|Nació como una réplica al centralismo que, hasta por su nombre, ostentaba desde tiempos de la Independencia la Universidad Central del Ecuador. Hasta mediados del siglo pasado la educación superior era para los varones y en el caso de Cuenca la proporción hoy se ha invertido: 8548 mujeres y 7300 varones

    La Universidad de Cuenca inicia este enero el año jubilar por los 150 años de su fundación. El 1 de enero de 1868 fue la solemne sesión inaugural, presidida por el primer Rector, Benigno Malo Valdivieso.
 
   La enorme distancia de Cuenca a Quito, sede de la Universidad Central creada luego de la Independencia, más las penalidades de los aspirantes a grados universitarios, fue el principal motivo para gestionar, desde décadas anteriores, un plantel de educación superior para esta ciudad.
 
   En 1861 el Congreso había decretado la creación de la Universidad de Cuenca, pero el proyecto se obstruyó por el desinterés del Presidente García Moreno, que creía innecesarias más universidades que la Central, más aún si prefería la utilitaria educación técnica a la peligrosa humanística.
 
   Fue el Congreso de 1867, presidido por Pedro Carbo, el que el 15 de octubre de 1867 aprobó el decreto de creación de las Corporaciones Universitarias de Guayaquil y Cuenca, al que puso el ejecútese el Presidente de la República, Jerónimo Carrión, tres días después, el 18 de octubre.
 
   Entonces era diputado por el Azuay Luis Cordero Crespo, quien fue uno de los propulsores de la causa universitaria. En su autobiografía, que dictó a un amanuense en 1892 -poco antes de ser elegido Presidente de la República-, apuntaba al respecto lo siguiente:
 
    “Pobre como había sido desde la infancia conocía las inmensas dificultades que un joven tenía que superar, después de terminados sus estudios, para viajar a la distante Quito, permanecer en ella privado de todo valimiento, pagar la pensión pecuniaria de los grados, sin probabilidad de que se le condonen, por ser desconocido, y luego presentarse intimidado ante Catedráticos y Superiores totalmente extraños para él, exponiéndose a que lo intenso de la emoción influya en el mal resultado del examen y la consiguiente desgracia de toda su vida. Estas consideraciones de carácter individual y otras concernientes al progreso de los principales centros de cultura ecuatorianos, mediante la descentralización universitaria, estimularon a Cordero a trabajar con el mayor ahínco por la creación de las expresadas corporaciones… y se dio al cabo la ley fundando estas juntas que subsisten hasta hoy…” 
 
Escudo del Plantel que cumple 150 años de su fundación.
   La Universidad de Cuenca nació estrechamente vinculada a los colegios Nacional y Seminario, cuyos profesores se integraron a las cátedras en las facultades de Filosofía y Literatura, de Ciencias, de Jurisprudencia, de Medicina y Farmacia y de Teología, con las que se abrió el centro de estudios superiores.
 
   La apertura del Plantel fue todo un acontecimiento histórico, con un acto académico en el Salón del Seminario, luego del cual se ofició una misa y Te Deum en la Catedral de Cuenca, con la asistencia de lo más destacado entre autoridades, representantes de instituciones públicas y privadas y ciudadanos.
 
   Tras el oficio religioso, los concurrentes volvieron al Seminario, para continuar la programación, dentro la cual hubo discursos de los estudiantes del Seminario Federico Proaño y Roberto Crespo, y del Colegio Nacional, los alumnos Carlos Domínguez y Guillermo Ochoa.
 
   “De hoy para adelante los alumnos de los colegios de Cuenca no iremos a mendigar el grado académico a cien leguas de distancia y daremos a nuestros padres la satisfacción de ser testigos de nuestras condecoraciones científicas cuando hayamos llegado a merecerlas”, dijo el estudiante Ochoa.
 
  Federico Proaño, por su parte, apuntó, entre otras cosas: “Esta que pudiéramos llamar emancipación literaria, vale para nosotros en su esfera particular, tato como la independencia política para un pueblo oprimido por un poder intruso. Dig+amoslo francamente: hasta hoy hemos formado los ciudadanos del Azuay, en materia de instrucción pública, una especie de colonia de esa pequeña metrópoli que nos ha mantenido por tanto tiempo bajo su imperiosa potestad. La voz de nuestros representantes continuamente levantada, para pedir en las cámaras legislativas, la libertad para instruirnos por nuestra propia cuenta, ha resonado inútilmente por muchos años, y el interés de la juventud, de la familia, el de la ilustración pública, el d la moral, han sido mezquinamente postergados al interés provincialista menguado y pequeño de conservar una rumbosa corporación en la capital, a costa de muy grandes sacrificios hechos por las demás secciones de la República”.
 
