El 15 de mayo se cumplieron 160 años del natalicio de José Peralta, en el caserío Chaupiyunga, entonces perteneciente a Gualleturo, provincia del Cañar. Fue ideólogo de la Revolución Liberal, de la que este 5 de junio se cumplen 120 años

La ocasión es propicia para evocar la vida y la obra del personaje que desde su humilde origen –fue hijo del cura de la parroquia- se encumbró entre las lumbreras del pensamiento y el accionar político de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, cuyas proyecciones aún guardan vigencia.
 
   Las profundas convicciones religiosas de su juventud fueron desvaneciéndose al percatarse, gracias a la investigación, el estudio y la constatación de la realidad, los graves vicios de la religión católica de entonces. “…Tan absurda era la doctrina que recibíamos en esos colegios, que después –cuando he podido adquirir conocimientos en las ciencias modernas- se ha apoderado de mi alma verdadera indignación contra los maestros traidores que, por obedecer una consigna criminal, malgastaron mis mejores años en extraviarme la mente y atrofiarme el cerebro con una enseñanza propia de la edad media”.
 
  Poco antes de morir, en el testamento, declaró ser creyente en Dios, sin profesar religión alguna, con la explicación de los grandes daños que la iglesia católica habría provocado a la sociedad humana. Liberal en lo religioso, fue también liberal en lo político y en su vida actuó con lealtad a sus convicciones, en altas responsabilidades del Estado, o a través de obras de interés social, literario y político. Sus estudios más que en la academia, los realizó por sus iniciativas, en tiempos en los cuales cualquier posición contraria a los intereses consagrados a defender la propiedad, la explotación y la dependencia extranjera, era motivo de persecución: “A hurtadillas realicé mis primeras lecturas revolucionarias: leí a Voltaire, Rousseau, Diderot y Montesquieu, filósofos modernos que devoré a escondidas, como si cometiese un crimen, y cuyos libros me fueron facilitados por el doctor José Hernández de Córdova, hombre ilustrado y progresista, que me exigía secreto absoluto acerca del gran beneficio que yo recibí de él”.-
 
   También escribiría: “la doctrina clerical consagra el fanatismo, glorifica el patíbulo y prescribe la hoguera para defender sus dogmas absurdos y terrenales intereses. La colectividad conservadora es la encarnación de esa doctrina de impiedad, de ese sistema de terror y exterminio inexorables; y se muestra, por lo mismo, fríamente cruel, con la impasibilidad de la cuchilla del verdugo, con la intransigencia de toda la doctrina revelada por la divinidad con el inflexible rigor y violencia ciega de todo sistema de tiranía que se ve amenazado en su existencia. La terquedad y barbarie del conservadorismo ecuatoriano han sido funesta herencia del despotismo colonial…”
 
   La Fundación Masónica Luis Vargas Torres –Peralta fue un masón que alcanzó los más altos grados- le rinde homenaje al inaugurar este 5 de junio el Museo José Peralta, en su sede ubicada en las calles Euclides y Plutarco, en la periferia del norte de la ciudad de Cuenca. 
 
   El Presidente de la Fundación, Felipe Albornoz Peña, facilitó algunas de las muestra del museo, que se exhiben en estas páginas.
 
 
 
 
Portada de Eloy Alfaro y sus Victimarios, publicada hacia 1930 por Editorial Olimpo, de Buenos Aires.
 
 
 
La máquina de escribir que utilizó el personaje, aunque gran parte de su obra original fue manuscrita.
 
 
 
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1- Apuntes sobre Etica y Moral
 
2- Una de las obras más notables del político, maestro y pensador ecuatoriano, quien fue Rector de la Universidad de Cuenca.
 
3- Sobre en el que se guardan los tres testamentos que dejó Peralta.
 
4- Invitación para los funerales de José Peralta.
 
5- Carta enviada por Eloy Alfaro a José Peralta

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