Los recursos planteados por su defensa no le han permitido recobrar la libertad y las nuevas evidencias que aparecen día a día podrían llevarle a una posición insostenible e indefendible
El Vicepresidente de la República, Jorge Glas, acusado de ser parte de una presunta asociación ilícita de corrupción, ve complicarse cada vez más su situación y ha ido perdiendo uno a uno varios recursos en su defensa.
El Movimiento Alianza PAIS, inicialmente unido con sus asambleístas para apoyarlo, ha sufrido resquebrajaduras y también es parte de la crisis advenida tras las denuncias y procesos para esclarecer casos de corrupción detectados de la administración del país que, por diez años, lideró el Presidente Rafael Correa Delgado.
Las discrepancias entre el Presidente Lenín Moreno y su antecesor, Correa, han llegado también a posiciones irreconciliables especialmente sobre el tema de la Consulta Popular planteada por el gobierno, uno de cuyos puntos es considerado un candado para evitar la reelección indefinida de los mandatarios. El Movimiento PAIS considera que este punto, “un logro” en materia de derechos para la libertad de elección, tiene una dedicatoria expresa: cerrar las puertas al ex Presidente Correa para siempre.
La división del bloque legislativo de Alianza PAIS parece incontenible. La Vicepresidenta encargada de la República, Maria Alejandra Vicuña, hasta hace poco defensora de la línea del ex Presidente, es ahora la responsable de promocionar la Consulta Popular en todos sus siete puntos y parte de sus compañeros políticos han cuestionado su presencia en las funciones que le ha encomendado el Presidente Moreno.
La situación del Vicepresidente Glas, cada día con alguna nueva complicación al destaparse procedimientos de sospechosa gestión en grandes contratos petroleros y obras públicas, parecería indefendible. El Contralor encargado se ha pronunciado por la destitución del cargo, pero hay controversia si se refiere al cargo de Vicepresidente o de Ministro de Áreas Estratégicas, que las ejerció con anterioridad. El debate acalora a sectores que opinan sobre el tema para defenderlo o acusarlo.
El presente mes de noviembre será definitivo para marcar líneas claras sobre el panorama político derivado de la condición en la qu se encuentra el Vicepresidente de la República, quien ha pedido dos meses de vacaciones mientras guarda prisión en una cárcel de quito, para reafirmar que sigue ejerciendo las funciones de segundo mandatario del país.
Este embrollo político marca los primeros meses de la gestión del Presidente Lenín Moreno –que va para los seis meses-, constituyéndose en tema que, pese a su gravedad, va perdiendo interés ante el público que miró con estupefacción y luego con indiferencia, el insólito caso de un segundo mandatario del país en prisión bajo sospechas de corrupción, supuestamente haciendo uso de derecho: ¿vacaciones anticipadas o usadas extemporáneamente por funciones anteriores?
Las investigaciones de Fiscalía han permitido ir atando cabos que se juntan a una cuerda floja en cuyos extremos están el Vicepresidente y su tío Ricardo Rivera, presunto intermediario o testaferro de la corrupción en el caso Odebrecht.