Así fue encontrada la corona del poeta el día del allanamiento judicial para recuperarla de una bóveda bancaria. |
La Casa Museo Remigio Crespo Toral fue reinaugurada el 28 de abril: la mansión colgada por los desniveles del barranco hacia el río Tomebamba, luce el esplendor arquitectónico, la refinada elegancia y la opulenta vida del poeta y hombre público que habitó en ella hace un siglo
Al cierre de esta edición de AVANCE y hasta el inicio del programa municipal, la expectativa estaba en la posible sorpresa de que la corona de laureles de oro con la que el país homenajeó a Crespo Toral, llegaría a la vitrina que, con todas las seguridades, le esperaba desde hace más de un año y medio.
La restauración de la Casa Museo fue financiada en un millón ochocientos mil dólares por el Banco del Estado y 600 mil de aporte municipal. El trabajo fue integral, a cargo de profesionales, técnicos restauradores y trabajadores que la han convertido en una joya arquitectónica y de arte de lo más representativo de la ciudad patrimonio cultural de la humanidad.
Pero lo más importante, aparte de los muebles, decorados y enseres que pertenecieron al poeta, son las piezas exhibidas en los espacios interiores. Hay miles de piezas arqueológicas y documentos históricos sobre los orígenes de Cuenca, empezando por los Libros de Cabildos, reliquias de valor imponderable.
En abril de 2014 el Alcalde Paúl Granda denunció a la Fiscalía la desaparición de la corona de laureles de oro con la que el Ecuador homenajeó a Crespo Toral el 4 de noviembre de 1917. La denuncia fue planteada nueve meses después de que, en julio de 2013, se descubrió el faltante, junto con otras reliquias del poeta.
En mayo de 2015 la Revista AVANCE publicó datos irrefutables sobre su paradero: un acta notarizada el 4 de septiembre de 1989 sobre la apertura del casillero de seguridad arrendada por la Comunidad Dominicana al Banco del Azuay, donde estaba junto con las coronas de la Morenica del Rosario y del Niño, sus cetros y cuantiosos tesoros.
Entre la larga lista, apenas en dos renglones, constaba la corona del poeta: “Un trofeo de oro, hojas de laurel del poeta coronado, Remigio Crespo Toral, consta de diez y siete hojas de laurel a cada lado”. Ya no era una pista, sino una certeza.
El aporte periodístico esclareció que la corona robada del museo municipal era otra, también auténtica, conferida por damas quiteñas al poeta ese mismo año 1917. Este bien sigue desaparecido y la Fiscalía habría archivado la investigación o la habría abandonado.
¿Cuándo y cómo fue la pieza a manos dominicanas? El misterio aún no está plenamente aclarado, pero según los religiosos, en las investigaciones –con un allanamiento de por medio para recuperar la corona- el poeta la donó para que el oro fuera usado en las coronas con la que se homenajeó en 1933 a la Virgen Morenica del Rosario del templo de Santo Domingo.
La corona fue devuelta por la Fiscalía a los dominicanos, cuando ninguna autoridad se interesó por recuperarla para el museo Remigio Crespo Toral. Todos los ex Alcaldes de Cuenca, el Gobernador del Azuay, el Prefecto y la Vice Prefecta, la Vice Alcaldesa y varios concejales, la Casa de la Cultura, rectores universitarios, todos los asambleístas azuayos, los descendientes del poeta y personeros de decenas de entidades públicas y privadas, pidieron al Alcalde Marcelo Cabrera que defendiera el bien para que fuese al museo que lleva el nombre del poeta.
La áurea pieza, que no es un bien religioso, tiene un valor simbólico y cultural extraordinario. Cada una de las 34 horas de oro fue donada por entidades nacionales y cuencanas y familiares y amigos del personaje. Como no hay pruebas definitivas sobre por qué estaba en manos dominicanas, tampoco hay pruebas de que alguna vez hubiera estado en el museo Remigio Crespo. Hay dudas en ambos sentidos.
Un documento con el nombre Contenido, firmado por el dominico Manuel G. Lafuente el 25 de octubre de 1967 y que acompañaba al acta de 1989 aludida, le hace constar en un subtítulo señalado como Nuevas Adquisiciones.
El 8 de diciembre de 1933, día de la coronación a la Morenica del Rosario, el obispo Daniel Hermida, mediante escritura, entregó a la Comunidad Dominicana las coronas de oro, los cetros y los tesoros – prolijamente enumerados- donados para el evento religioso. El documento no cita a la corona de oro de Remigio Crespo, quien, más bien, firma la escritura en calidad de testigo.
En los últimos meses la Municipalidad habría gestionado ante la Comunidad Dominicana para que la pieza áurea fuera a la Casa Museo, con motivo de inaugurarse la restauración. El Ministerio de Cultura, al que el ex Alcalde Alejandro Serrano Aguilar pidió intervenir para lograr este objetivo, respondió que corresponde realizar la gestión al Gobierno Autónomo Municipal de Cuenca, pues no se trataba de la corona que se denunció sustraída del museo.
La Comunidad Dominicana, en diciembre de 2015, acudió ante el Instituto de Patrimonio Cultural del Azuay, para inventariar la corona del poeta Crespo Toral como de su propiedad, luego de que había permanecido por décadas –nadie sabe desde cuándo, en bóvedas bancarias primero del Banco del Azuay y luego, cuando se liquidó esta entidad, del Banco del Austro.
Al cerrar esta edición de AVANCE era incierto si el tesoro patrimonial iría al salón amarillo de la mansión del poeta, en medio del cual estaba la vitrina con todas las seguridades, fabricada expresamente para alojarla. De haberse producido la sorpresa o, de producirse próximamente, lo innegable es que sin el aporte de este medio de comunicación, no se habría esclarecido el paradero de la corona y acaso pudo habérsela perdido para siempre, confundida con la corona con cuyo fin no alcanza a dar la Fiscalía.
Documento de 1967 firmado por el Dominicano Manuel G. Lafuente, en el cual se hace constar la corona del poeta en una sección de nuevas adquisiciones y que estaba junto con la escritura de 1933, cuando los tesoros de la Virgen del Rosario fueron entregados por el obispo Daniel Hermida a la Comunidad Dominicana