EE.UU. tendrá que definir, luego de dos debates, sus preferencias que tienen gran importancia por el rol que cumple ese país en el mundo, mientras Ecuador aguarda otras definiciones para escoger a gente valiosa que plantee postulados claros y programas realizables a corto y largo plazo
 
La última semana del mes de septiembre empezaron las tareas electorales y definitorias dentro del panorama estadounidense con las postulaciones para la presidencia de la señora Hillary Clinton, por las fuerzas democráticas del país, y el millonario Donald Trump. Y, al mismo tiempo las postulaciones ecuatorianas para la presidencia del Ecuador.
 
   Los enfrentamientos de los dos candidatos norteamericanos frente a la audiencia mundial, despertaron en sus electores sus impresiones y preferencias entre las dos candidaturas. La primera, con una retórica firme y decidida, que la revela como una mujer valiente que aglutina las fuerzas democráticas, mientras su oponente aparece como postulado por las fuerzas conservadoras de su país.
 
 El debate de la última semana de septiembre, posiblemente atraería las simpatías o rechazos de los electores del gran país.
 
   Y, entre nosotros, el develamiento del candidato de la centroizquierda ecuatoriana, general Paco Moncayo frente al conservador Guillermo Lasso, que han modificado el tablero electoral y aguardan todavía que se completen las postulaciones de las demás fuerzas no bien definidas con otras opciones presidenciales. 
 
Creemos que Estados Unidos tendrá que definir, luego de dos debates más, sus preferencias que tienen gran importancia por el rol que cumple ese país en el mundo. Mientras que el Ecuador aguarda otras definiciones y la necesidad de postular a gente valiosa que plantee postulados claros y programas realizables a corto y largo plazo.
 
   Consideramos que ambas circunstancias y sus postulados aclararán mejor el ambiente norteamericano para decidir qué fuerza política tome a cargo la tarea inmensa de administrar a los Estados Unidos de Norte América y, en nuestro caso la circunstancia de que todavía surjan nuevos postulados, especialmente del centro izquierda, de los sectores indígenas y de los partidos de izquierda. 
 
   El Ecuador requiere de gobernantes equilibrados que retomen ese empeño por solucionar los problemas económicos bastante preocupantes y gente que esté decidida a trabajar positivamente al margen de las discusiones desgastantes.
 

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