En su estudio uno se adentra en el desenlace de su vida. Vivió sólo hasta los 37 años dado que su mudanza a St. Petersburg fue el inicio del fin: su esposa Natalia atrajo la atención del francés Georges-Charles d’Anthès y los rumores de que ella mantenía un romance con él fueron indicios de una fatal tragedia
El escritor ruso Alexander Pushkin escribió una frase que le iría bien al final de su vida: ‘El ímpetu del corazón, engaño encantador, nos hace sufrir muy pronto.’ Adentrarse en su hogar en la ciudad de San Petersburgo en Rusia es ingresar a una historia familiar porque el apartamento, hoy convertido en museo, conserva los muebles y muchos de los objetos personales que usara el escritor así como los miembros de su familia. La presencia de fina vajilla, sillas delicadas, hermosos escritorios, exquisitas pinturas, libros de valor universal, etc. denotan el gusto que la familia habría aplicado en sus adquisiciones.
Hay que decir ‘familia’ porque Pushkin vivió en esta casa con su esposa desde 1836 a 1837, llegando sin embargo con el menaje de casa previamente adquirido. Aunque muchas de sus biografías ponen énfasis en las altas deudas que el escritor tenía, agravadas por la manutención de esposa, cuatro hijos, y dos cuñadas solteras, sus bienes no dejan ver el apuro económico que habrá pasado… o acaso son precisamente la muestra de una afición por las finas cosas materiales a cualquier precio.
Uno se adentra además en la historia individual del escritor. Sus plumas, libros, manuscritos, cuadernos de apuntes, fotografías, etc. nos dejan vislumbrar al talentoso hombre al escribir. Su mano habrá sido ágil en el manejo de la pluma porque su mente siempre estaba presta a la producción literaria. Sus apuntes incluyen dibujos. Las horas pasadas en su estudio debieron ser largas y activas, aferrado a su amado escritorio al que tanto cuidaba según cuentan los estudiosos de su vida. Afortunadamente, la belleza del estudio donde Pushkin trabajara le permite a uno imaginar su vida escribiendo. El estudio es acogedor, con muebles de buen gusto que combinan rojos aterciopelados con una madera bien conservada y de un agradable marrón. Un amplio ventanal permite la entrada de suficiente luz para escribir durante el día y unas cuantas lámparas y candelabros habrán sido la fuente de luz durante las horas nocturnas. Aparte, el frío invernal de San Petersburg debe haber invitado al escritor a quedarse en casa escribiendo.
Cuando se llega al estudio, se adentra uno además en el desenlace de la vida de Pushkin. Vivió solamente hasta los 37 años de edad dado que su mudanza a St. Petersburg fue el inicio del fin. En esa hermosa ciudad, su esposa Natalia atrajo la atención de un hombre francés llamado Georges-Charles d’Anthès. Los rumores de que Natalia mantenía un romance con el francés fueron ya indicios de tragedia que solamente se calmaron temporalmente. El francés se casó con una hermana de Natalia, según ciertos rumores, para salvar la reputación de Natalia. Otro rumor es que nunca cesó en su intento de seducir a Natalia, aspiración que habría tenido ya desde 1835 cuando conoció a la pareja en otra ciudad. Estas provocaciones llevaron al escritor a desafiarlo a un duelo que acabó en tragedia ya que el escritor volvió a casa herido de muerte luego de que la bala, a la altura de la cadera, afectara el estómago.
La autora del artículo al pie del monumento Pushkin, acompañada por su esposo Kevin.
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Los días que siguieron a la herida fatal, Pushkin recibió asistencia médica que, de haber contado con los avances que hoy tenemos, quizá le hubiera significado al escritor varios años más de vida, pero murió a los pocos días a consecuencia de una peritonitis. Hay fotos del escritor ya en su ataúd y la guía se concentra bastante en los detalles familiares alrededor del agonizante. Se pasa luego a lo público porque el dolor alcanzó a la sociedad rusa ya que Pushkin fue un escritor aclamado en vida y no solamente de manera póstuma.
El 29 de enero pasado se cumplieron pues 180 años del duelo que llevó a Pushkin a su muerte y en este mes se cumplen, por lo tanto, los 180 años de su muerte. Quizá la visita a la casa de Pushkin vela un poco el brillo de la producción literaria del autor dado que, como es lógico, al ser el sitio donde falleció, el museo hace énfasis en la tragedia. Por ventaja, su legado literario no nos permite olvidar lo talentoso que fue en la literatura.