Unas válvula de escape de las tensiones políticas, sociales, económicas, es el humor. Y brota espontáneo en la inteligencia del pueblo ante las más graves situaciones de la vida cotidiana. Para eso es la temporada de Inocentes, con la que se inicia cada año, pero de la que parecen hacer provechoso uso autoridades en la cuerda floja o líderes en crisis que no se convencen de que al pretender engañar al pueblo se engañan a sí mismos.
De allí proviene el humor negro. ¿No es creerle ingenuo al pueblo con el indulto a un ex Presidente condenado a prisión por crímenes de lesa humanidad, a cambio de votos congresiles para salvarse de la destitución por corrupto? ¿No es ofensivo al sentido común demorar con incidentes, engorrosos procesos, apelaciones e interminables obstáculos la condena a culpables de enriquecimiento ilícito, coima y robos públicos?
Imaginemos que de alguien que no respira, no tiene signos vitales y está inmóvil, a ojos de todo el mundo muerto, se deba esperar procedimientos complicados, discusiones y trabas legales para que oficialmente se le declare que está sin vida. Casos absurdos de “muertos caminando” hay en la política y las altas esferas del poder público.
Es tiempo de exigir justicia rápida y oportuna. Que no se engañe ni ofenda al pueblo, como ocurre en el “inocente” caso de un vocero del anterior gobierno que dice ahora que no tuvo relación con ese gobierno! Ya basta de tanto mal humor, de tanta ofensa al sentido común y al pueblo.