Por Eliécer Cárdenas
En realidad los supuestos beneficiarios no se sienten favorecidos, quizá salvo los jóvenes que buscan un primer empleo y que con este cuerpo legal podrán acceder a éste con las salvedades y limitaciones del caso. El resto está destinado a convertirse en “letra muerta”… |
La aprobación por parte de la Asamblea Nacional de la Ley de Promoción del Trabajo Juvenil, Regulación Excepcional de la Jornada de Trabajo, Cesantía y Seguro de Desempleo, está destinada, a pesar de su largo y pomposo título, a servir de poco en materia de seguridad laboral. Este proyecto fue concebido como es usual en la presente administración, desde las oficinas jurídicas del Ejecutivo, devenido en el verdadero y confeso autor de la legislación nacional, dejando la formalidad de su discusión y aprobación a la Asamblea Nacional, o más bien a la mayoría que la rige. Unas reformas no pedidas, ni siquiera sentidas como necesarias, en realidad los supuestos beneficiarios no se sienten favorecidos, quizá salvo los jóvenes que buscan un primer empleo y que con este cuerpo legal podrán acceder a éste con las salvedades y limitaciones del caso. El resto está destinado a convertirse en “letra muerta” o poco menos. Por ejemplo, para que un desempleado se vea favorecido con el seguro de desempleo deberá aguardar cuatro meses para que, tras los trámites y las calificaciones de rigor, le llegue el seguro mensual, pero entretanto cabe suponer que el flamante desempleado no se quedará con los brazos cruzados y buscará pronto, de inmediato, otro trabajo, so pena de morir de inanición, si es que realmente es un ciudadano o ciudadana que vive de su empleo. En cuanto a la dadivosa reforma que incrementa a casi un año la denominada licencia por maternidad y paternidad, esta reforma parecería destinada a madres y padres de neonatos con una situación económica tan boyante que les permita acogerse a esta licencia, que es sin sueldo, para |
dedicarse “a tiempo completo” a la crianza o co-crianza del bebé fruto de sus amores. Como se ve, una reforma con sabor de ganar simpatías del público en proximidad de elecciones. Ninguna madre o padre que viva de su salario pedirá tamaña licencia que le negaría una remuneración por tanto tiempo, a pesar de que se le reserva el puesto de trabajo donde tampoco se la pone fácil al empleador, que tiene que contratar el remplazo por el período de la licencia lactante o co-lactante. En cuanto a la reducción a seis horas de la jornada laboral, y la consiguiente rebaja proporcional del salario, es una reforma que virtualmente no ha sacado ni un solitario aplauso, ya que los empleadores argumentan que esto no les favorece, puesto que para acogerse a la reducción de la jornada de sus trabajadores, debe hallarse en situación de cuasi quiebra, es decir, tan desesperada que quizá sea mejor cerrar el taller, la fábrica, el almacén, antes que embarcarse en los engorrosos trámites burocráticos para el certificado de hallarse en situación tal de rebajar la jornada laboral, y con ello bajar los sueldos de sus trabajadores. Éstos, por su parte, refunfuñan y rezongan con solo la mención de ver rebajada su jornada a seis horas y la merma proporcional de sus ingresos, cuando en el mercado libre oferta y la demanda nada, absolutamente nada baja, ni siquiera los impuestos de los que tan apurado anda el régimen, y por lo tanto sería una hazaña digna de fakir hindú sobrevivir el mes con un salario básico resumido. En resumidas cuentas unas reformas no solicitadas y poco aplicables en el sentido de los magníficos objetivos que rezan en su título. |