¿Está, hoy día, verdaderamente, la gran nación del norte en el camino de su decadencia? Europa, por su parte, se tambalea. China adelanta, con sus logros colosales y sus problemas internos… La India va creciendo, como los árboles, sin hacer ruido ¿Y adentro, en nuestra casa, qué ocurre?
Tiempos revueltos… Dentro y fuera de nuestra gran región. Veamos, primero, lo de fuera. Estados Unidos es, al momento, una incógnita y una gran inquietud. ¿Por qué pegó allí un populismo tan elemental como el de Trump? (Comparado con este candidato, -- un gigante, en una tierra de gigantes -- el italiano Berlusconi sería nada más que un sujeto de talla normal.) ¿Está, hoy día, verdaderamente, la gran nación del norte en el camino de su decadencia? Difícil de diagnosticar… Los procesos, de esta clase, suelen ser imprecisos, largos y lentos. ¿Y qué efectos puede tener -- uno y otro fenómeno -- para los latinoamericanos? Esperemos a ver… Europa, por su parte, se tambalea: crisis económicas, guerras en sus vecindades, inmigración irregular, incertidumbres culturales, neonacionalismos, beligerancia de Rusia… China adelanta; con sus logros colosales y sus similares problemas internos… Y se las arregla, a pesar de los segundos, -- con astucia y habilidad-- para seguir poniendo sus bazas en Asia, África y el sur del río Grande. La India va creciendo, como los árboles; sin hacer ruido. ¿Y adentro, en nuestra casa, qué ocurre? Mirémoslo ahora.
Los países que van bien. La Argentina se endereza. Le está costando, pero va. Salió de una pesadilla social… Y Macri recibió una herencia casi terrorífica. Los grandes problemas -- educación, seguridad, infraestructura; dicen los expertos -- sólo podrán resolverse a mediano plazo: entre unos quince y veinte años… (Con agudeza periodística, Jorge Lanata ya había dicho, anteriormente, más o menos lo mismo…) En el mejor de los casos, entonces, Macri pondrá las bases de la recuperación; nada más… Y parece que, estar a contracorriente, es el destino gaucho. (Esta nación quiere ser normal, cuando algunas de las grandes de Occidente -- Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Brasil… -- están perdiendo la cabeza… / James Neilson.) Y, quizás, -- si logra consolidarse -- podría dejar atrás los populismos involutivos.
Colombia inicia, por fin, una paz esperanzadora. Y sigue realizando el milagro de crecer y mejorar, en medio de las luchas y el desasosiego; y al cabo de una muy larga historia de enfrentamientos internos. ¿Hay -- en las tierras cafeteras -- una fortaleza nacional a prueba de todos los infortunios? Como nos dijo, alguna vez, un antioqueño: Los colombianos hemos aprendido a manejarnos en la adversidad… ¿Un carácter, duro y probado, que puede llegar, -- en sus propias palabras -- hasta su misma y típica verraquera? (Tozudez, encaprichamiento.) ¿O hay, más bien, en el fondo, flexibilidad, habilidad y optimismo? (Parece, a propósito, que el alto del fuego se logró con una discreta, larga y magnífica operación diplomática…) ¿O, en definitiva, se dará, talvez, una mezcla de las dos condiciones? Complicadito… Qué sea lo que sea o lo que haya sido… La yapa norteña: En otra ocasión, nos dijo un caldense: Con la inteligencia del español, la astucia del indio y la alegría del negro; así, se hizo Colombia… / Quiso decir: Un robusto mestizaje. ¡Correcto!
