Fernando Balda, fue secuestrado. Jorge Gabela fue asesinado
Cuando a comienzos del gobierno empezaron los distanciamientos entre el Presidente de la República y su entonces Vicepresidente, Lenín Moreno dijo que todos los dedos apuntan contra Glas. Ahora no lo ha dicho, pero parece darse el caso de que todos los dedos apuntan contra Correa
El secuestro del activista político Fernando Balda, tema que ocupa largos espacios de los medios nacionales por largos meses, sería un hecho promovido por instancias estatales en cuyo ángulo piramidal superior estaba el Presidente de la República.
El ex mandatario Rafael Correa, domiciliado en Bélgica después de dejar el poder, está con orden de prisión por este caso y él y sus abogados defensores afirman que se trata de una persecución política. El mismo argumento generalmente lo utilizan quienes han fugado del país huyendo de la justicia.
Para este 6 de agosto se difirió la fecha de la audiencia de la Juez Daniela Camacho, para la preparación del juicio contra el ex mandatario y todos los implicados en el secuestro ocurrido en Colombia y que se habría organizado desde el Ecuador, con participación directa de la Secretaría Nacional de Inteligencia, entidad adscrita a la Presidencia de la República.
Balda, ex asambleísta y ex aliado político del Presidente Correa, del que acabó distanciado, asegura que su caso fue un crimen de Estado por el que deberá ser sancionado el principal gestor del hecho, nada menos que el entonces Presidente. El escándalo provocado por este hecho ha reactivado la presencia mediática de Fernando Balda, dándole una promoción que él aspira a convertir en insumo político con miras a futura participación en el campo electoral. Inclusive ha afirmado él mismo la posibilidad de ser un día habitante de Carondelet.
Otro caso que envuelve al anterior gobierno –presidido por Correa- es el asesinato al general Jorge Gabela, hecho ocurrido en diciembre de 2010, cuando él denuncia sospechas de incorrección en la negociación de varios helicópteros Dhruv que fueron accidentándose uno tras otro causando la pérdida de vidas y de dinero público.
Gabela recibió disparos en su propio domicilio y las investigaciones oficiales determinaron que se trataba de un hecho de delincuencia común. Pero hay un desaparecido informe del perito Roberto Meza, que habría llegado a manos del Presidente de la República, que haría referencia a que no fue un delito común sino un asesinato planificado.
Los casos Balda y Gabela se complementan con las denuncias de corrupción que han salido y siguen saliendo a luz pública, todas relacionadas con la anterior administración, para presentar ante el gran público la imagen de que en los diez años del gobierno correísta se registraron episodios insólitos en la vida de los ecuatorianos y en la historia nacional. Deberá pasar un tiempo apropiado para que la década de Rafael Correa sea juzgada con rigor histórico y con perspectiva ajena a la contemporaneidad política que suele distorsionar las verdades y los hechos.