Para quienes viven en Quito, una capital con gran desarrollo urbanístico, al igual que en Guayaquil y Cuenca, la necesidad de viviendas dignas es clamorosa, pues exigen infraestructuras seguras, servicios eficientes y un nivel digno de habitabilidad
Del 17 al 20 de octubre pasado, se realizó en Quito, en los predios de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la Cumbre del Habitat III, organizada por las Naciones Unidas, cuyo tema central fue La Vivienda y el Desarrollo Sostenible.
La agenda preparada abarcó múltiples mesas redondas, conferencias, películas, que recogen los diseños y formatos apropiados, conferencias y foros, que atrajeron la asistencia de 45.000 delegados de los 193 países miembros de la ONU.
Entre los temas discutidos fue de gran interés el denominado Hábitat Alternativo, aplicable en realidades como las nuestras, y la meta reiterada lograr ciudades, grandes o pequeñas “más sostenibles” y justas, que alberguen a la actual y elevada población urbana y que ofrezcan en las propuestas la justa demanda con sus programas modernos y ajustables a las distintas realidades, y alberguen adecuadamente al creciente tamaño de pobladores en las mejores condiciones. Y que, a la vez, afronten con respuestas idóneas a las demandas apropiadas a los habitantes del planeta. Respuesta que supone servicios básicos eficientes, un estilo de viviendas que han simplificado los diseños arquitectónicos, un eficiente servicio de agua, luz y de comunicación acorde con la modernización que se demanda y la organización de los servicios imprescindibles.
Para quienes vivimos en un país como el Ecuador, con al menos cinco ciudades con gran desarrollo urbanístico e inquietante demanda poblacional de viviendas y las propuestas innumerables expuestas, el evento afrontó uno de los problemas inquietantes de nuestra realidad como la actual demanda de sus pobladores, como el crecimiento desmedido de la población urbana, por la migración rural y hasta regional. Gente que ha preferido dejar el sector rural, aportar al desenvolvimiento y desarrollo positivo de los modernos planes, que han preferido vivir en el Ecuador, y que representan una alta demanda de viviendas dignas, con infraestructuras seguras, eficientes y un nivel digno de habitabilidad.
Para quienes habitamos en Quito, una capital con gran desarrollo urbanístico, al igual que Guayaquil y Cuenca, la necesidad de viviendas dignas es clamorosa, pues exigen infraestructuras seguras, servicios eficientes y un nivel digno de habitabilidad. Planteamientos que fueron respondidos por los expertos. La teoría de la “ciudad sostenible”, es decir, una renovada agenda urbana constituyó el eje central de las propuestas.
Hay que reconocer en esta parte, la importante e inteligente gestión efectuada por nuestro Embajador en Naciones Unidas, Horacio Sevilla, funcionario serio y positivo, que con la exitosa realización de este evento, dio realce a nuestro país y demostró agilidad y efectividad en la organización.