Antes de la creación de la empresa municipal ETAPA, las inundaciones eran inevitables en los días de lluvia, como ilustra esta gráfica de la calle General Torres, entre Sangurima y La Mar. |
La empresa ETAPA es considerada emblemática por la cobertura y calidad de sus servicios, aspectos sobre los que se pone énfasis, pero se olvida como y por qué nació, quiénes le dieron vida y planificaron su futuro, para alcanzar el presente grato de la Cuenca de hoy
La Empresa Municipal de Teléfonos, Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA) cumple medio siglo. El 2 de enero de 1968 la creó la Municipalidad de Cuenca, presidida por el Alcalde Ricardo Muñoz Chávez, para resolver las deficiencias de esos servicios
La iniciativa surgió de una temporada invernal que en 1967 causó inundaciones en la ciudad y estragos en la planta de agua de El Cebollar, única entonces, cuando un deslave colapsó la tubería de presión y la población tuvo que acudir al río Tomebamba o esperar el reparto de los bomberos, para aprovisionarse del líquido. Las deficiencias de la planta no eran nuevas. Además, la operación y mantenimiento no estaban a cargo de técnicos especializados, aunque era reconocida la experiencia de un personaje que por su inteligencia e intuición, como funcionario del Departamento de Obras Públicas, resolvía las urgencias.
Era Manuel Peña Vélez y de él debería hacer memoria ETAPA en su cincuentenario. Su capacidad técnica venía de habilidades innatas que le acreditaron para operar la planta de agua. Además, era diestro en temas eléctricos, en dibujar planos de redes de las instalaciones y hasta trabajó en obras como la Catedral Nueva, las refacciones del santuario del Rocío, en Biblián, el estadio municipal, el mercado 10 de Agosto, o el adoquinado de las calles de Cuenca en los 40s del siglo pasado.
Hacia 1953 César Burbano Moscoso, profesor de Arquitectura y artista plástico de importante trayectoria, decía del señor Peña: “Hacía construcciones e intervino en la Catedral de La Inmaculada. En cuanto a su precisión como dibujante técnico, no conozco otro que sea capaz de formar pareja, incluso en la actualidad”.
Pero para el invierno de 1967, cargado de años, ya no estaba para resolver la gran emergencia. Entonces el Alcalde Muñoz Chávez acudió a un compañero del colegio Rafael Borja, ingeniero y con experiencia técnica, José Pérez Carrión, quien ya cumplía funciones en la Municipalidad y restituyó el servicio de agua exitosamente en una semana.
El Concejo de entonces estaba consciente de la necesidad de crear un departamento municipal dedicado a resolver técnicamente las necesidades del agua potable de entonces y del futuro, pues no se podía mantener a la ciudad a expensas de la condición climática. Y encargó al ingeniero Pérez Carrión estudiar el caso y planificarlo.
La primera discusión del proyecto de ordenanza de creación se dio el 15 de agosto de 1967 y, la segunda y definitiva, el 2 de enero de 1968, cuando fue aprobado. Esta es la fecha que la entidad considera oficial del nacimiento de la empresa, aunque la ordenanza fue publicada el 15 de enero en la imprenta municipal.
José Pérez Carrión, ingeniero que concibió la estructura y la organización de la empresa municipal, bajo conceptos técnicos. |
Hubo momentos anecdóticos al discutir el proyecto de José Pérez Carrión, especialmente sobre el financiamiento de la empresa, pues no se podía cargar a las planillas de consumo del agua ni la Municipalidad podía asumirlo. La solución vino del asesor económico municipal, Alfonso Jaramillo León, quien propuso que la empresa fuera de agua, alcantarillado y teléfonos, para que el servicio telefónico subsidiaria las otras deficiencias. Así se hizo y nació ETAPA, una empresa económicamente factible, técnicamente independiente y totalmente cuencana. Jaramillo León fue pionero en Cuenca en el fomento del ahorro y crédito y fundó la Cooperativa de la Cámara de Comercio, que ahora lleva su nombre y es algo anterior a la empresa municipal ETAPA.
