El detonante para esta ofensiva desde el otro lado de la frontera sería el involucramiento de las Fuerzas Armadas Ercuatorianas en un plan binacional de cooperación con sus similares de Colombia, tal como el vecino país lo venía intentando desde hace muchos años, y que el llamado “Plan Colombia”, hoy en el desván de la historia, pretendía con el Ecuador

Irregulares que cubren las rutas y suministros del narcotráfico, han declarado la guerra al estado ecuatoriano, con la serie de atentados de bombas, en el norte fronterizo de la provincia de Esmeraldas, que han causado varios militares y policías muertos, decenas de heridos y cuantiosos daños en infraestructura de cuarteles. El país se vio sorprendido por la violenta ofensiva, y recién se ha puesto a analizar las causas para tan repentinas hostilidades cuando, salvo casos esporádicos, irregulares y narcotraficantes “no se habían metido”, por decirlo así las fuerzas de seguridad ecuatorianas.

Algunos analistas militares, los cuales dicho sea de paso, por lo general presentan versiones interesadas,  han señalado que el detonante para esta ofensiva desde el otro lado de la frontera sería el involucramiento de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas en un plan binacional de cooperación con sus similares de Colombia, tal como el vecino país lo venía intentando desde hace muchos años, y que el llamado “Plan Colombia”, hoy en el desván de la historia, pretendía con el Ecuador, actuando como yunque en las campañas colombianas contra la insurgencia.

De otro lado, resulta altamente sospechosa esta ofensiva, cuando el nuevo gobierno se ha desmarcado, aunque no por completo, de la política del Correísmo, que era de simpatía no oculta con todo lo que representara  guerrillas, sean o no de brazos armados del narcotráfico, mientras que ahora, estos remanentes delincuenciales de la insurgencia de las FARC, han tomado a la frontera ecuatoriana como “línea de combate”. ¿Hubo algún pacto tácito entre estas bandas y el pasado gobierno para mantener una especia de “stato quo” en Esmeraldas y otros puntos de la frontera ecuatoriano-colombiana? Existen interrogantes al respecto.

Lo más grave quizá es que la ofensiva de estas bandas extranjeras, donde indudablemente habrá elementos ecuatorianos en la lista, sorprende a las Fuerzas Armadas del país en un estado de lenta recuperación tras el casi desmantelamiento del que fuera objeto, cuando los “revolucionarios” del correato consideraban poco menos que superfluo su papel, y pretendieron asignarles tareas de policía, de “boy Scouts” o de simple defensa civil, mientras paralelamente se quería formar grupos armados de defensa de su pretendido y a la postre falso “proceso revolucionario” al estilo venezolano. Abortó este proyecto pero han quedado lesionadas unas Fuerzas Armadas, que ahora deben enfrentar a las bandas dispersas en la costa colombiana del Pacífico, de la cual se dice es la principal ruta de abastecimiento y transporte de la droga hacia los mercados de Norteamérica y los EE.UU. De allí el interés estratégico que supone para estos grupos la actual ofensiva en territorio ecuatoriano. El estado colombiano, que no controla para nada esa zona, nos deja en la estacada, ni más ni menos.

 

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