La muerte de Fidel Castro causa lágrimas de dolor o aplausos de alegría entre los cubanos de Cuba y los cubanos  disidentes en Estados Unidos: son las reacciones ante un personaje revolucionario que hace más de medio siglo cambió el destino de su país 
 
Fidel Castro Ruz murió de muerte natural el 25 de noviembre de 2016, de 90 años cumplidos en agosto. Líder de la revolución cubana que tomó el poder el 1 de enero de 1959, fue admirado o aborrecido, como acontece a los personajes que, de siglo en siglo, cambian el curso de la historia de sus pueblos.
 
 
   Castro se convirtió en un símbolo para la juventud de América en los años 60 del siglo pasado y su imagen irradiaba sentimientos de heroísmo en la lucha contra el poder hegemónico de los Estados Unidos que, pese al embargo económico contra la Isla, no pudo dar marcha atrás a la revolución que se hizo socialista.
 
Las cenizas del héroe revolucionario expuestas en la Plaza de la Revolución de La Habana, en postrer homenaje nacional, antes del funeral del 4 de diciembre en Santiago de Cuba, su tierra natal.
 
   La desaparición del que acaso es el último de los hombres históricos americanos con presencia universal, ha provocado reacciones de dolor hasta las lágrimas en sectores sociales de Cuba, pero también congratulaciones de los disidentes que abandonaron su país para refugiarse en Miami, ciudad estadounidense próxima. Éstos han recibido la noticia de la muerte del Comandante Fidel como una esperanza para que Cuba cambie la dirección socialista por la que ha seguido en medio siglo.
 
    Castro acompañado de los revolucionarios que lo seguían desde santiago de Cuba hasta La Habana, derrotó por las armas al dictador Fulgencio Batista en 1959 y a partir de entonces estuvo en la mira del gobierno de los Estados Unidos, cuyas empresas instaladas en Cuba fueron expropiadas. Por decenas de veces escapó de atentados para asesinarlo o de intentos de envenenarlo.
 
   En 2006 empezó a declinar el estado físico de Castro, abatido por quebrantos de salud que le llevaron a los quirófanos, hasta que en 2008 decidió poner fin a su carrera política y de gobernante, encargándole el poder a su hermano Raúl. No obstante su alejamiento del poder, su influencia estaba en las decisiones de su sucesor e inclusive los encuentros de líderes de países del mundo que visitaban Cuba ponían más énfasis en Fidel que en su hermano Raúl.
 
El rostro de la juventud (arriba) y el rostro de la ancianidad (abajo), siempre con la barba inconfundible de toda la vida.
   La muerte de Fidel Castro sorprendió al mundo la noche del 25 de noviembre pasado y líderes de la política mundial, de las iglesias y de los países del mundo, han comentado de variadas formas el suceso: El Presidente Obama de los Estados Unidos dijo que “la historia juzgará el impacto de Fidel en el Mundo”. En cambio el mandatario recién electo de ese país lo califico de “dictador brutal”.
 
El Presidente ruso Vladimir Putin consideró que Castro es el símbolo de toda una época de la historia contemporánea. El Presidente de Francia, Francois Hollande, expresó admiración por el personaje y la esperanza de que se levante definitivamente el embargo económico a Cuba. El Papa Francisco ha ofrecido oraciones en homenaje al líder.
 
   En América Latina, el líder de las FARC Rodrigo Londoño, alias Timochenko, dijo que su memoria merece gloria eterna, calificándolo como uno de los grandes del mundo. El Presidente ecuatoriano Rafael Correa expresó admiración por el legado histórico de Fidel Castro; dijo que el mundo llora a un gigante y reprochó “las palabras de un ignorante”, en alusión al comentario del presidente electo Donald Trump de los Estados Unidos. El Presidente Santos, de Colombia, lamentó la muerte de Castro, señalando que fue un puntal para que las FARC depusieran las armas para dar la paz a su país. Los presidentes Maduro, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, expresaron admiración por el personaje fallecido.
 
   El Gobierno de Cuba decretó nueve días de duelo nacional por la muerte de Castro, cuyos restos cremados al otro día fueron objeto de homenajes oficiales y del pueblo cubano, en la Plaza de la Revolución, en el corazón de La Habana, sitio en el que Fidel Castro pronunció sus discursos largos ante multitudes, desde que asumió el mando del país con el triunfo de la revolución.
   Los funerales, en Santiago de Cuba, ciudad nativa de Fidel Castro, el 4 de diciembre, simbolizan el término de una etapa de la historia de Cuba y el anuncio de una nueva, que se irá perfilando conforme la imagen del líder revolucionario vaya proyectándose en la historia.

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