María Augusta Muñoz representará al Presidente Rafael Correa en la provincia del Azuay en los últimos cinco meses del Gobierno de la Revolución Ciudadana: coinciden los inicios de la campaña electoral y los de su gestión
El 13 de diciembre de 1777 se posesionó el primer Gobernador del Azuay, Antonio Vallejo, nombrado por el Rey Carlos III de España. Y el 7 de diciembre de 2016 -casi exactamente 239 años después- el Presidente Rafael Correa nombró para el cargo a María Augusta Muñoz.
Antecedida por 227 varones en dirigir la dependencia del Gobierno, es la primera mujer en esta función: “Un privilegio que me ha concedido el Presidente al confiarme para que lo represente en una provincia donde hay tantas mujeres brillantes”, dice, pero afirma ser partidaria de la equidad y la justicia para todos, sin distinciones, y de la consolidación de los espacios ganados por las mujeres en todos los colectivos.
Desde que en 1979 el Ecuador retornó a la vida constitucional, ella es la trigésima quinta persona al frente de la Gobernación del Azuay. En los diez años de la administración del Presidente Correa, esta provincia ha tenido cinco Gobernadores: Oswaldo Larriva, Leonardo Berrezueta (por dos veces), Humberto Cordero, Cristóbal Lloret y, la actual, María Augusta Muñoz.
La flamante Gobernadora concedió una entrevista a este medio de comunicación.
¿Qué proyectos trae para ejercer la Gobernación?
No espero iniciar nada nuevo, sino continuar los proyectos y obras planificadas, poniendo esfuerzo en los temas de seguridad y articulación de la gestión con entidades del territorio.
¿Cómo encontró a la Gobernación?
Hay un grupo humano, un equipo que tiene gran compromiso de trabajo. Por el cambio de autoridades hay transición por la transferencia entre quienes salen e ingresan, pero veo que hay vinculación con la comunidad, con programas promovidos desde la gobernación para los barrios, gobiernos descentralizados, en lo rural.
Le toca ser Gobernadora poco tiempo, al final del gobierno. Hay mucho patriotismo al asumir esta responsabilidad?
Mi carrera de servicio no es reciente. En 1999 entré a trabajar en la municipalidad, por concurso de méritos, y pasé al gobierno en la Senplades, pero nunca estuve aferrada a una posición. Me gusta trabajar. Es una obligación para el sustento, pero soy una trabajadora. En el desempeño de esta nueva función lo que haré es sumar un nuevo ámbito de experiencia, ante nuevas perspectivas, para seguir trabajando.
¿Y qué vendrá después de la Gobernación?
Lo que haré es seguir sirviendo a mi país, a través del trabajo en el que disfrute y me guste. No hago las cosas mecánicamente, pues trato siempre de aportar ideas, participar y ser actora en lo que se haga en el espacio que me corresponda. La Gobernación no es una plataforma para catapultar a una persona, ni es ese el rol de la institución.
Gobernadora en un período electoral. ¿Cómo resolverá la independencia ante las candidaturas?
Hay que diferenciar el rol institucional propio de la Gobernación. Estoy clara de que debo ceñirme a lo que dice la ley, manteniendo el rol de servicio a la ciudadanía. Pero no se nos quita el derecho a ser ciudadanos. Cuando no esté en función oficial tendré el derecho de participar en ciertas actividades de acompañamiento a mis candidatos afines. En 2008 me sentí convocada con la propuesta política de Alianza País y me afilié a sus filas. Es el primero y único partido al que me he afiliado.
¿Un desdoblamiento entre lo personal y lo político?
Yo no voy a salir desde la Gobernación a para hacer proselitismo, pero no puedo perder el derecho de participar en los espacios privados y sentirme convocada por la lista de mi preferencia, sin usar recursos de la Gobernación, para actuar como persona. No habrá interferencia ni conflicto entre mi inclinación política y mi responsabilidad pública.
¿Lo que más valora del Gobierno de Correa? ¿Encuentra alguna o algunas fallas?