Sigamos con los favorecidos. Chile: Está, al momento, un poco mal. Ciertas metas imprecisas; la clase política medio desprestigiada… Alguna corrupción; que, por ventaja, se reconoce y se sanciona. Un desestabilizador movimiento estudiantil; al que le resta, todavía, la insensatez y el espíritu pugnaz y utópico del comunismo sigloventino… Aquejados, entonces; un tanto inseguros; pero -- es muy probable -- que los chilenos vayan en la dirección adecuada. (Lo paradójico: Estamos algo mal, pero vamos bastante bien…) Al Perú, se le ha aplicado, recientemente, una metáfora hípica: el mejor jinete (Kuczynski) sólo pudo ganar con la diferencia de una nariz… (La suerte en la vida: de los hombres y de las naciones…) Punto positivo: Keiko Fujimori no apeló -- como podía hacerlo -- al regateo de los resultados electorales. El País del Sur, pues, por de pronto, avanza. Bolivia puede entrar, también, en este grupo; aunque allí, todo tiene un color de hormiga. De palabra, el país se expresa entre las abstracciones marxistoides del vicepresidente García Linera y las ideas, a veces disparatadas, del Presidente Morales. En la práctica, en cambio, éste último dirige el gobierno y la economía de manera más bien intuitiva, personal y firme… Y-- como dicen los arrieros -- la carga se va acomodando sobre la marcha…
Los que van mal. México: Aproblemado, casi en su totalidad. Narcos, violencia, corrupción de la grandísima, tráfico de inmigrantes… La economía, sin embargo, anda bastante bien. (Unos considerables capitales suyos empiezan a invertirse nada menos que en los Estados Unidos. La emigración mexicana, a este país, disminuye…) Cuba: ¿Quién puede saber, realmente, lo que quieren los viejos guerrilleros? Ni en las bolas de cristal, se puede adivinar el futuro de La Isla. Por de pronto, hay inmovilidad. Y la gente sigue yéndose, a como dé lugar; vota con los pies… ¿Se terminará el asunto cuando -- como algunos dicen -- actué la inexorable ley biológica? Es decir, cuando La Parca se lleve a los Castro. Talvez, ni con eso… Dicen que Raúl tiene la sucesión bien dispuesta y atada. Y que Fidel -- como presencia y mito -- es casi inmortal. (Tiene, por los menos, tres dobles, que lo pueden reemplazar -- en el sentido teatral -- muy satisfactoriamente.) Por ahora, pues, Siboney está detrás de una primera cortina de humo; una segunda, de la neblina costera; y, una tercera, de la retórica usual y ritual. Nicaragua: Entre un proyecto canalero macondiano; la ideologización más barata; la pobreza; las mentiras, la corrupción y las vergüenzas familiares de los mandamases; y, para peor, hoy, empieza la dictadura desembozada y absoluta…
Brasil: Merece un párrafo aparte. Aquí, al presente, todo es desorden, deshonor, errores… ¿Cómo pudo este gran país extraviarse en los vericuetos de la economía? ¿Y en los de la política? ¿Cómo -- una nación que siempre tuvo buenas formas diplomáticas y geopolíticas -- pudo desviarse; cuando parecía estar ya en las puertas del muy predicho éxito? ¿Por qué no asumió su rol de potencia emergente? ¿Por qué no lideró la integración latinoamericana? ¿Por qué dejó que demagogos -- como los Castro y los Chávez -- tuvieran la voz cantante de la región? Bueno, los analistas y las personas informadas sí saben la razón: La ideología izquierdosa cegó a los líderes brasileños. Ellos creyeron, malamente, en toda aquella lata del progresismo, del igualitarismo, del antiimperialismo… (Atención: No en el buen progreso de su lema nacional; no en la igualdad factible y pragmática; no en la auténtica y austera soberanía…) En definitiva, no pudieron tirar fuera el lastre de los viejos socialismos radicales. Y un plus terrible: toleraron la destructiva corrupción… Y así les fue… Y, en este punto, ¿qué? ¿A ponerse, otra vez, hoy, a esperar el futuro? ¿El futuro de los espejismos usuales y repetidos? O, de otro modo, -- hablando futboleramente-- : ¿A resignarse a los duros y sorprendentes maracanazos?
Últimas líneas. El infierno venezolano -- hablar de un macondo o un manicomio ya es usar eufemismos -- está muy comentado… Es una triste y permanente cantilena. Pero, realmente, nada se decide. Y cada día que pase, la situación será peor. Se verá, ahora, qué puede hacer el Papa Francisco. ¿Panamá seguirá bien? ¿Costa Rica podrá vigorizar su marcha, que se ha vuelto un tanto vacilante? ¿Haití -- con sus insuperables condiciones africanas -- seguirá siendo una sociedad sin esperanza? ¿Paraguay seguirá prosperando, a las buenas o malas de Dios? Y, así, más o menos, con los otros países… En todo caso, América Latina se reordena. Siempre se cambia…Y los cambios grandes -- que suelen producirse de tiempo en tiempo -- están, hoy día, a la vista de quien los quiera ver.
Al Perú, se le ha aplicado, recientemente, una metáfora hípica: el mejor jinete (Kuczynski) sólo pudo ganar con la diferencia de una nariz… (La suerte en la vida: de los hombres y de las naciones…) Punto positivo: Keiko Fujimori no apeló -- como podía hacerlo -- al regateo de los resultados electorales. El País del Sur, pues, por de pronto, avanza. Bolivia puede entrar, también, en este grupo; aunque allí, todo tiene un color de hormiga. De palabra, el país se expresa entre las abstracciones marxistoides del vicepresidente García Linera y las ideas, a veces disparatadas, del Presidente Morales. |