La Casa restaurada Jesús Arriaga se inaugura al conmemorar los 18 años de la declaratoria de Cuenca como Patrimonio Mundial de la Humanidad el 1 de diciembre de 1999.

El décimo octavo aniversario de la declaratoria patrimonial de la UNESCO es motivo de celebración ya tradicional en Cuenca, pero también ocasión para apreciar lo bien o mal que se ha hecho en beneficio o daño de la ciudad.

  Los escombros que dejó al paso el huracanado Proyecto Tranvía, van cediendo a una nueva imagen del centro histórico de la capital azuaya. La arquitectura de viejas casas cargadas de historia y de tiempo resplandece profusamente frente a las calles de adoquín de piedra que marca la fisonomía del área patrimonial de la ciudad.

   Las fotografías son la mejor manera de presentar la imagen de los bienes patrimoniales que embellecen el rostro de Cuenca. Las palabras sobran frente a su elocuente ilustración.

   Pero sí son necesarias, junto a las fotografías, las palabras para reclamar por la negligencia que permite la destrucción de casas patrimoniales que van perdiéndose para siempre con el bagaje de historias y vidas con las que el pasado las seguía habitando.

Interior de una casa patrimonial restaurada por la Municipalidad en la calle Bolívar, donde funcionan oficinas de salud.

   En 2009 el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural inventarió una casa –calle Juan José Flores y Lizardo García-, que entonces tenía el 89% de conservación. Ese mismo año los propietarios la quitaron las tejas para que empezara a destruirse. En 2012 una Comisaría Municipal del Centro Histórico impuso a los dueños 240 dólares de multa y la orden de “conservación y rehabilitación arquitectónica”: ni pagaron la multa ni restauraron la casa. 

   La revista AVANCE hizo seguimiento del tema: a inicios de 2017 pidió a la Dirección de Áreas Históricas y Patrimoniales un informe sobre el trámite sancionatorio. La respuesta fue que por haberse destruido esta edificación que constituye un bien patrimonial, bajo la ficha de inventario No. BI-01-1-02-000-000001A, pidió a la Sindicatura Municipal “presente la correspondiente denuncia a la Fiscalía, con sustento en el COIP, en el artículo relativo a daños en el patrimonio cultural del Estado…”

   En forma reiterada se pidió en Sindicatura información sobre el trámite. Debieron pasar diez meses para que la denuncia fuera a la Fiscalía el 21 de noviembre reciente y ocho años desde la infracción. Es curioso que en el formulario respectivo, a sabiendas del nombre del dueño del inmueble, y pese a que en los trámites municipales consta como “propietario”, le apunta el documento como “Testigo No Identificado”. ¿Un testigo puede ser no identificado? De darse una multa u orden de prisión, debería ser contra el “Testigo no Identificado”. Esto concuerda con el informe sobre el caso de una arquitecta de la Dirección de Áreas Históricas, que decía que “ha tratado de contactar a la propietaria de la edificación…, sin embargo esto no ha sido posible”, pese a que en la guía telefónica están su nombre, dirección y  teléfonos. 

   Constan también en esta sección fotos de una casa patrimonial de la Avenida Loja en estado ruinoso y la famosa Calle Santa Ana –la más antigua de Cuenca- obstruida por un “bien patrimonial” que absurda e increíblemente le cierra el paso. ¿Será más antiguo que la calle Santa Ana…? 

Un callejón casi sin salida: la calle Santa Ana.

 

Casa patrimonial en ruinas en la Avenida Loja, vía histórica de acceso a Cuenca desde el sur.

 

Inventariada en 2009 por el Instituto de Patrimonio Cultural, esta casa resplandece en trágica belleza de arquitectura irrecuperable. 

Abajo, fotos que muestran el proceso de destrucción.

 

 

La voz autorizada de un profesional

   Gustavo Lloret Orellana, arquitecto con larga experiencia en restauración patrimonial –importantes obras a la vista-, critica la falta de un plan de manejo del centro histórico; un proyecto de la arquitecta Dora Arízaga, antes del año 2000, quedó abandonado.

    La Comisión Municipal del Centro Histórico, integrado por dos concejales y representantes del área histórica de la Facultad de Filosofía, de las facultades de Arquitectura, de las juntas parroquiales y de la ciudadanía, no emite políticas con las que debería protegerse el área patrimonial.

   Casas municipales restauradas en el centro histórico “han quedado bonito”, pero es de dudar si se aplicaron criterios técnicos de restauración, al ser ejecutadas por administración directa, sin concurso entre técnicos en la materia. Lloret cita los inmuebles de la calle Bolívar frente al templo  El Cenáculo, la Casa Jesús Arriaga, en la avenida Loja, o la Casa de la Lira, en la calle Condamine, donde se habrían invertido recursos que pudieron abaratarse.

   También considera que la Comisión del Centro Histórico debió oportuna y responsablemente impedir “la tragedia” del Proyecto Tranvía que vino a afectar el núcleo principal del área patrimonial de Cuenca. Y tiene dudas sobre si la Plaza San Francisco, una vez remodelada, no  volverán a tomarse los comerciantes a cuya presión ceden las autoridades clientelares.

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