Los casos Balda y Gabela añadirían ingredientes de criminalidad a los de corrupción en círculos oficiales del pasado reciente, con sobra de pruebas, implicados en situaciones que ameritan investigaciones, esclarecimiento y sanciones si fueren menester.
Un Vicepresidente está preso por asociación ilícita para cometer delitos económicos con grandes perjuicios al país y beneficios de particulares. Ahora el ex Presidente de la última administración de diez años, es investigado por posiblemente haber permitido los casos de secuestro y muerte contra los personajes citados al inicio de la presente nota.
Todos los ecuatorianos son iguales ante la Ley, lo señala la Constitución de la República y lo sabe, entiende y debe practicar, más que nadie, quien ha ejercido la primera magistratura. Aunque fuese por omisión, las autoridades son responsables de hechos ocurridos en su administración y de ellos están obligados a rendir cuentas. Qué mejor si al término de procesos judiciales con la independencia pregonada en los actuales momentos, se demuestra la inocencia y se desvanecen las sospechas.
Si todos los ecuatorianos son iguales ante la Ley, nadie puede quedar al margen de ella por poderosas influencias políticas o de otra índole. Qué maravilloso sería para los medios de comunicación aprobar y respaldar el patriotismo, el civismo, la buena fe de los ciudadanos que honradamente se someten a la Ley, en vez de lamentar que los haya quienes la evaden y se burlan de ella, autocalificándose como “perseguidos políticos”, que nadie los cree.