La remodelación de la Plaza de San Francisco es un tema de debates y sucesivos cambios de planificación, que tal vez se empiece a trabajar en los próximos meses. |
De junio de 2017 a junio de 2018 para Cuenca es el Año de la Cultura por resolución municipal del 6 de junio pasado. Un lapso apropiado para fortalecer la cultura y lo patrimonial y para revisar lamentables omisiones que afectan a la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad
La declaratoria se inscribe en el propósito de diversificar la actividad cultural aparte de eventos que tradicionalmente desarrolla la ciudad, entre ellos la Bienal de Cuenca, el Festival de la Lira, el Encuentro de Literatura que, al margen de la resolución municipal, tienen una continuidad tradicional con la que han alcanzado consolidación y reconocimiento en el ámbito nacional e internacional.
La declaratoria contiene 17 considerandos y tres resoluciones –a más de una cuarta consistente en la publicación del documento por un medio de comunicación-, para sustentarse en normativas constitucionales y decisiones de organismos nacionales y extranjeros aceptados por la Municipalidad.
La mayor parte de los 17 considerandos se refiere a la preservación del patrimonio cultural como uno de los objetivos para “Preservar, mantener y difundir el patrimonio arquitectónico, cultural y natural del cantón”;
“…integrar a la cultura como el cuarto pilar del desarrollo sostenible y fomentar el patrimonio cultural”;
“Cuenca desde agosto de 2015 es parte de la Liga de Ciudades históricas que resalta el valor patrimonial y artístico del Centro Histórico”;
“El 4 de diciembre de 1999, el Comité de Patrimonio Mundial, inscribió al Centro Histórico de Cuenca en la lista de Bienes de Valor Universal Excepcional y declaró a Santa Ana de los Ríos de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad…”;
“El Cantón Cuenca tiene un legado histórico proveniente del asentamiento de varias culturas que han ocupado este territorio por más de 3500 años y cuyas expresiones al igual que sus valores se deben preservar, conservar y difundir”.
“… Desde la Dirección Municipal de Cultura se ha creado un plan de trabajo para integrar a la cultura como pilar fundamental del desarrollo sostenible y fomentar el patrimonio cultural…”
Sobre los considerandos anteriores y otros más, el primer punto de la Resolución, en rebuscado lenguaje de polifacéticas interpretaciones –también difíciles- da cuenta de que el organismo municipal resuelve “Declarar como El Año de la Cultura de junio de 2017 a junio de 2018 para que progresivamente se convierta en un Eje de Desarrollo Sostenible del cantón Cuenca con el objetivo de establecer las políticas culturales que se constituyen en referente para las instituciones que canalizan la creatividad de lo estético y lo antropológico como los estilos colectivos de la vida de la población cuencana, como un medio que garantiza el pleno ejercicio de los derechos culturales”.
Zaguán de acceso a la Subdirección del Instituto de Patrimonio Cultural en el Austro, en la Casa de las Palomas, con el piso de canto rodado y ornamentaciones de hueso, deja ver el patio embellecido por plantas ornamentales. Un buen ejemplo de preservación.
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Se inserta en estas páginas algunas gráficas que podrían ser referentes a tomarse en cuenta, al margen de los temas de arte, literatura, publicaciones, en la aplicación de la Declaratoria y que tienen como denominador común el tema patrimonial y su preservación, fortaleciendo lo que amerite perdurar como testimonio de tiempos pasados en los que se sustenta el valor patrimonial de la ciudad, también enmendando errores imperdonables cometidos por violación de disposiciones patrimoniales, peor aún, con la condescendencia de organismos municipales responsables de la defensa patrimonial, la preservación de los bienes arquitectónicos inventariados y la sanción que poco llega a los infractores.
Tal es el caso de las fotos que dejan ver una casa declarada de patrimonio cultural a la que se retiró la cubierta una década atrás, para que se destruyera, y el estado de ruina insalvable en el que se encuentra en la actualidad, caso que ha sido tema reiterativo de este medio de comunicación, sin lograr un ápice de sensibilidad en el Departamento de Áreas Históricas o en la Comisión de Áreas Históricas y Patrimoniales de Cuenca.
La demolición de una casa absurdamente interpuesta en la Calle Santa Ana; la recuperación del Ferrocarril o al menos del área del terminal de Gapal, como evocación del tren que llegó apenas y se fue, para siempre, de Cuenca; la plaza San Francisco, en interminable anuncio de restauración; la activación de hermanamientos con más de una decena de ciudades con las que comparte destinos de interés cultural, son algunos temas que podrían ser considerados por la Municipalidad en el Año de la Cultura en la ciudad de Cuenca, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Vestigios del terminal ferroviario de Gapal, evocación del ferrocarril que llegó apenas y desapareció para no volver más.
Un sacrilegio patrimonial: casa inventariada como bien patrimonial –calle Juan José Flores-, a la que se quitó la cubierta para que se destruyera, hasta el estado actual, irrecuperable y a propósito, ante la indolencia de las autoridades patrimoniales.
Santa Ana, primera calle de la traza urbana de Cuenca, entre la Catedral y el Seminario San Luis, con un inmueble que “corcha” el paso de los peatones y clama ser demolido, por sentido común.