Para no quedarse fuera del carro –o de la “camioneta”- de la consulta, hasta el bloque de PAIS apuntó un modelo de preguntas, considerando que no era estratégico oponerse a ellas lisa y llanamente cuando las tres cuartas partes de a ciudadanía apoya, según encuestas, una consulta popular que redefina el esquema de gobernabilidad
Aprovechando la ola de popularidad y apoyo a su gobierno, el Presidente Lenín Moreno se decidió, creemos que oportunamente, por la convocatoria a una consulta popular, que interrogue a la ciudadanía algunos aspectos puntuales del anterior esquema de gobierno, heredado de la administración de Correa y que, de continuar inalterable, sería una especie de pesado dogal que a Lenín Moreno y a su administración les impediría prácticamente gobernar independientemente de ese desprestigiado modelo.
Por cierto, Lenín Moreno pone todo su capital político en la consulta, y de sus resultados dependerá el futuro de su administración, y no solamente esto, sino el futuro del ex Presidente Rafael Correa y de quienes lo han seguido fielmente, verbigracia la mayoría de la Asamblea Nacional, que a pesar de sus inocultables discrepancias internas, aún no tiene elementos que se hayan decidido a romper de una vez por todas sus amarras con el ex mandatario.
La temática de las preguntas para la consulta, fue objeto de una verdadera maratón, puesto que desde diversos sectores políticos, empresariales, estudiantiles, de maestros e indígenas y campesinos, se han enviado a Carondelet toda clase de preguntas, desde aquellas, más radicales, que abogan por la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana, al cese inmediato del fiscal, contralor, procurador, y más cargos de nominación de ese organismo, blanco favorito de las críticas por sus concursos, sorprendentemente favorables a cercanos al ex Mandatario; supresión de leyes como la de Comunicación, Plusvalía, etc. y aquellas preguntas moderadamente realistas que apuntan más bien a una reorganización del Consejo de Participación Ciudadana con reglas del juego no marcadas por el oficialismo.
Para no quedarse fuera del carro –o de la “camioneta”- de la consulta, hasta el bloque de PAIS apuntó un modelo de preguntas, considerando que no era estratégico oponerse a ellas lisa y llanamente cuando las tres cuartas partes de a ciudadanía apoya, según encuestas, una consulta popular que redefina el esquema de gobernabilidad.
La oposición, que en los primeros meses de gestión presidencial de Moreno, ha sido agradablemente sorprendida por el rumbo inesperado que tomó el gobierno, desprendiéndose del Correísmo y de su líder, quiere lo máximo, es decir que sus apetencias políticas se consuman como si ellos hubieran ganado las pasadas elecciones. Un mal cálculo político, porque la agenda de los partidos y movimientos opositores no es, ni pudiera ser, exactamente igual a la estrategia que mantiene Moreno, cuyo gobierno requiere cuidarse de aparecer, como lo califica la oposición correísta, “traidor” a sus principios. Si a estas alturas se pudiera hablar de los principios de la llamada “Revolución Ciudadana”, estos se vieron ahogados por las trepidantes denuncias sobe los multiplicados casos de presunta corrupción al más alto nivel de la administración pasada.
Mientras el ex Presidente Correa repite sus críticas sobre la supuesta “mediocridad” y los “mediocres” que le han sucedido, lo cierto es que Lenín Moreno se ha demostrado un maestro en el arte de la política, en estos primeros y agitados meses de administración.