los cambios en el gabinete no han eliminado del todo la presencia de personajes leales al presidente anterior que siguen en el círculo más cercano de colaboradores del actual mandatario.

En Azuay, gran parte de los directivos de entidades adscritas al ámbito del ejecutivo, fueron designados en la administración del Presidente Correa y siguen en los cargos, empezando por el Gobernador Xavier Enderica. Pero el año transcurrido habría sido tiempo suficiente para que el Jefe del Estado se asegure de los colaboradores en los que deberá confiar para la etapa decisiva de su administración, que empieza a acortarse en el tiempo.

El primer año de gestión del Presidente Moreno estuvo marcado por la sombra de la corrupción de la administración anterior, que le dejó la mesa vacía en las cuentas fiscales, lo que ha obligado a que el tema económico sea de atención prioritaria para afrontar los proyectos previstos en el plan de gobierno. La Ley Económica Urgente, que el Presidente puso en manos de la Asamblea Nacional el 24 de mayo, será el mecanismo que permita un equilibrio financiero previsto para que al término del mandato presidencial el país llegara  en 2021 al cero déficit, como es la propuesta oficial. 

En la vida cotidiana el año inicial del gobierno de Moreno ha sido detectado como de un retorno a la paz y  tolerancia en diversos órdenes, así como de respeto a las libertades públicas, empezando por el respeto a la libertad de expresión, lo que ha significado un viraje total de la década pasada, de permanente confrontación del gobernante con los medios de comunicación, especialmente a través de las “sabatinas”.

Al comenzar el segundo año de gobierno del Presidente Moreno, logotipos de la pasada Revolución Ciudadana modificaron la imagen, como muestran estas fotos.

La presencia de militantes irregulares de grupos armados disidentes de las FARC colombianas, en la zona fronteriza de Ecuador con Colombia, ha provocado golpes severos contra la paz y seguridad nacional, cuyo episodio más grave fue el secuestro y asesinato de tres miembros de un equipo periodístico del diario El Comercio, en el mes de abril.

El hecho de la zona fronteriza, así como una gestión internacional menguada de la Cancillería, a través de María Fernanda Espinoza, en el tema de Julian Assange y su refugio en la Embajada de Ecuador en Londres, acaso dejan saldos negativos en lo internacional en el primer año de gobierno.

El tiempo transcurrido es suficiente para que el país pueda ya percibir si se está o no cumpliendo las ofertas de campaña que llevaron a Lenín Moreno a la Presidencia. De alguna manera, es también el tiempo a través del cual empieza el inevitable desgaste de la imagen del gobernante en las pupilas y la mente del pueblo, de los ecuatorianos. Pero, en general, Moreno mantiene un alto índice de aceptación que está obligado a mantenerlo y acrecentarlo.

En su informe del primer año, Moreno resumió en una frase lo que ha sido este lapso: “No nos hemos aburrido…”

 

EL ÉXITO DEL GOBIERNO DEPENDERÁ DE LA HONRADEZ EN LA COSA PÚBLICA

Oswaldo Larriva Alvarado, cuando fue el primer Gobernador de Correa en 2007.

Oswaldo Larriva Alvarado, es  economista. Su trayectoria política es socialista. Fue maestro universitario, ha ejercido diversas funciones públicas, con reiterada presencia en la legislatura. Su posición de denuncia contra la corrupción y reclamo al gobierno de Correa –de quien fue Gobernador de 2007 a 2009-  por desatender al Azuay, le distanció del correísmo en su último período de asambleísta. Él comenta sobre la gestión de Lenín Moreno en su primer año, en la siguiente entrevista:


¿Cuál es su balance sobre el año de gobierno de Moreno?
Es positivo. Con algunos destellos de cambios que tenían que darse con urgencia en la toma de decisiones, la remoción de personas que no  tenían ánimo de servicio a la colectividad, sino servirse a sí mismas, sin perder el orgullo y la arrogancia de quienes manejaban el país como mayorales de una hacienda en ruinas.

¿Lo más destacable del año y lo que no se ha cumplido?
Lo más importante, el cambio de actitud y la confianza en la palabra del equipo ministerial, sin posiciones de dueños del país, abiertos al diálogo impuesto por Lenín para recuperar el país que sufrió el peso del manejo desastroso en los últimos años de Correa. Superar el autoritarismo es un cambio importante, así como los indultos y la claridad en el tema de explotación minera. Pero hay que poner más énfasis en descubrir y sancionar a los implicados en coimas que enriquecieron a mucha personas con dineros del Estado.

¿Cómo prevé el futuro de la administración del ejecutivo?
Siempre hay que sembrar optimismo en los ciudadanos. En caso contrario aceptaríamos una sociedad sin principios ni objetivos que cambien el esquema de la “revolución ciudadana”. Si hay empeño en recuperar el dinero robado, podríamos ver pronto algunas luces para cubrir el déficit presupuestario para el 2019. El futuro depende de la honradez en el manejo de los recursos públicos: sólo en la fiscalización de las centrales hidroeléctricas y vías del país, se recuperarían al menos diez mil millones de dólares.

¿Qué de la Asamblea Nacional y los legisladores azuayos?
   Poco o nada ha cambiado la Asamblea con la actitud de los legisladores de la anterior AP que cumplen el encargo de alinearse a Alianza Pais para servir de informantes del grupo de correístas y obstaculizar el trabajo de la Asamblea y provocar el fracaso legislativo. El Presidente Moreno tiene que aplicar un proceso de limpieza de la Asamblea Nacional para que esos legisladores abandonen la práctica de servir al ex Presidente Correa, olvidándose de sus obligaciones con el país. El asambleísta Esteban Bernal y un poco menos Lourdes Cuesta han cumplido sus obligaciones parlamentarias.

¿Y sobre el Consejo de Participación Ciudadana Transitorio?
  El Consejo ha logrado rescatar una parte de sus obligaciones que pasaron desapercibidas en los años anteriores, pues sus miembros creyeron que la función que recibieron fue la de recibir órdenes del palacio presidencial. Confío plenamente en los distinguidos ciudadanos que integran el CPC, a quienes una amplia mayoría respalda su gestión que genera confianza y esperanzas.

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233