Una campaña reñida espera a los candidatos Lenin Moreno y Guillermo Lasso y sus binomios. El oficialismo estuvo a menos del 1% de sufragios para ganar en una vuelta la Presidencia, pero alcanzó mayoría en la Asamblea. Alianza PAIS se mantiene como la mayor fuerza política del Ecuador: el 2 de abril será su prueba de fuego en diez años de triunfos electorales.

El Carnaval dividió en dos la campaña de elección presidencial: el fin de la primera vuelta coincidió con la popular festividad y el miércoles de Ceniza con el virtual inicio de la segunda. La cuaresma será un período de agitada lucha política.
 
   El resultado oficial de las elecciones del 19 de febrero demoró tres días de tensa protesta pública exigiendo la información prevista por el Consejo Nacional Electoral para el mismo domingo por la noche, pero se entrampó cuando un candidato finalista pujaba por ganar en una vuelta y otro, por acceder a la segunda. Sin una tendencia definitoria, el conteo se hizo goteo. El miércoles a las 21:00 el Presidente del Consejo Nacional Electoral, Juan Pablo Pozo, anunció oficialmente que habría segunda vuelta, el 2 de abril.
 
 En la primera vuelta el binomio Lenin Moreno-Jorge Glas obtuvo el 39.35% de los sufragios, frente al 28.13% del binomio Guillermo Lasso-Andrés Páez. La diferencia fue de dos puntos entre ambos, pero el requisito de al menos 40% de los votos válidos, a centésimas de alcanzarlo, le impedía al primer finalista proclamarse presidente en una vuelta.
 
   La lucha será reñida en segunda vuelta, armada de un lado con ofertas de continuar la obra de una década de “Revolución Ciudadana” y, del otro, por un cambio en la forma de hacer gobierno y afrontar los problemas nacionales. En la primera vuelta siete candidatos pugnaron por oponerse al del Gobierno y en la segunda, ¿se unirán para derrotarlo? El Partido Socialcristiano, que se ubicó en tercer puesto, ofreció su apoyo a Lasso; Paco Moncayo, del cuarto puesto (ID) anunció que anulará su voto. Los demás actores están en la mira de las negociaciones.
 
   Una lectura objetiva del resultado electoral del 19 de febrero lleva a concluir que, a pesar de la dura campaña de la oposición –con los escándalos de corrupción-, el oficialismo ha obtenido un indiscutible apoyo electoral: los votantes no han creído o no han hecho mayor caso a las denuncias. Pero el camino queda entero para las semanas siguientes y este aspecto será intensamente explotado en la campaña.
 
 
   Los casos de Petroecuador y Odebrecht, protagonistas de la campaña electoral, entraron en suspenso hasta conocerse el resultado de la primera vuelta, pero seguramente se reactivarán en la segunda, pues el candidato opositor y sus adherentes harán lo imposible por identificar con nombres a los incriminados en las sospechas y vincularlos con el oficialismo.
 
   En cuanto a la Asamblea Nacional, Alianza PAIS mantiene el liderazgo numérico, con 74 curules de las 137, que le dan una mayoría absoluta. En todas las provincias del Ecuador, excepto  Pastaza, hay al menos un candidato ganador del movimiento oficial. De 15 asambleístas nacionales electos, seis son de PAIS.
 
   Al cierre de la presente edición de Avance, la Asamblea aparecía integrada por 74 miembros de Alianza PAIS,  30 de CREO, 15 del Partido Social Cristiano, 4 de la ID, 4 de Pachakutik, 3 de Sociedad Patriótica, 2 de SUMA, 1 de Fuerza Ecuador y 4 de movimientos políticos locales.
 
 
El pueblo ecuatoriano aspira que la campaña de segunda vuelta se desarrolle en un marco de respeto y limpiez para que los resultados de las urnas se reflen con transparencia.
 En Azuay, que elige cinco asambleístas, tres son del Movimiento PAIS y dos de CREO, movimiento éste que ocupó el segundo puesto en las elecciones presidenciales pero repuntó en la Asamblea, lo que se debería al movimiento Participa, del Prefecto Paúl Carrasco. En contraste, la lista auspiciada por Igualdad, movimiento del Alcalde Marcelo Cabrera, aliado del Prefecto Carrasco hace dos años, no tuvo votación significativa en el Azuay.
 
   En definitiva, tras anunciarse la segunda vuelta presidencial, viene una nueva campaña, sustentada en proyecciones marcadas por la primera vuelta y las negociaciones de todo orden con los líderes de las tiendas políticas que, de un lado y otro, serán actores inevitables, así como los asambleístas electos. Pero será el electorado el que, al margen de las negociaciones, se dará o no con la libertad de su voto un nuevo destino nacional a partir del próximo 2 de abril.
 

 

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