Retrato del sacerdote Víctor J. Cuesta, fundador y patrono de la Sociedad que en mayo cumplirá 116 años.

Bajo el alero de canecillos con la curva de las tejas recortándose en lo frontis del edificio, la frase “Sociedad de Obreros de la Salle, Fundada el 15 de mayo de 1902”, llama la atención de los extraños más que de los cuencanos

Las conmemoraciones históricas invitan a poner los ojos sobre cosas o personajes del pasado, a quienes se mira sin contemplarlos, con el desinterés de la costumbre. ¿Qué tiene que ver Víctor J. Cuesta con las fiestas de la fundación de Cuenca en este abril? Nada, absolutamente nada, pero da pretexto para  evocar su memoria ligada a ese inmueble en la esquina de las calles Sucre y Vargas Machuca. 

Fue un cura (1878-1940) que en 62 años de vida tuvo tiempo suficiente para hacer obras perdurables con las limosnas y aportes de gente adinerada que le confió recursos. Un religioso ejemplar para quien la caridad, la educación, la prédica y los sacramentos no eran actividades de lucro ni empresas comerciales.

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