   El discurso principal fue de Benigno Malo Valdivieso, Rector de la naciente Universidad, hombre polifacético como político, literato, diplomático, maestro y empresario. Todos estos ingredientes sintetizó en su intervención, más la alusión a las raíces cristianas y católicas de la tarea universitaria desde los tiempos iniciales de su aparición en tiempos medievales de Europa. Bien vale apuntar algunos párrafos de su discurso:
 
   “Para Cuenca, señores, se abre desde hoy, una gran era de progreso, un orden de cosas enteramente nuevo. Entregada a sí misma en el importante ramo de instrucción pública; teniendo en sus manos sus propios destinos universitarios, y libe de las ataduras que a veces detenían el vuelo de su genio, ya nada puede impedirle que llegue a la altura de las civilizaciones avanzadas”, decía en palabras iniciales de su intervención.
 
 
Local donde funcionó inicialmente la Universidad, junto a la plaza entonces llamada Juan Bautista Vázquez, hoy de Santo Domingo Edificio universitario en construcción en los años 20 del siglo pasado.
 
   “… Todo lo grande ha nacido bajo el pensamiento religioso y todo lo que aspira a ser duradero, tiene que desarrollarse al soplo de la inspiración cristiana. Nosoros, hombres de un día, si queremos dar a la Universidad de Cuenca un carácter de perpetuidad, que desafíe las vicisitudes del tiempo, procuremos forjarla en ese yunque que ha gastado todos los martillos: efifiquéosla sobre esa piedra sillar escogida y labrada por la mano de Jesucristo…”
 
   “Por eso es menester, Señores, que si la Universidad de Cuenca quiere vivir de la verdad, no se separe un punto de la doctrina católica; y por esto lo es también, que si por una arte es útil que haya emulación entr4e los colegios Seminario y Nacional, por otra jamás deb ser permitido que exista divergencia de opiniones, en todo lo que toca al dogma y a la moral…”
 
   “El porvenir, pues, de Cuenca, su rango, su influencia, su bienestar están librados al descubrimiento y desarrollo de las riquezas naturales que abundan en su suelo; riquezas ignoradas y que solo el ojo de la ciencia puede descubrirlas, explotarlas y ponerlas a nuestro alcance…”
 
   El flamante Rector universitario anunció la democratización de la educación universitaria, que debía estar a disposición, por gual de los pudientes y de os sectores populares de menguadas economías. “ para que nada faltase a la belleza de las formas de nuestra Universidad, solo sería de desear qe arrojara una mirada hacia la educación de nuestras claes obreras. Mucho se ha hecho y se hará todavía por la instrucción letrada pero ¿qué nos erecen las artes y los oficios de nuestro pueblo? ¿Acaso no es acreedor a que se le convide a sentarse en este gran banquete del esudio, del saber y de la educación? ¿No sería una gloria inmarcesible que a la Universidad de Cuenca le tocase la iniciativa de proclamar la igualdad entre el laboratorioo y el taller, entre las bellas artes y la literatura? ¿No sería un gran paso de progreso en la moralidad de las deas, colocar a igual altura la pluma de Solano y el cincel de Vélez?
 
   “Ojalá, Señores, en el frontis de nuestra Universidad se leyera esta inscripción: ¡Honor y gloria a todos los talentos, a todas las virtudes, a todos los merecimientos! Así comprendida la Universidad de Cuenca, será, Señores, el más grande bien que el Cielo nos pudiera enviar; iniciará una grande época de regeneración social y ejercerá una poderosa influencia en los destinos del Ecuador entero”.
 
   Después de Benigno Malo, treinta y un rectores ha tenido la Universidad de Cuenca en su trayectoria de un siglo y medio desde su fundación. El papel del centro de estudios superiores ha sido de trascendental influencia en el desarrollo de la cultura, las ciencias, la política, el arte, el pensamiento y la conducta de generaciones de jóvenes –de Cuenca y del país- que han pasado por sus aulas.
 
   En el año jubilar de los 150 años, la Universidad de Cuenca, presidida por el Rector Pablo Vanegas y la Vicerrectora Catalina León Pesantez, prevé eventos a través de los cuales el año 2017 será la oportunidad para promocionar las actividades del centro de estudios superiores no solo casa adentro, sino ante la ciudad, la sociedad y el país.
 
 
 Hoy, más mujeres que hombres
 
   La educación universitaria era preponderantemente masculina hasta mediados del siglo XX. El fenómeno cambió de rumbo gradualmente y en la actualidad en la Universidad de Cuenca la población estudiantil femenina es mayoritaria: de 15848 matrículas del período septiembre de 2016 a febrero de 2017, las 8548 son de mujeres y 7300 de varones.
 
   Las mujeres más que los hombres prefieren seguir carreras como las de Economía, Medicina, Jurisprudencia y Odontología. El cuadro siguiente permite apreciar la clasificación del alumnado universitario, por género, en cada una de las doce facultades del Plantel que conmemora sus 150 aniversario:
 

Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233