La violencia y el narcotráfico hacen presencia en la zona fronteriza con Colombia, desde hace varios meses, con resultados fatales que conmocionan a la población nacional. La gravedad de la situación, proclive a empeorar si no se la acomete con acciones urgentes, requiere una reacción efectiva de los defensores de la seguridad nacional: las Fuerzas Armadas.
Cuando elementos expertos en ataques guerrilleros, utilizando armas mortíferas, disparan a poblados ecuatorianos y a las guarniciones militares en la zona, dejando muertos y heridos, sólo una respuesta contundente acorde con la gravedad del caso, podría detener su avance. No hay para qué perderse: los militares son responsables de defender la integridad y de la seguridad nacional y deben estar siempre alerta y preparados para su función.
Y el tiempo apremia. Ni reuniones burocráticas ni plegarias pueden ser mecanismos para afrontar tan gravísimo reto. Lo que se necesita son acciones terminantes, pero no precipitadas. Allí está el papel que le corresponde al Gobierno Nacional, para dirigir responsablemente, en el marco de la seguridad nacional, el trabajo coordinado con los organismos castrenses.
Al cierre de la presente edición, era incierto el paradero de un equipo periodístico de diario El Comercio, secuestrado en territorio ecuatoriano próximo a la frontera con Colombia. Como ecuatorianos y como periodistas, no podemos sino ser solidarios con los trabajadores de la comunicación injusta y abusivamente tomados prisioneros. Preciso es que, con prudencia, pero con firmeza, se haga lo imposible para defender su integridad y lograr su retorno.