El turismo es un reto de la ciudad Patrimonio de la Humanidad, pero muchos empresarios no se convencen de su aptitud para impulsar esta actividad. Así opina Lía Lamamy, profesora de hotelería en una universidad de Argentina y en la de Cuenca
La primera noticia que tuvo sobre Cuenca fue en Mallorca, España, cuando hace seis años asistía a un congreso de turismo y conoció a un cuencano que le habló de esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Entonces se interesó por visitarla y aprovechando de un viaje a Guayaquil por razones de trabajo, desde hace dos años está en contacto con empresarios turísticos de Cuenca. Los viajes esporádicos han ido transformándose en residencia, hasta asumir una cátedra en la Escuela de Hotelería. Ella es también Decana de la Facultad de Hotelería de la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina, que tiene 80 mil alumnos en todo el país.
Lía admira el potencial turístico de Cuenca, digno de añadirse al de Quito, Guayaquil y Galápagos, destinos de los planes tradicionales de visita al Ecuador. “Cuenca tiene su posicionamiento y el turismo va en crecimiento. Al atractivo encantador de lo colonial y el paisaje, se suman aptitudes como el tamaño de la ciudad que es posible recorrerla a pie, el clima, los ríos y la calidez de la gente”, opina.
¿Qué falta para desarrollar con fuerza el turismo? Considera que los involucrados deben convencerse de esta potencialidad turística y asumir retos para transformar los estándares tradicionales por los tecnológicos. No conviene manejar las empresas con criterios familiares; invertir en recursos humanos no es un gasto sino una necesidad de la competitividad contemporánea.
También es necesario impulsar estrategias de mercadeo a través de redes de internet, pues el gran mundo del turismo se mueve por estos sistemas y las tarjetas de crédito van descartando cada vez más al dinero en efectivo, por comodidad y seguridad.
Ella aprecia que el turismo fluye a Cuenca en temporadas específicas, pero es preciso impulsarlo en forma permanente para que la ocupación hotelera no se reduzca a días festivos o circunstancias especiales, sino sea constante todo el año.
El papel de la Universidad es importante, formando profesionales que asuman responsabilidades en el turismo. La Escuela de Hotelería, con pocos años de creación, es una respuesta a las necesidades aparecidas en el sector y está obligada a cumplir en lo académico el desafío de entregar especialistas capaces de asumir el papel que les corresponde, para aprovechar el destino turístico de la ciudad, dice la experta argentina.