El principal logro del Gobierno de la Revolución Ciudadana es haber hecho que los ecuatorianos recuperáramos la autoestima y valor de la gente. Ahora somos ciudadanos distintos que ya no podemos aceptar imposiciones, o que se nos confisque los bienes, como en el pasado. Se nos ha hecho concientes de que somos sujetos de derechos y estamos seguros de que lo principal de la gestión se ha materializado a través de inversión, la política de servicio público, la legislación, para avanzar como sociedad y país.
Mi experiencia en la Senplades me permite conocer resultados tangibles, como la inversión histórica de más de 2.600 millones de dólares en obras en la provincia del Azuay , más la consolidación de la protección social por ciclos de vida, la actualización en temas de educación básica, media y transformaciones en la superior, la soberanía energética, la vialidad, la protección de derechos del migrante, creando condiciones para el retorno a la patria. Siempre será posible mejorar, no creemos que todo está perfecto. Lo que se viene será erradicar la pobreza, ampliar el acceso a los servicios públicos, a su universalización. Todo se puede mejorar, es mucho lo logrado, pero siempre faltarán cosas por hacer…
¿Qué cosas?
Hay que poner énfasis en lo rural. Se avanzó en lo urbano con sistemas de planificación para todos los niveles del gobierno. Mejorar la política pública en lo económico: fortalecer las cadenas de producción y comercialización, que el agricultor tenga sustento sin necesidad de hacer actividades complementarias para mejorar su ingreso.
¿Cómo será su relación con la Alcaldía y la Prefectura?
Si todo se hace en el marco del respeto y la dignidad, podemos vincularnos con todos los sectores del territorio. En la primera semana de gestión ya se coordinó con autoridades del cantón para afrontar el incendio en el Cajas. No veo inconveniente coordinar con todos los niveles de gobierno. En Senplades articulamos con todos los gobiernos de Azuay, Cañar y Morona, 34 cantones y 233 gobiernos autónomos descentralizados, de distintas tendencias.
Con la prefectura, si hay necesidad de coordinar y generar líneas de diálogo para solventar necesidades colectivas, lo haremos. Pero somos de tendencias distintas. El modelo que nosotros planteamos tiene una línea más progresista, por lo que hay temas que no compartimos, tenemos diferencias…
¿La línea del Prefecto no es progresista?
Creo que no, es mi opinión, nada más. Nosotros tenemos mucho compromiso de trabajo, la voluntad férrea de no retroceder en lo logrado y a eso se dedicarán los mayores esfuerzos, aunque los cinco meses apenas sean tiempo para consolidarnos en el puesto. Lo que no nos falta son voluntad y ganas de hacerlo.
¿Algo sobre el Tranvía?
El gobierno ha cumplido los compromisos desde el inicio del proyecto, con los estudios por el Instituto Nacional de Preinversión , luego se apoyó en el tema de financiamiento. Ahora reitero ese compromiso de apoyar hasta que concluya y entre en operación la obra.
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La señora, casa adentro… María Augusta Muñoz, de 43 años, es arquitecta, graduada por la Universidad de Cuenca en 1999. Ha realizado estudios de Planificación y Transporte, con un masterado en la Universidad de Monterrey. “Soy la mayor de tres hermanas, hija de una familia cuencana sencilla, de clase media, con un hijo único que estudia el tercer año de la Facultad de Medicina: no quiso ser arquitecto, como yo”, dice la esposa, cuyo cónyuge, Paúl Martínez Mosquera, es ingeniero eléctrico. Ella diseñó y construyó su casa y la experiencia fue novedosa, frente al peor cliente de su profesión, exigente, el propio esposo, confiesa alternando con humor el diálogo periodístico.
Le agrada la música, aunque no toca ningún instrumento, pero disfruta de las guitarreadas en planos familiares y de amigos. El cantante favorito es Joaquín Sabina. También le agrade leer obras de literatura, cuando se da tiempo saliendo al campo, en la propiedad de Tarqui, donde disfruta de hacer caminatas.
Otra afición suya son los perros, los más fieles amigos, por lo que en su casa ocupan un sitio muy familiar dos ejemplares, el uno gigante y el otro pequeño, las mascotas queridas.
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