Dos importantes conmemoraciones celebra Cuenca este mes: los 197 años de su independencia española y el centenario de la coronación al poeta Remigio Crespo Toral. La primera, con programas cívicos y populares tradicionales de cada año.

   En el caso de Crespo, la conmemoración es excepcional: nunca antes, ni después de 1917, se homenajeó en vida y con absoluta unidad nacional a un poeta cuencano. El Gobierno, las academias culturales, la iglesia, las embajadas, las municipalidades y comités femeninos participaron de la celebración por sobre diferencias ideológicas y políticas. 

   Además, es singular el centenario del acontecimiento, porque permitirá al público admirar la corona de 34 laureles de oro que hace tres años se la denunció perdida y se la localizó gracias a una información periodística. Quedó claro que la corona sustraída, del poeta también, no había sido la misma del excepcional homenaje.

   La Municipalidad ha hecho bien en restaurar la casa museo que fue residencia del poeta, para que luzca, en el histórico centenario, el esplendor de un bien que se inscribe en la tradición de una ciudad que valora los patrimonios culturales que le pertenecen.

   Por sobre la conflictividad política nacional, con el Vicepresidente de la República implicado en investigaciones de corrupción, en la cárcel, estas fiestas cuencanas son un paréntesis de paz y alegría en días de incertidumbre nacional.

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