La revista Tres de Noviembre guarda selecta información de Cuenca del siglo XX, resume episodios destacados de la historia de la ciudad y testimonia la gestión de cada administración municipal. Desde que la ciudad fuera declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, su aparición es esporádica, pese a las facilidades que brinda la tecnología en contraste con los primitivos procesos editoriales del pasado
La edición Nro. 1 de El Tres de Noviembre: 22 de julio de 1917. |
La revista municipal El Tres de Noviembre nació en 1917, hace un siglo. Ha tenido una vida inestable, de lanzamientos y relanzamientos, anunciadores cada vez de una “Nueva Época”. En cien años han aparecido 172 números.
Entonces presidía el Concejo Municipal Octavio Díaz y el Vicepresidente era Daniel Córdova Toral. La lista de concejales encabezaba Andrés F. Córdova. Los nombres de éstos y de otros dignatarios municipales de ese año, desde hace mucho constan en la nomenclatura de las calles de Cuenca.
La edición Nro.1, bajo el título Nuestros Propósitos, decía: “Nosotros, con el honrado propósito de hacer todo el bien de que somos capaces, teniendo en cuenta los medios de que disponemos y el estado de cultura a que hemos llegado, hemos resuelto fundar esta hoja; en la que, al mismo tiempo que demos cuenta con rigurosa exactitud del movimiento de la Municipalidad cuencana, en orden a los distintos servicios que le están confiados, sirva también de poderoso estímulo a la actividad individual, para que ponga al servicio del bien colectivo, todas sus energías”.
De la primera a la sexta edición –del 22 de julio de 1917 al 6 de octubre de 1918-, bajo el gran titular EL TRES DE NOVIEMBRE, tenía el epígrafe Publicación semanal, órgano de los Intereses Municipales del Cantón. Desde la edición séptima, de 20 de noviembre de 1918, se elimina lo de semanal, que nunca lo fue. Las interrupciones han sido frecuentes, con largos períodos de continuidad, lograda por los directores Víctor Manuel Albornoz y Antonio Lloret Bastidas, los primeros cronistas Vitalicios de Cuenca.
La edición 1 publica un oficio del Presidente del Concejo al Ministro del Interior, que da una idea de la primitiva ciudad de hace un siglo: “…Las necesidades que deben satisfacerse de preferencia son las siguientes: la construcción de una plaza de mercado; la instalación del agua potable y canalización; la completa instalación de la Planta hidro-eléctrica; y, finalmente, el pago de una deuda de gratitud, no solo provincial sino nacional, levantando al héroe de la Batalla del Pichincha el monumento que se le acordó por Decreto Legislativo de 19 de Octubre de 1899”, decía, en referencia a Abdón Calderón.
La carta daba cuenta también de las obras municipales ejecutadas por la época: “… Se ha construido una parte del nuevo cementerio, se ha reparado completamente la Casa de Rastro, se ha instalado casi totalmente el alumbrado público y privado, construyendo las casas de Estación y Subestación, obra que poco más o menos importa de 260 a 300 mil sucres y se han reparado todos los puentes sobre el río Tomebamba”.
También: “El Concejo Municipal celoso siempre por el mejoramiento del obrero dictó una Ordenanza fundando el Instituto de Artes y Oficios Municipal y para que cuanto antes funcionara toma en arrendamiento a la Junta de Beneficencia Provincial una casa que se halla situada en la plaza Miguel León y que hasta hace quince o veinte años se destinó para Temperancia”. Este local, desde 1983, es la sede del Museo de Arte Moderno.
Aquel primer número de El Tres de Noviembre alude a la situación sanitaria de Cuenca: “La sanidad pública no existe absolutamente entre nosotros”, señala. Hay una polémica al respecto, con opositores a una Ordenanza de Sanidad, aduciendo que “basta el agua y el jabón para satisfacer las exigencias higiénicas y naturalmente creen que las rentas empleadas en dotar a los miembros de la Junta de Sanidad, en la que la mayoría es de médicos, se despilfarran miserablemente y sin provecho para el pueblo” (SIC).
Y casi linda en el humor que en vísperas de discutir este tema “había muerto víctima de la fiebre reinante uno de los más aprovechados estudiantes universitarios, el hijo del acreditado médico Sr. Dr. L.M.T. Exasperado el referido médico concejal (en respuesta a un concejal abogado que se oponía al proyecto), respondió: Talvez faltó al Dr. L.M.T un poco de agua y jabón para salvar al hijo querido”. Las iniciales de este profesional de la salud corresponden a Luis Martínez Tamariz.
Este es el último número editado por Antonio Lloret Bastidas. |
De 1967 a 1969 Rubén Astudillo publica los números 136 y 137 y luego, Eduardo Cevallos García, de 1980 a 1981, los tres siguientes, para un receso que va hasta 1984, cuando asume la dirección de la revista Antonio Lloret Bastidas a partir del número 141 en abril de ese año y va hasta el 164 en abril de 1997, el último editado bajo su dirección. El Alcalde Xavier Muñoz Chávez en sus dos administraciones (1984-1988 y 1992-1996), apoya la labor de Lloret Bastidas, quien logra una importante continuidad en la publicación. En junio de 1993, el Concejo le nominó Cronista Vitalicio de Cuenca. Murió en noviembre de 2000.
Víctor Manuel Albornoz y Antonio Lloret Bastidas, a su tiempo, son los directores que más empeño han puesto por la publicación, logrando que las ediciones bajo su responsabilidad sean material valioso de consulta sobre la vida municipal, sobre la historia, la gestión cultural y el progreso de Cuenca. En 1936 Albornoz asumió la publicación con el número 76 y el último que tuvo a su cargo, en 1966, fue el 135. Lloret empezó en 1984 con el número 141 y llegó hasta el 164, en 1997. A ellos se debe, fundamentalmente, el emblemático prestigio de esta publicación municipal.
Desde el número 144 se suprimió del título el artículo “EL”, reemplazándolo con el número “3”.
Ediciones en las que se anuncia nuevas temporadas o épocas. Al extremo derecho el último número que salió el octubre de 2015, editado por Rolando Tello