Una jornada de pesca con barbasco hace alrededor de un siglo en el río Tomebamba. |
por: Rolando Tello Espinoza
Los jóvenes –y aún muchos ya no jóvenes- de estas alturas del siglo XXI ni sospechan de ciertos episodios importantes en la vida de sus mayores que bien vale evocarlos en esta temporada novembrina de celebraciones por la Independencia de Cuenca
El agua ha impregnado de belleza y vida el paisaje y el destino de Cuenca, ciudad a la que llamaron Santa Ana de las Aguas los primeros españoles que llegaron a ella en los años 30 del siglo XVI.
Los cuatro ríos que la atraviesan han sido fuente de inspiración poética, de esplendor de los campos, de explotación minera, guías de expansión urbana, y también alojaron a silenciosos, antiguos y casi olvidados habitantes de su cauce: los peces.