La biblioteca del literato e historiador Antonio Lloret Bastidas, donada a la Municipalidad, se trasladará de la Casa de las Posadas a una sección de la Escuela Central. Su hijo Eugenio presentó una biografía del distinguido personaje
Biografía de Cuenca, en dos volúmenes, de Antonio Lloret Bastidas, fue entregada al público por la Municipalidad, publicación que constituye un tesoro histórico elaborado por quien fuera Cronista Vitalicio de Cuenca, fallecido en 2000.
El acto de presentación de la Biografía fue el 29 de abril en el auditorio de la Escuela Central, para cerrar con broche de oro el programa de festividades conmemorativas del mes de la fundación de la ciudad.
En el mismo acto, Eugenio Lloret Orellana, hijo de personaje ilustre, presentó un estudio biográfico de su padre, con el título Antonio Lloret, más que un escritor. Es también un aporte para conocer facetas de la trayectoria cultural y humana de Lloret Bastidas, uno de los historiadores más importantes de Cuenca en el siglo XX, autor de obras literarias de los más variados géneros.
El acto fue oportunidad para que la Directora Municipal de Cultura, Eliana Bojorque, en nombre del Alcalde Marcelo Cabrera, anunciara oficialmente la decisión de que la biblioteca de seis mil volúmenes de Antonio Lloret, donada a la Municipalidad, pasara a funcionar en una de las secciones de la Escuela Central, bien arquitectónico recientemente restaurado. Hasta ahora esta biblioteca permanecía en la Casa de las Posadas.
En el programa de presentación de las obras de Antonio Lloret y su hijo Eugenio, participaron los prologuistas Marco y Rolando Tello Espinoza, así como Eugenio y Patricio Lloret, hijos del fallecido Cronista Vitalicio, quienes agradecieron a la Municipalidad por el auspicio para editar la Biografía de Cuenca, que recopila investigaciones de hechos y personajes de la historia de la ciudad, publicadas por entregas diarias en las páginas de diario El Mercurio, en 1957, con motivo del sesquicentenario de Fundación.
Las investigaciones históricas de Lloret Bastidas han permitido recuperar del olvido hechos y vidas que contribuyeron a enriquecer la cultura de Cuenca y han servido para evitar que se pedieran para siempre testimonios importantes que son eslabones que permitieron a Cuenca los reconocimientos nacionales y universales que le han sido adjudicados, como el de Patrimonio Cultural de la Humanidad.