El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, da una conferencia sobre “El futuro del desarme multilateral” en un encuentro organizado por el Centro de Asuntos Globales, de la Universidad de Nueva York. Crédito: Rick Bajornas/UN Photo. |
NACIONES UNIDAS (IPS) - El secretario general saliente de la ONU, Ban Ki-moon, ha sido muy crítico con el proceso de decisión en el foro mundial, en especial de las potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad, así como de la cada vez más usada regla del consenso, en que un solo país bloquea a los otros 192 miembros.
También criticó que los estados miembro no se hubieran puesto de acuerdo para reformar el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y que su propuesta se viera frenada por la regla del consenso, incluso a veces por un solo país, dijo en su discurso de despedida, en la apertura de la sesión de la Asamblea General en septiembre.
Ban, quien deja el cargo que desempeñó durante 10 años el 31 de diciembre, se lamentó de “las medidas esenciales y de las buenas ideas frenadas” no solo en el Consejo de Seguridad, sino también en la Asamblea General y en el proceso de diseño presupuestal, entre otros ámbitos.
¿Es justo que un solo país tenga un poder tan desproporcionado y tenga de rehén al mundo frente a tantos asuntos importantes?”, planteó.
Pero no quiso mencionar a ninguno en particular, aunque ya había señalado a China y a Rusia, dos potencias con poder de veto, por bloquear resoluciones sobre Siria.
“El consenso no debería confundirse con la unanimidad”, observó, y urgió al presidente de la Asamblea General a explorar la posibilidad de crear un panel de alto nivel para buscar soluciones.
Al respecto, el embajador Anwarul Chowdhury, ex secretario general adjunto y alto representante de la ONU, comentó a IPS: “Puedo empatizar con las frustraciones de Ban”. Pero el intrincado proceso de decisiones ha sido motivo de preocupación desde hace tiempo en el foro mundial, apuntó.
“Además, debió mencionar que al secretario general también lo eligen unos pocos”, precisó. “Observé que cuando le conviene el responsable de la Secretaría no tiene reparos al intricado proceso de decisión”, acotó. Debió mencionar el tema hace tiempo y reiterarlo directamente a los países involucrados. La tiranía y la irracionalidad de la mayoría ha sido un punto de conflicto, pues las decisiones controvertidas quedaron en manos de una mayoría, que marginó a los “grandes actores”, arguyó.
“La tiranía y el unilateralismo de unos pocos grandes contribuyentes en el proceso de llegar a un consenso también son un gran motivo de preocupación”, precisó Chowdhury, expresidente del Comité Presupuestario, Financiero y Administrativo (1997-1998), que aprobó la primera reforma presupuestal del secretario general Kofi Annan (1996-2001).
Desde hace tiempo, se especula de que la regla del consenso se introdujo en la década de los años 70, cuando las potencias occidentales se dieron cuenta de que las naciones en desarrollo les ganaban en las votaciones, el Grupo de los 77 (G77) pasó a tener 132 miembros, convirtiéndose en la mayor coalición dentro del foro mundial.
La ONU se fundó sobre el principio de que un país equivale a un voto y donde la mayoría gobierna.
En su discurso en el Centro de Asuntos Globales, de la Universidad de Nueva York, en noviembre, Ban también arremetió contra la Conferencia de Desarme, con sede en Ginebra, por su incapacidad para fijar un programa o al menos una agenda de trabajo durante casi dos décadas.
“Es una situación totalmente inaceptable”, subrayó.
El embajador Hardeep Singh Puri, ex representante permanente de India en la ONU, subrayó en diálogo con IPS, que la responsabilidad del estancamiento en el proceso de decisión en el foro mundial recae sobre los estados miembro.
“A excepción del Consejo de Seguridad, que tiene una historia particular y sui generis de negociar, otros instrumentos se basan de forma invariable en la fórmula de un país, un voto”, precisó Puri, cuyo último libro “Perilous Interventions” (Peligrosas intervenciones) se concentra en el fallido papel que ha tenido ese órgano en conflictos como los de Libia y Siria.
Al respecto recordó que las delegaciones que se reunieron por ese asunto en San Francisco en 1945 se encontraron en una situación de “tómalo o déjalo”.
“El sistema funcionó durante varios años, pero se descalabró después de que se usara mal la resolución de 1973, en Libia, para promover un cambio de régimen, lo que no formaba parte de la historia de negociación de la resolución y, de hecho, se buscó específicamente excluir”, arguyó.
“El lío en Libia y la actual tragedia en Siria”, observó, requería la unanimidad del Consejo para el veto, y no que se empleara cuando existe la probabilidad de que se cometan atrocidades masivas, no debía ser así.
Siria constituye la denuncia más severa de la falta de efectividad de ese órgano para prevenir atrocidades masivas, después de las de Ruanda, en 1994, y de la de Srebrenica, en 1995.
Puri precisó que la norma del consenso no apuntaba a otra cosa que a lograr la participación de todos, pero degeneró en un requisito de unanimidad.
Pero el profesor de estudios políticos e internacionales Stephen Zunes, de la Universidad de San Francisco, recordó que no solo Rusia y China abusaron del veto, sino “que Estados Unidos también abusó de él (y amenazó con usarlo) para evitar acciones en el conflicto palestino-israelí, al igual que Francia en la ocupación de Marruecos del Sahara occidental”
De hecho, desde el punto de vista estrictamente legal, la intervención de la ONU era más necesaria en los últimos dos casos, pues eran territorios bajo una ocupación militar extranjera, en cambio en lo que respecta a Siria, por más trágico que sea en el plano humanitario, es principalmente un conflicto interno, observó Zunes, autor de “Tinderbox: US Middle East Policy and the Roots of Terrorism” (Polvorín: Política de Estados Unidos en Medio Oriente y las raíces del terrorismo).
Es necesario debatir y ponerse de acuerdo sobre un proceso de decisión equilibrado, observó Chowdhury, lo que requerirá de la inmediata atención y de la capacidad de liderazgo del nuevo secretario general, António Guterres, quien asumirá en enero.
Resta por ver si tendrá el valor moral de hacerlo porque, al igual que sus predecesores, él se beneficia del proceso de decisión unilateral de unos pocos.
“El nuevo secretario general debería tomar el toro por los cuernos y probar que su designación valió la pena”, opinó Chowdhury, quien introdujo la resolución 1325 en el Consejo de Seguridad, que subraya la necesidad de la participación equitativa de las mujeres, además de ex representante permanente de Bangladesh en la ONU (1996-2001).
Por último, Puri precisó que cada agencia y organismo de la ONU tiene un contexto y una historia diferente en materia de toma de decisiones.
Respecto de la Conferencia de Desarme, indicó que el estancamiento se debe a graves discrepancias políticas. El hecho de que siga existiendo sin avances es más un reflejo de las profundas diferencias que de su sede. Podría decirse que las mismas negociaciones realizadas en otro ámbito no lograrían mejores resultados, añadió.
Sería una buena idea, opinó, que el saliente secretario general dejara una nota a su sucesor para llamar su atención sobre algunos de estos complicados y controvertidos asuntos para que éste los convierta en prioridad de los estados miembro.
“Pero es poco probable que la realidad vaya a cambiar en un futuro inmediato”, acotó.
Traducido por Verónica Firme