Un medio de comunicación independiente, entrañablemente ligado a la ciudad de Cuenca, el sueño cumplido de su fundador hace sesenta años, ahora es propiedad del diario público El Telégrafo

Los primeros pasos: a la izquierda el sitio donde funcionaron los talleres donde  el periódico se inició como diario y, contiguo, el edificio construido en sitio adyacente, en la calle Hermano Miguel, antes de levantar la planta actual, en la avenida Loja.

El 12 de abril de 1955 salió a luz el número uno del bisemanario cuencano El Tiempo, que16 años después se transformaría en el diario que acaba de pasar a propiedad del periódico público El Telégrafo.

   La trayectoria de este medio es parte de la historia del periodismo cuencano y nacional. Lo fundó Humberto Toral León, cuya trayectoria también tiene singular interés periodístico: nacido en 1909, en 1924 fue uno de los tipógrafos fundadores del diario El Mercurio con los hermanos Sarmiento Abad, que lo mantuvieron hasta 1925, cuando fue a propiedad de Nicanor Merchán Bermeo, con quien Toral León siguió vinculado hasta 1953.

   Entonces, con la experiencia en el trabajo y la administración editorial, se separa de El Mercurio y adquiere una pequeña imprenta, que la llama Alpha, en sociedad con su hermano Daniel, Rosendo Contreras y Julio Vinueza, de quienes a poco se independiza y bautiza a su imprenta con el nombre de El Tiempo, con la visión proyectada hacia un nuevo periódico para Cuenca, que sale con ese nombre el 12 de abril de 1955, desde un pequeño taller arrendado en la calle Bolívar, frente al templo de San Alfonso.

   Fue un semanario de los días jueves y domingo, hasta el 9 de noviembre de 1956, desde cuando aparece tres veces por semana: los martes, jueves y domingo. La precaria imprenta, así como el escaso personal, dificultan mantener la frecuencia de tres veces por semana y a poco vuelve a circular como bisemanario.

   Las miras de Humberto Toral están siempre hacia delante y el 12 de abril de 1971 convierte al semanario, que cuenta con amplia acogida en la ciudad, en un diario vespertino, que alcanza éxito: Saúl T. Mora, Antonio Lloret Bastidas, Hugo Ordóñez Espinoza, Manuel Neira Carrión, entusiastas comunicadores, ya con años de experiencia, colaboran con el diario y con ellos, jóvenes del periodismo, Marco y Rolando Tello Espinoza, a quienes se sumarían después Eliécer Cárdenas, Eugenio Lloret, Galo Vázquez y otros que vendrían luego. La impresión del diario, ahora en una prensa plana Heidelberg, se la hacía en un galpón en la calle Hermano Miguel, entre la Bolívar y Gran Colombia.

   La siguiente meta del fundador de El Tiempo sería construir un edificio propio, que lo levanta en un terreno adyacente en la misma calle Hermano Miguel, inaugurándolo a finales de la década de los años 70 junto con modernos equipamientos: una prensa rotativa Harris y la computación introducida por primera vez en un medio de comunicación de Cuenca.

   El camino ascendente prosigue incontenible y el 12 de abril de 1996 el vespertino El Tiempo inaugura su moderna planta editorial en la avenida Loja, distante del centro de la ciudad, donde el 14 de marzo de 1997 da otro paso, al cambiar el antiguo formato tabloide a un tamaño Standard, con el que el 10 de enero de 2005 empieza a circular como diario matutino.

   El primitivo semanario de 1955, con su trayectoria de sesenta años de persistente trabajo y modernización, una empresa familiar de Humberto Toral León y sus ocho hijos herederos, ahora es de propiedad pública, parte del diario El Telégrafo, administrado y dirigido bajo la responsabilidad del Gobierno. Un millón y medio de dólares ha costado la transacción, cuya mitad ha sido cancelada y la otra mitad lo será en 2016. La venta corresponde a la razón social.

   Humberto Toral falleció el 31 de agosto de 1998 y desde entonces ha dirigido el diario su hijo, René Toral Calle, pero todo un equipo de hermanos –Marcelo, Iván, Fernando- ha cumplido responsabilidades administrativas a las que en años siguientes se sumaron nietos del fundador. A quien correspondió afrontar la más sacrificada de las etapas, junto a su padre, desde la época del bisemanario hasta al menos los primeros 15 años del diario, fue a Marcelo Toral Calle, que se las oficiaba de armador y prensista, experto en la operación de la vieja prensa impresora al fin del proceso que iba desde la Redacción, por las linotipos, los chivaletes, los clisés de plomo y la tituladora manual con letras metálicas móviles.

 

Documento del Registro Mercantil, que testifica la adquisicion del medio por parte de El Telégrafo

 

   La familia Toral Calle ha enajenado la mejor herencia de su padre, el periódico independiente querido por Cuenca, que en adelante será un diario dirigido, orientado y administrado por el poder público. Fue una empresa privada y sus propietarios tienen legítimo derecho para la decisión.

 

 

 

 

 

 

 

Pagina web de El Telégrafo, publica la compra del diario El Tiempo como estrategia de ventas

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