El Presidente de la República, en reciente visita a Cuenca, habló de la conveniencia de reubicar los recintos militares incorporados al urbanismo, hacia zonas periféricas. Luego, la iniciativa la amplió a otras ciudades del país.
La propuesta concuerda con los procesos de modernización en los que se empeña el gobierno en diversos órdenes de la administración y la vida de los ecuatorianos. Es saludable situarse en la realidad contemporánea y, reconociendo el respeto al que tienen derecho las instituciones de las Fuerzas Armadas, incorporarlas a esos procesos modernizadores, lo que no significa restarles derechos o patrimonios, sino hacerles partícipes de los nuevos tiempos, de paz constructiva, que caracterizan a la realidad ecuatoriana del presente. Los cuarteles e instalaciones militares ocuparon los actuales sitios cuando éstos eran áreas suburbanas y ahora deben mudarse a espacios más apropiados, cómodos y seguros, para dejar lugar a equipamientos urbanos y sociales de mayor provecho.
La propuesta presidencial, aparte de responder a una necesidad y conveniencia, proyecta la nueva visión con la que se enfocan temas que involucran profundos cambios en la forma de pensar, de vivir y trabajar por un Ecuador que marcha con sensatez hacia el futuro. No se puede esperar sino una respuesta comprensiva y patriótica de los militares ecuatorianos.