La empresa se inició en condiciones precarias, con una oficina en el séptimo piso del edificio municipal frente al parque Calderón. Fernando Malo Cordero fue primer gerente y se desempeñó por once años, asesorado por José Pérez Carrión y con dos jóvenes funcionarios que venían de la extinguida Empresa Municipal de Luz, Agua y Teléfonos (EMLAT): Galo Ordóñez y Giulio Toracchi. Lo primero que hicieron fue estudiar la ampliación de la planta de agua de El Cebollar, para resolver las carencias que sufría Cuenca, así como los problemas del alcantarillado. “Por las noches, hasta la madrugada, recorría por el interior de los colectores que tenían dimensiones suficientes, tomando medidas, observando su estado físico –ahora me estremezco al recordar lo que hacía, y el serio peligro que corría al entrar en los canales sin ninguna protección- y tomando fotografías”, recuerda el ingeniero Ordóñez, en su libro “De la Bacinilla a la Alcantarilla”, que narra el penoso estado sanitario de Cuenca en esos tiempos.
Al nacer ETAPA Cuenca tenía 80 mil habitantes, 39 kilómetros de redes de agua potable y 93 kilómetros de alcantarillas. En teléfonos, dos mil aparatos, y en agua producía 240 litros por segundo. Y lo peor que tenía eran más de 200 desembocaduras de aguas servidas en el cauce del río Tomebamba.
La primera preocupación fue la planta de El Cebollar, donde el ingeniero Pérez hizo aportes técnicos reconocidos a nivel internacional, con costos mínimos en relación con obras similares en otros países latinoamericanos. Fue la primera planta diseñada por un técnico latinoamericano, obra que se le adjudicó al descartarse a la firma francesa Degrémont, cuyo precio sobrepasaba en el 90% a su propuesta. Para asumir la ampliación de El Cebollar, el ingeniero Pérez dejó la Dirección Técnica de ETAPA y presentó como garantía la hipoteca de sus bienes y hasta los de sus padres. Al concluirla, la Organización Mundial de la Salud reconoció a la planta de El Cebollar como piloto en América Latina y su diseñador fue invitado a un Congreso Interamericano de Ingeniería Sanitaria, en Asunción, Paraguay, donde expuso su invención de los sedimentadores laminares construidos en Cuenca. Era en 1969 y el técnico concurrió con el Gerente de ETAPA, Fernando Malo, quien recibió un diploma y el Premio de Oro de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria (AIDIS).
Ricardo Muñoz Chávez, el Alcalde que creó ETAPA y Fernando Malo Cordero, el primer Gerente, impulsaron a la empresa de dotación de servicios básicos para la ciudad de entonces y de los tiempos actuales y venideros.
Luego, el personaje fue incorporado al Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria (CEPIS) y se le encargó planificar plantas de agua en diversos países, entre ellas la de Cutzamala, en la ciudad de México, para producir 60 metros cúbicos de agua por segundo, entonces la más grande del mundo, con 1.500 kilómetros de redes y un desnivel de 3.800 metros.
José Pérez Carrión, personaje destacado en el país y en el exterior por sus aportes técnicos en materia sanitaria, hoy bordea los 90 años, lastimosamente olvidado de las nuevas generaciones de técnicos y directivos de la empresa ETAPA. En el gobierno de Rodríguez Lara, fue invitado a un cargo directivo en el Instituto Ecuatoriano de Obras Sanitarias (IEOS), donde hizo aportes en temas de salubridad, agua, servicios hospitalarios, recolección de basura y mejoramiento de sistemas de agua en el país. En 1976 la AIDIS le confirió una segunda condecoración.
En cincuenta años, ETAPA –ahora oficialmente ETAPA EP- ha aportado a solucionar necesidades básicas de Cuenca, con resultados que lideran a nivel nacional los índices de cobertura de agua, en telefonía, alcantarillado y, en telecomunicaciones. Su gestión es significativa en la preservación ambiental –las aguas residuales van por canales a la planta de tratamiento en Guangarcucho- para el aprovisionamiento de agua y otros servicios básicos de Cuenca urbana y rural hasta más allá de la mitad del siglo XXI. Es empresa que asesora a municipalidades del país y del exterior.