Aruna Dutt
NACIONES UNIDAS (IPS) - En su gira por África, donde la homosexualidad es ilegal en 34 de sus 54 países y está penada con la muerte en dos de ellos, el presidente de Estados Unidos habló contra la discriminación.
“Cuando empiezas a tratar a las personas de manera diferente, no porque le hagan algún tipo de daño a alguien, sino porque son diferentes, ese es el camino por el que las libertades comienzan a erosionarse, y suceden cosas malas”, declaró Obama en Nairobi, en una conferencia de prensa junto con el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, el 25 de julio.
“El Estado no debe discriminar a las personas por su orientación sexual”, añadió. Kenia y Etiopía penan las relaciones sexuales entre las personas del mismo sexo hasta con 14 y 15 años de prisión, respectivamente. Mauritania, Sudán y partes de Somalia y Nigeria aplican la pena capital a las personas homosexuales.
Según una encuesta sobre la aceptación de la homosexualidad realizada en 2013 por el estadounidense Centro de Investigación Pew, de los cinco países africanos investigados, sólo Sudáfrica consigue una aceptación de dos dígitos, con 32 por ciento.
Aunque Sudáfrica es el único país africano que legalizó el matrimonio homosexual y permite la adopción conjunta de las parejas del mismo sexo, no obstante, la población LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales) padece, como sucede en el resto de África, estigmatización y violencia homofóbica. Las mujeres lesbianas, especialmente, sufren violaciones con el fin de “corregir” su sexualidad.
Tras los últimos comentarios de Obama el 25 de julio, el presidente Kenyatta declaró que en Kenia es “muy difícil imponer” los derechos de los homosexuales porque la cultura es distinta a la de Estados Unidos, y la sociedad keniana no los acepta, lo cual hace que sea un “tema inexistente” para el gobierno. |
No hay consenso entre los representantes del colectivo LGBTI kenianos sobre si Obama ayudará o perjudicará a su causa, señaló la directora de la Comisión Internacional de Derechos Humanos de Gays y Lesbianas, Jessica Stern. “La diferencia de opiniones indica la fuerza y la diversidad del movimiento LGBTI de Kenia, pero no hay duda de que este es un potencial campo minado, y en última instancia, aquellos que podrían salir más lastimados son los kenianos”, expresó a IPS.
Algunos sostienen que declaraciones que hizo Obama en 2013 sobre los derechos humanos de la diversidad sexual en Kenia fueron contraproducentes, e incluso reforzaron la homofobia de la población keniana y su rechazo de la colectividad LGBTI.
Tras los últimos comentarios de Obama el 25 de julio, el presidente Kenyatta declaró que en Kenia es “muy difícil imponer” los derechos de los homosexuales porque la cultura es distinta a la de Estados Unidos, y la sociedad keniana no los acepta, lo cual hace que sea un “tema inexistente” para el gobierno.
“Hubo un intento deliberado de mostrar a la homosexualidad como si fuera una importación occidental, que no lo es”, aseguró el asesor de la Organización de las Naciones Unidas sobre derechos humanos, orientación sexual e identidad de género, Charles Radcliffe. “Las únicas importaciones occidentales en este contexto son las leyes homofóbicas utilizadas para castigar y silenciar a las personas homosexuales”, añadió, en referencia a las normas adoptadas mayormente por el colonialismo británico en el siglo XIX.
Al hablar sobre los abusos contra los derechos de la población LGBTI, Obama está “imponiendo valores humanos, no occidentales”, subrayó Radcliffe. “Es posible respetar la tradición, y al mismo tiempo insistir en que todo el mundo -las personas homosexuales incluidas- merece ser protegido de los prejuicios, la violencia, el castigo injusto y la discriminación”.
Para Radcliffe, Obama y otros gobernantes deben hablar al respecto, ya que eso “abrirá los ojos de la gente a la existencia de los homosexuales kenianos y a la legitimidad de su pretensión de respeto y reconocimiento”, quien aconsejó a las personas que sigan la línea de los representantes de la comunidad LGBTI local, que son los mejor ubicados para asesorar sobre cuáles intervenciones serán de ayuda y cuáles corren el riesgo de complicar las cosas.
“Muchas veces los activistas LGBTI están demasiado aislados en sus propios países. Necesitan el apoyo de compañeros activistas de derechos humanos, activistas de los derechos de las mujeres y otros que luchan por la justicia social… No se puede alentar el cambio permaneciendo en silencio”, afirmó Radcliffe.
Según Stern, los activistas LGBTI de Kenia “han estado librando su propia lucha heroica por años, pero los extremistas aprovecharon esta oportunidad para socavar su credibilidad como kenianos. Todos los kenianos, homosexuales y heterosexuales, pierden cuando se produce este tipo de manipulación mediática”.