Cuenca hace esfuerzos para recuperar la antigua festividad tradicional, como un motivo para promocionar el turismo y para difundir las manifestaciones de la cultura popular
Cuenca se ha vestido de Carnaval al iniciar febrero. La tradicional celebración ha recobrado impulso en los últimos años, con la intervención de la Fundación Municipal de Turismo, para rescatar manifestaciones populares de la cultura que estaban en proceso de empobrecimiento o desaparición.
El Carnaval Cuencano es una de las mejores oportunidades del calendario de fiestas populares para atraer el turismo nacional y del exterior. Desfiles, mascaradas, humor, son ingredientes que se asocian a una culinaria característica de la temporada, cuyos platos son delicias para propios y extraños: el mote pata, el chancho horneado, los cuyes, la chicha, los dulces de los más variados sabores, se complementan con el juego que viene de siglos: echarse agua entre amigos y vecinos y también embadurnarse de polvos, tiznes y perfumes.
Este año “ha caído temprano” el Carnaval, según la expresión del habla cotidiana de los cuencanos: del domingo 7 al martes 9 de febrero es el gran festejo esperado durante todo el resto del año para disfrutar de días de esparcimiento, alegría y para echar al agua el estrés de las fatigas cotidianas.
La fiesta pagana termina con el recogimiento espiritual del Miércoles de Ceniza, cuando las multitudes acuden a los templos católicos para dejarse manchar la frente con una cruz de ceniza simbólica de la transitoriedad de la vida y la condición humanas, surgidas del polvo y que volverán al polvo.
La Fundación Municipal de Turismo, dirigida por Tania Sarmiento, ha coordinado una amplia programación para aprovechar de la mejor manera los tres días del festejo lleno de alegría, colorido y de sabrosuras, a fin de que los cuencanos y los turistas disfruten de esta exclusiva y exquisita celebración exclusiva celebración.
El Carnaval de 2016, si bien dentro de una situación crítica en cuanto a las condiciones económicas del país, se presenta como la ocasión para reactivar las finanzas con la promoción turística que permite mejorar la ocupación de los hoteles, los restaurantes y también para promocionar la cultura local, presentando a los visitantes lo que son las tradiciones y las diversas manifestaciones de lo propio, en esta temporada que, como dice la canción popular, “todo el mundo se levanta/a gozar del Carnaval”.